MÉXICO, D.F, 17 de agosto (apro).- Parafraseando a Carlos Monsiváis, a
los obispos de la Iglesia Católica mexicana les está sucediendo algo
que nunca previeron: o no entienden lo que está pasando o ya pasó lo que
habían entendido. Hace dos décadas era inimaginable en un país de
fuerte tradición católica que existiera una discusión como la que se dio
en estos días en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para avalar
la constitucionalidad de las parejas del mismo sexo, de sus derechos
similares a los del contrato matrimonial y de la posibilidad de adoptar
hijos.
Ante la contundente derrota jurídica –ayer nueve de los 11
ministros respaldaron la constitucionalidad de la adopción por parte de
matrimonios lésbicos o gays--, la reacción de los obispos fue furibunda.
No defienden sus creencias, sino exhiben sus prejuicios. No muestran
caridad alguna, sino una homofobia cerril. No argumentan, simplemente
acusan sin prueba alguna. No tratan de convencer, sino de intimidar con
un infierno que sólo existe en su mala conciencia.
Las palabras del cardenal Juan Sandoval Iñiguez lo retratan de cuerpo entero: “Los ministros de la Corte fueron maiceados
por Marcelo Ebrard para avalar la adopción de menores por parte de
matrimonios del mismo sexo”. Es decir, para él debatir sobre la
constitucionalidad de los derechos de parejas gays o lésbicas no es una
discusión jurídica, sino un acto de corrupción, que le ha valido un
emplazamiento por parte de las autoridades del Distrito Federal y una
censura de los ministros de la Suprema Corte.
“No sé si a alguno de ustedes les gustaría que lo adoptaran
un par de lesbianas o un par de maricones. Creo que no”, abundó con
tono apocalíptico. ¿Acaso ignora el señor Sandoval que la mayoría de las
personas con orientación homosexual, lésbica, bisexual o transgénero se
formaron en hogares heterosexuales? ¿Será que su examigo Marcial
Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo se dedicó a abusar menores
y a tener prácticas homosexuales o bisexuales porque fue adoptado por
un par “de maricones” como le gusta decir con toda la carga de
discriminación? Aquí no hay argumentos; simplemente la exhibición de una
gran ignorancia que se encubre en una pobreza de lenguaje extrema.
Pero la imaginación de don Sandoval Iñiguez es ilimitada:
“No es natural, claro que no. Imagínate a la pobre criatura que esté
allí: ¿a quién le dice papá y a quién le dice mamá? Cuando los vea en
sus prácticas, pues él también se va a pervertir, va a seguir ese
camino”. Supone el cardenal de Jalisco que todos los niños son vouyeristas.
¿Qué habrá sucedido con las personas gays o lesbianas? ¿Será que se
escondían en un clóset y no entendieron cuáles son las “prácticas
naturales”?
Para hacerle segunda, el vocero de la Arquidiócesis de
México, Hugo Valdemar fue un poco más astuto. Su homofobia se disfrazó
con una comparación al crimen organizado, como si ambos formaran parte
de peligrosos cárteles de la inmoralidad.
“El (Marcelo Ebrard) y su gobierno han creado leyes
destructivas de la familia, que hacen un daño peor que el narcotráfico.
Marcelo Ebrard y su partido, el PRD, se han empeñado en destruirnos”,
afirmó Valdemar.
El vocero del cardenal Norberto Rivera, quien por ahora ha
guardado silencio público, hizo la siguiente reflexión frente al debate
de los ministros:
“La Suprema Corte está para hacer justicia y tal parece que no
cumplió con su labor, porque debió haber prevalecido el bien superior
del niño, que tiene derecho a tener un padre y una madre, y no el
supuesto derecho de estas parejas de poder adoptar”.
Justamente fue la preocupación por el bienestar de los
infantes lo que motivó a varios ministros a tener una posición muy
distinta a los prejuicios de quienes, por cierto, administran orfanatos y
nadie los ha acusado de “antinaturales”.
La ministra Margarita Luna Ramos lo dijo con contundencia:
“El problema de la adopción no es un problema de género, sino de
personas idóneas para la integración de los menores”. Incluso, la
ministra advirtió sobre los posibles fenómenos de discriminación en las
escuelas, pero fue más optimista que apocalíptica:
“Puede haber cierto rechazo para alguno de los niños, no lo
podemos dejar de reconocer, pero estos son fenómenos de transición que
tienen que darse dentro de nuestra sociedad y son precisamente producto
de su misma evolución, y toda evolución tiene un comienzo que se da por
lo regular a través de una ley que reconozca una realidad”.
Esta es la realidad que no quieren admitir los jerarcas
católicos: sectores crecientes de la sociedad han cambiado de una manera
contraria al dogmatismo de El Vaticano en materia sexual. Cada vez hay
mayor aceptación y apoyo a aquellas familias formadas sólo por la madre o
por el padre, y existen parejas del mismo sexo que funcionan igual o
mejor que los modelos heterosexuales. Su preocupación no es la
orientación sexual, sino el reconocimiento de sus derechos civiles.
Al día siguiente de la votación de la Suprema Corte, la
Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado para respaldar a
Sandoval Iñiguez y al vocero de Norberto Rivera. Para el organismo que
aglutina a los más de 100 obispos mexicanos, existe “intolerancia” ante
las opiniones de los ministros católicos.
Los obispos ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el
propio. ¿Avala la CEM las afirmaciones de Sandoval? ¿Realmente creen que
expandir los derechos civiles en el Distrito Federal es más peligroso
que el narcotráfico? ¿Cuántas fosas comunes morales se requieren para
mandar al infierno a quienes no piensan como ellos?
La jerarquía está enferma de odio. Y ese es el principal
problema frente a un debate jurídico y moral como el que se ha generado.
Nadie discute el derecho de los creyentes católicos a estar en contra
de las parejas del mismo sexo y su posibilidad de adopción. Lo que se
discute es que ellos no tienen ni la autoridad civil ni la credibilidad
social para imponer sus criterios y su uniformidad moral a todos hombres
y mujeres que viven de forma diversa, por minoritarios que sean.
fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/82466
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/82466
No hay comentarios:
Publicar un comentario