No se trata de una profecía bíblica ni de una teoría conspirativa. Se trata de un emergente matemático: El planeta Tierra está en crisis. Y la crisis (completamente mensurable y analizable) no es un fenómeno aislado. Es un fenómeno interactivo y totalizado: Económico, político, social y medio ambiental. No se trata de procesos aislados, sino de un colapso sistémico. Y de un resultante: La decadencia y el suicidio del sistema capitalista impuesto como "mundo único" a escala global. El Apocalipsis en versión moderna, no se trata de las afirmaciones proféticas del libro canónico del Nuevo Testamento, que contiene las revelaciones escritas por Juan (o el apóstol San Juan), referentes en su mayor parte al fin del mundo. Se trata de la crisis global del sistema que controla el mundo, desde el dominio de las cabezas hasta el control hegemónico de las decisiones del poder a escala global.
Por Manuel Freytas (*) manuelfreytas@iarnoticias.com
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¿Qué
tienen que ver entre sí las catástrofes seriales (entre ellas los
terremotos) con la crisis económica, la crisis social y la
crisis nuclear?
En primer lugar, todas ellas se
interrelacionan a partir de su pertenencia y vertebración dentro de un sistema:
El capitalismo.
En resumen, las crisis
(algunas reales y otras potenciales) son la expresión, en distintos escenarios y
niveles, de una sola gran crisis: La del sistema capitalista que rige el
mundo desde hace 500 años concebido como "civilización única".
El clima estalla encadenadamente en
diversos frentes, la economía mundial colapsa y se derrumba el modelo económico
financiero a escala planetaria, los desocupados, marginados y hambrientos ya
ascienden a la mitad de la población humana, y los conflictos intercapitalistas
por los mercados y recursos estratégicos están generando y elevando un clima de
tensión militar mundial alimentado por una carrera armamentista nuclear.
El sistema
Primero, y aunque te aburras
(el conocimiento totalizado siempre aburre) tenemos que realizar un breve y
rasante vuelo sobre el sistema, que te construye, día a día, tu propio menú
configurado del Apocalipsis. Del que nunca te contaron ni te pidieron opinión.
Y aquí un concepto central: El
Apocalipsis no es una profecía bíblica, solamente, sino un conjunto de
emergentes (climáticos, económicos, militares y sociales) que está generando
el sistema capitalista en marcha hacia su autodestrucción.
Empecemos por definir la palabra
"sistema".
Según Wikipedia: "Un sistema es un
conjunto de elementos relacionados íntimamente entre sí para alcanzar un
objetivo. Un sistema real es una entidad material formada por partes organizadas
(o sus "componentes") que interactúan entre sí de manera que las
propiedades del conjunto, sin contradecirlas, no pueden deducirse por completo
de las propiedades de las partes".
¿Y que es el capitalismo? Un sistema.
Dice Wikipedia: "El capitalismo es un sistema económico organizado
principalmente en empresas que llevan a cabo la producción y el intercambio de
bienes y servicios mediante transacciones en las que intervienen los precios y
los mercados, es decir cuyo elemento es la mercancía pero además la producción
de tales mercancías se hace mediante la explotación del trabajo asalariado,
bajo un régimen de propiedad privada y el motivo o impulso es la producción y
acumulación de ganancias en forma de capital".
¿Y desde cuándo el sistema
capitalista impuso y universalizó su "modelo" económico?
Señala Wikipedia: "Tanto los
mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el
capitalismo como sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo XVI
en Inglaterra sustituyendo al feudalismo. De esta forma al capitalismo, al
igual que al dinero y la economía de mercado, se le atribuye un origen
espontáneo o natural dentro de la edad moderna".
¡Miren lo que venimos a descubrir! Lo
que los comunicadores y disciplinadores mentales nos venden a diario como un
"orden natural", eterno e incuestionable, o una "civilización única" sin
discusión, resulta que no es nada más que un modelo que rige (como "mundo
único") sobre nuestras vidas y nuestras cabezas desde hace un poco más de cinco
siglos.
Pero volvamos a las crisis. O sea
volvamos al capitalismo que rige nuestros destinos y determina si mañana
vivimos, sufrimos o morimos.
La crisis sistémica
Para entender el origen común de las
crisis, primero hay que entender los modelos funcionales (interactivos y
totalizantes) del capitalismo.
