Sigue el rechazo de diversas organizaciones a la aprobación del Convenio
Internacional para la Protección de Obtenciones de Vegetales. Senadores
de oposición presentarán recurso ante el Tribunal Constitucional para
evitar su promulgación. En tanto, Cristián Sauvageot, de Chile Sin
Transgénicos dijo que con esta norma la semilla de quínoa es propiedad
de Erick Von Baer, padre de la vocera de Gobierno, hasta 2016.
Continúa la controversia por la aprobación del Convenio Internacional
para la Protección de Obtenciones de Vegetales, UPOV 91, ratificado la
semana pasada en el Senado.
La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones
Vegetales (UPOV) es una organización que, aunque integrada por gobiernos
de todo el mundo, ha sido propiciada por empresas transnacionales
semilleras, como la estadounidense Monsanto, que controla más del 90 por
ciento del mercado de la semilla transgénica.
Según sus detractores, dicho convenio impedirá a los campesinos
guardar sus semillas, comprándolas anualmente, y extenderá el tiempo de
vigencia de los derechos y garantías de las transnacionales que vendan
semillas híbridas y transgénicas en el país.
Esta protección se refiere al pago de una suerte de patente, llamado
“derecho de obtentor”, por la compra de semilla campesina registrada por
las multinacionales semilleras luego de ser manipulada genéticamente.
En el programa Semáforo de Radio Universidad de Chile, Cristián
Sauvageot, de Chile Sin Transgénicos, explicó que aún debe discutirse en
el Congreso la ley de obtentores vegetales vinculada al convenio, que
tal como está perjudicará la agricultura familiar campesina y a las
etnias.
“Lo que nosotros planteamos al Congreso es que se discuta primero la
ley y se informe adecuadamente, porque de lo contrario vamos a tener una
ley que va a ser 100 por ciento acorde con el tratado recientemente
aprobado, y eso es 100 por ciento en favor de las empresas que empiezan a
monopolizar a la semilla por esta vía y en desmedro de los campesinos
pequeños y los indígenas, porque se van privatizando las propiedades de
las semillas, después se le hacen modificaciones, luego empieza una
situación en la cual, lo que hoy es propiedad de todos, poco a poco
comienza a ser propiedad de unos pocos”, explicó el experto.
Según el tratado, para que una semilla pueda ser registrada debe ser
nueva, distinta, homogénea y estable. Para que se considere nueva,
advirtió Sauvageot, basta sólo con que no se haya comercializado durante
un año.
Con el listado de variedades agrícolas protegidas al 31 de marzo de
2011, sin la ratificación del convenio, el representante de Chile sin
Transgénicos denunció, por ejemplo, que de las más de 700 semillas
inscritas la quínoa es propiedad de Erick Von Baer, padre de la ministra
Secretaria General de Gobierno, hasta 2016. “Semillas Baer” además
tiene casi una veintena de variedades registradas, entre las que se
cuentan tipos de avena, cebada y una gran variedad en trigo.
El empresario agrícola subrayó que el polémico convenio se está
ratificando porque es parte de las obligaciones de los tratados de libre
comercio que Chile ha suscrito, pero dicha obligación no está
considerando otros tratados que protegen los derechos de los
agricultores.
Sauvageot recalcó la necesidad de que la nueva legislación genere un equilibrio para obtentores y agricultores.
Por su parte, un grupo de senadores opositores al gobierno recurrirá
al Tribunal Constitucional para impedir la promulgación de la
ratificación de este convenio.
El senador PPD Jaime Quintana, explicó la justificación de esta
medida, señalando “el Convenio 169 tiene rango constitucional y esta
norma que se acaba de aprobar es un tratado que Chile ratifica tiene un
rango legal. Con esa diferencia y supremacía de una norma sobre otra hay
que mirar lo que dice el Convenio 169, y cuando se van pasar a llevar
derechos o se van a intervenir prácticas, en este caso del mundo
campesino particularmente indígena, deben ser consultadas las
comunidades, que es lo que no se hizo en este caso, más bien se votó sin
escuchar a genuinos representantes del mundo campesino tanto indígena
como no indígena”.
El parlamentario recalcó que este convenio no tenía la obligación de
ser ratificado y que sólo lo fue por la presión de grandes consorcios
económicos que quieren que Chile produzca alimentos transgénicos y ese
es un debate mucho más de fondo.
Fuente, vìa :
http://radio.uchile.cl/noticias/115114/
http://radio.uchile.cl/noticias/115114/
No es posible que el destino de nuestra agricul-
ResponderEliminartura este en manos de unos pocos o sea de los mas
poderosos,las semillas siempre han sido de los
agricultores y asi debe seguir siendo.Cada agricultor decide que sembrar y a quien vender su produccion,"MONSANTO"no es Chile y no puede decidir por nuestros agricultores SR. presidente y
señores parlamentarios ponganse loa pantalones de
una vez no le tengan miedo a MONSANTO.