Probablemente, en la cumbre de la pedagogía, como
ciencia, es decir como teoría y práctica a través de la experiencia
histórica, quien escaló hasta allá a esfuerzos de su propio aprendizaje,
sus conocimientos en el filosofar kantiano y su voluntad
democratizadora, lo sea el alemán, cuyo nombre traducido al español es
Juan Enrique Pestalozzi, coordinador de un grupo que se dedicó, ahora sí
que en cuerpo y pensamiento (los creyentes dicen en cuerpo y alma), a
educar a la niñez, postulada ésta como semilla a la que se debe sembrar
en las mejores condiciones pedagógicas. El más logrado ensayo biográfico
de la vida y obra de este parteaguas de la educación es el que escribió
el gran neokantiano Pablo Natorp, Pestalozzi, su vida y sus ideas
(editada por Labor, en traducción de Luis Sánchez Sarto).
Puntualiza Natorp: “Pestalozzi sabía que el
conocimiento crea el método y el objeto, en este caso el camino hacia el
proceso de educar, formar… Es indiscutible que (Pestalozzi) tiene, en
efecto (con su pensamiento) el carácter de una filosofía y, en realidad,
de una filosofía de la política en sentido supremo: de la colectividad
(del pueblo) como educación y de la educación como colectividad”. Nace
en 1746 y muere en 1827. Publica folletos y estudios, empezando por su
labor para establecer una escuela para los niños pobres. Su convocatoria
Levántate Pueblo, sus dos obras-personajes Leonardo y
Gertrudis son el comienzo de la sistematización de sus experiencias para
la enseñanza y formación de la niñez. No cesa en sus escritos de alabar
al pueblo llano, tal y como aparece en su obra magistral: Cómo
Gertrudis enseña a sus hijos.
En su tumba, dentro de una escuela primaria, la
inscripción dice: “Al Salvador de los pobres, predicador del pueblo,
padre de los huérfanos, fundador de la escuela primaria, educador de la
humanidad, hombre, ciudadano… todo para los demás, para sí nada”. En
realidad, Pestalozzi inaugura la educación popular y las escuelas
públicas para que los hijos de la clase pobre tengan la oportunidad de
recibir la máxima información cultural como educación. Nada ocupó más su
trabajo de auténtico magisterio como que el pueblo tuviera acceso a la
educación, para darle la posibilidad de salir del atraso: “Hace tiempo,
¡ay!, desde mi adolescencia, que mi corazón, como un río impetuoso, se
dirigía hacia su único fin: a cegar las fuentes de la miseria, en que
veía en mi alrededor sumergido al pueblo”.
La lectura y estudio de la obra pestalozziana,
a partir de los padres y profesores desde preprimaria hasta rematar en
universidades, normalistas y tecnológicos, serviría para afianzar el
ejercicio del magisterio. Pestalozzi es fundamental para esas tareas,
cuyo factor común es educar para crear y recrear, en los salones de
clase, los conocimientos de la enseñanza para la formación en la ética
democrática.
Ficha bibliográfica:
Autor: Juan Enrique Pestalozzi
Título: Cómo Gertrudis enseña a
sus hijos y El canto del cisne
Editorial: Porrúa
cepedaneri@prodigy.net.mx
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