¿Qué tienen que ver entre sí Wall
Street y el Complejo Militar Industrial, los hambrientos (de África, Asia y
América Latina) y el ejército de desempleados por la crisis económica, con el
Golfo Pérsico, el Cáucaso y los escudos misilísticos de la nueva "guerra fría"
intercapitalista?.
Respuesta: Son fenómenos emergentes y
causales que se retroalimentan entre sí dentro del sistema que los produce: El
capitalismo.
El capitalismo no es exclusivamente
un modelo económico, sino una articulación de modelos dentro de un sistema
interactivo que funciona a partir de un objetivo central: La búsqueda de
rentabilidad comercial y la concentración de riqueza en manos privadas.
Como sistema totalizado, en
permanente interactividad, el capitalismo se articula en cuatro modelos
centrales: El modelo económico, el modelo político, el modelo social y el modelo
mental (que expresa conceptualmente a todos los modelos juntos).
O sea, el sistema capitalista se
articula a partir de un modelo económico (el sistema de producción en
manos privadas), un modelo político (instituciones administrativas), un
modelo militar (instituciones armadas) un modelo social
(instituciones ordenadoras de la convivencia) y un modelo mental
(institución ordenadora del pensamiento social).
No obstante esta realidad funcional
sistémica, que forma nuestra conciencia del ser y el no ser, que estructura
nuestra mente y ordena nuestros pensamientos sociales, que se proyecta en
nuestra cabeza como una cosmovisión de un mundo que discurre según un "orden
natural", nadie habla del sistema capitalista.
Los periodistas difunden noticias y
análisis sin el sistema capitalista, los escritores escriben libros sin el
sistema capitalista, los presidentes (que gerencian el Estado capitalista) hacen
discursos sin el sistema capitalista, el humano (formado por el sistema
capitalista) hace el amor, contrae enlace, tiene hijos y se divorcia sin el
sistema capitalista. La lista es interminable.
¿Y para qué el poder hace desaparecer
al sistema capitalista, cuyo programa ordena y nivela a escala planetaria toda
la vida humana en sociedad?
Hay múltiples razones, pero sólo una
de fondo: Si las mayorías identificaran al sistema capitalista, cómo funciona y
se estructura, terminarían de un plumazo con la dominación en sus cabezas.
Y hay un axioma de máxima: Quien no
identifique al sistema capitalista en su cabeza, va a seguir pensando que el
Apocalipsis es solamente una profecía bíblica y una teoría "conspirativa". O sea
va
a creer lo que el sistema quiere que crea.
a creer lo que el sistema quiere que crea.
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El Apocalipsis según el sistema
En sus distintas fases históricas de
evolución y transformación dialécticas, el sistema capitalista (en función de la
búsqueda de mayor rentabilidad) se expandió, traspasó fronteras y países y se
"transnacionalizó" convirtiéndose no solamente en sistema económico
dominante nivelado a escala global, sino también en una lógica universal
vertebradora de "civilización dominante". Aquí es donde comienza el Apocalipsis.
El sistema capitalista está
fundado sobre las matemáticas (suma, multiplicación y resta) y un axioma
original para construir la plusvalía: Comprar barato, vender caro, y generar
rentabilidad privada con el trabajo social.
Aunque para ello tenga que
condenar al hambre y a la pobreza a una masa mayoritaria (y creciente) de seres
humanos y destruir el planeta que los contiene.
Y los cuatro Apocalipsis que
signan los emergentes y la decadencia (todavía controlada) del sistema dominante
también llegan por acumulación matemática.
El Apocalipsis social
llega por desenlace progresivo de la crisis económica globalizada con
acumulación matemática de hambrientos, desocupados y pobres a escala mundial.
El Apocalipsis natural
llega por acumulación matemática de destrucción y depredación capitalista
medio ambiental a escala planetaria.
El Apocalipsis nuclear
llega por acumulación matemática de conflictos militares (intercapitalistas) por
la conquista de recursos estratégicos (petróleo, energía, agua, biodiversidad)
esenciales para la supervivencia de las potencias dominantes dentro del
sistema.
El Apocalipsis mental
llega por acumulación matemática de alienación individualista masificada
(disociación y pérdida de conciencia de la realidad) cuyo emergente inmediato
nivelado mundialmente es la extinción del pensamiento humano totalizado y
transformador, cuya síntesis es la ideología de la "salvación personal" y la
"guerra de todos contra todos" promovida como única escala de supervivencia por
el sistema dominante.
