Tras la intolerable agresión empezamos a leer el habitual carrusel de declaraciones insultantes. Las primeras por parte de Felip Puig, conseller de Interior de la Generalitat: “(...) La Policía tuvo que usar la fuerza consecuencia de una actuación de violencia activa de los que no hacían caso (…) En momentos de altercados hasta los policías pueden sentirse atacados [en respuesta a pregunta sobre periodistas agredidos] (…) Seguro que la Policía ha calibrado bien y ha actuado como debía (…) Había un riesgo de seguridad ciudadana (...) Lamento que se hayan visto afectadas personas inocentes, pero se daba la situación para que se actuase con contundencia (…) Unos 350 mossos han actuado, todos con gran diligencia (…) Ha habido agresiones con piedras o palos. La Policía ha respondido con disparos con pelotas de goma, disparos de proyectil (…) Se han retirado los objetos que pueden suponer un riesgo para la celebración de mañana, se ha conseguido el objetivo (…) Hay 37 mossos que han sufrido lesiones de diversa consideración (…) El objetivo no era evacuar la Plaza Cataluña, sí limpiar ante una hipotética celebración de la Champions (…)”.
Es decir que, en definitiva, se “limpió” la plaza para que los hinchas del Barça puedan ir a ensuciarla tranquilamente. Se desaloja a quienes intentan trabajar por una democracia real en la calle y contra los recortes sociales para que puedan venir aquellos que se desahogan con el deporte, si es que gana su equipo. El coro que leemos en muchos medios a las palabras de Felip Puig siempre incluye una justificación a la violencia policial: “(...) los agentes han recibido botellazos y al final también piedras mientras se retiraban de la plaza (…)” (La Vanguardia, TVE, La Razón, etc.). “(...) Del total de heridos, 37 son Mossos d’Esquadra (…). De 300 policías que dicen los medios que intervinieron. ¿Cómo creérselo, si van acorazados? ¿Dónde están las imágenes que muestren violencia contra la policía? ¿Dónde los vídeos?
La desobediencia civil fue una forma de protesta basada en la negación a la obediencia de determinadas leyes que eran consideradas injustas o ilegítimas. Esta modalidad de lucha no violenta tenía el fin de demostrar públicamente la injusticia de las leyes coloniales británicas. Hoy, salvando distancias temporales y físicas, urge que en este país de imposiciones -tan poco dado a las consultas populares- llamemos a una nueva forma de presión que ha de sumarse a la ocupación masiva de plazas y a la resistencia no violenta: la desobediencia civil.
Vìa :
http://www.laboratoriodenoticias.es/spip.php?article233
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