miércoles, 4 de diciembre de 2013

México: La cruzada moral contra el magisterio...Luis Hernández Navarro

Pinches güevones, pinches indios! –gritó a los maestros democráticos un grupo de tepiteños, mientras les lanzaban piedras, tubos y palos. Los docentes marchaban por el Eje 1 Norte rumbo a la Cámara de Diputados, el pasado 17 de octubre, exigiendo la abrogación de la reforma educativa.
Esa misma tarde, los comerciantes del barrio bravo de Tepito negaron su participación en la agresión. Más aún, acusaron a personas ajenas a su colonia de ser las responsables de esos actos.
¡Pinches indios! es un epíteto racista y clasista que con frecuencia se lanza contra los maestros que protestan en el valle de México. No es el único. Cada día, en las redes sociales, programas de radio y televisión y columnas de diversos diarios, se les insulta diciéndoles burros, nacos, prietos, borregos, acarreados, halcones, fascistas, apestosos, costeños, secuestradores, delincuentes, ladinos, gatos, terroristas, ladinos y lindezas por el estilo.
Las agresiones en su contra vienen de todos lados. Haciéndose la graciosa, la actriz y cantante Mariana Seoane advirtió en el programa Sabadazo: “Es una ofensa decirle maestro a alguien en este país”. Y Sofía López, hija de Isidro López, alcalde panista electo de Saltillo, escribió en su Facebook: “Una hora y 10 minutos de tráfico #Gra­ciasMaestrosBuenosParaNADA”. Desde entonces es conocida como #LadySaltillo.
En algunos sectores de la población existe un malestar genuino hacia los trabajadores de la educación, porque sus protestas afectan su vida cotidiana. Sin embargo, ese descontento ha sido amplificado y manipulado, difundiendo información falsa sobre su lucha y sus propósitos.
Es así como muchos de estos improperios no son hechos aislados, sino episodios de una deliberada campaña de injurias contra los trabajadores de la educación, que recuerda los peores momentos de la guerra fría. Por ejemplo, el 3 de octubre, un periódico de circulación nacional informó a ocho columnas que un informe de la PGR asociaba a la CNTE con la guerrilla del EPR. No le importó que desde mayo de este año otro diario hubiera publicado sin pruebas lo mismo, ni que desde esa fecha la coordinadora negara las imputaciones, al igual que lo hizo el EPR. El 4 de octubre, la PGR descartó que existan ­vínculos entre el movimiento magisterial y la guerrilla. “No se está investigando a la CNTE”, afirmó el procurador Jesús Murillo Karam. Pese a ello, día tras día, la calumnia se difunde una y otra vez.
La cruzada moral contra el magisterio no tiene límite. Apenas el pasado 30 de octubre otro diario nacional presentó al maestro Germán Mendoza Nube como líder del magisterio altamente radical, “con formación militar subversiva” y beneficiario del gobierno de Oaxaca. Curiosamente, Germán, egresado de la generación 1985 de la normal rural Luis Villarreal, de El Mexe, Hidalgo, fue salvajemente golpeado por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones de Oaxaca el pasado 3 de mayo.
El “peligroso subversivo” debe utilizar una silla de ruedas. Quedó parapléjico en 1987, cuando fue brutalmente agredido por la policía por su trabajo de organización en comunidades chatinas. Estuvo 45 días incomunicado, bajo tortura y sin atención médica. Pasó dos años en la cárcel. En 2006, en plena lucha de la APPO, el gobernador Ulises Ruiz lo volvió a detener y lo envió al penal de Miahuatlán, sin los cuidados necesarios para que se atendiera de una severa diabetes.
El profesor Germán no oculta sus convicciones políticas. Las ventila públicamente. No se esconde. Él se asume como comunista y eso no es un delito. Pero ni él ni su fuerza política conducen a los docentes oaxaqueños o a la CNTE, por más que sean parte de su lucha. La coordinadora no está controlada por organización alguna; acuerda sus acciones consultándolas con sus bases. Nadie, en lo personal o como corriente, marca la línea del movimiento magisterial; el movimiento se dirige a sí mismo.
Estas calumnias no son acciones fortuitas. Son parte del clima de crispación mediática fabricado contra el magisterio disidente para crear entre la opinión pública una idea desfavorable hacia quienes se han opuesto a una reforma educativa mal hecha y peor ejecutada, y propiciar un ambiente favorable a una posible “solución” represiva del conflicto.
Son uno de los últimos eslabones de una cadena que Mexicanos Primero y el duopolio televisivo comenzaron a forjar mucho antes de la aprobación de la reforma educativa. Con la pretensión de asaltar la educación pública del país, los organismos empresariales han inventado, durante los últimos años, una caricatura de los maestros mexicanos sin relación alguna con la realidad.
Molesto porque los docentes democráticos no permiten que la reforma educativa aterrice, el gobierno federal ha hecho suya esta imagen deformada del magisterio. Convencido de que las protestas de los profesores provienen de una deficiente estrategia de comunicación, ha saturado televisión, radio y prensa escrita con mensajes publicitarios en favor de la reforma, que generan más animadversión que convencimiento.
El asunto es mucho más sencillo: antes de la reforma, la inmensa mayoría de los docentes aseguraba tener una gran estabilidad laboral y no le interesaba buscar empleo en otro lado. Pero la reforma educativa modificó drásticamente esa percepción. Hoy, su permanencia en el empleo y su inamovilidad se encuentran en entredicho y ellos están en las calles para conservarlos.
La nueva legislación educativa tiene como telón de fondo una caricatura de los docentes. Y cientos de miles de docentes, que la juzgan inadmisible, han reaccionado contra ella con energía y dignidad. Lejos de doblegarlos, la cruzada moral en su contra, la falsificación de las raíces y razones de su lucha y los agravios racistas y clasistas de los que son víctimas los convencen de la necesidad de seguir adelante en defensa de su profesión y de la educación pública.

Vía:
http://www.jornada.unam.mx/2013/12/03/opinion/027a1pol

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