En este escenario, el
Apocalipsis no debe interpretarse como una profecía o una teoría conspirativa,
sino como un desenlace lógico de un proceso de contradicción,
acumulación, y salto cualitativo determinado por las propias leyes que rige el
accionar histórico del sistema capitalista.
Los científicos y funcionarios
del sistema, sólo están para la acumulación matemática de los discursos (vacios
de concreción) que la prensa del sistema difunde como si fueran parte de una
campeonato mundial deportivo.
Y el planeta (con nosotros sobre
su corteza, y en manos de la demencia nivelada del sistema capitalista) sólo
acumula Apocalipsis matemático implícito en su naturaleza depredadora y
criminal.
Se trata de reconvertir los
planos bíblicos de la Profecía: Donde dice "Dios", hay que decir "Sistema", y
donde dice "Diablo", hay que decir "Capitalismo. Por todos los caminos se llega
al Apocalipsis.
Elige tu propio menú
En su dinámica histórica
concentradora de riqueza en pocas manos (y como producto de la propiedad privada
explotada sin planificación) el capitalismo ha depredado los ríos, la fauna y
los bosques, produciendo las condiciones para un "Apocalipsis natural" de
la mano del calentamiento global y de la extinción de los recursos naturales
esenciales.
En un segundo frente, las guerras
intercapitalistas por la conquista de mercados y el negocio con el armamentismo
han creado las condiciones para un "Apocalipsis nuclear" de la mano de
los arsenales atómicos que las potencias centrales acumulan como "efecto
disuasivo" contra sus rivales, y cuya utilización efectiva nadie puede prever en
el futuro.
Y hay un tercer frente que se suma:
La plaga del hambre, de la exclusión social y del desempleo que ya se extiende
como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta generando las
condiciones para un "Apocalipsis social".
No hace falta mucha imaginación (el
fenómeno ya se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico
masivo que representaría para el sistema el avance de ejércitos de
hambrientos buscando comida para supervivir en las grandes urbes,
enfrentando con la violencia a la represión militar o policial.
¿Qué puede detener a un
hambriento? Se trata del instinto de conservación, el primer sistema de
señales que guía la conducta de un ser humano o de un animal en situaciones
extremas de lucha por la supervivencia.
¿Acaso se utilizarían tanques,
aviones y arsenales nucleares para detener a los miles de millones de pobres
atacados de "hambre celular" que se abalanzarían masivamente sobre las
ciudades para conseguir alimentos por los medios que fuesen?
¿Con qué discurso los políticos del
sistema podrían contener a los atacados de incontinencia alimentaria y
reencauzarlos por la senda de la "civilización" y de la
"gobernabilidad democrática" capitalista?
¿Cuánta propiedad privada
concentraría un "empresario" capitalista antes de que las multitudes de
hambrientos saqueen su casa y destruyan todo lo que encuentran a su paso,
incluso su vida y la de su familia?
¿Cuántas balas o misiles alcanzarían
a disparar las tropas militares antes de ser destrozadas por las multitudes
enfurecidas por el hambre y la reacción instintiva de la búsqueda de
supervivencia a cualquier costo?.
En
las zonas de catástrofes seriales, como Haití, ya se registraron modelos
(todavía larvales y controlados) de saqueos y explosiones sociales. Con
la profundización del colapso sistémico, la rebelión social (irracional,
inorgánica, por pura supervivencia) se irá contagiando como una pandemia mundial
para la cual el sistema (individualista) de la propiedad privada no tiene
respuestas.
Ni
las tendrá. Por la sencilla razón de que el sistema no está configurado para
contener a toda la sociedad humana sino solo a una parte de ella: Los que pueden
pagar por su supervivencia y bienestar
En
este escenario, cualquiera de los fenómenos emergentes de la crisis del
sistema capitalista (las catástrofes naturales, la crisis económica y los
conflictos intercapitalistas por la supervivencia) impacta inmediatamente en el
segmento de los excluidos del sistema: Los tres mil millones de pobres e
indigentes que no cuentan con los recursos básicos de supervivencia.
En
resumen, el Apocalipsis no es una profecía bíblica o una teoría conspirativa,
forma parte de tu propia realidad existencial y planetaria que el sistema
esconde para mantenerte en la ignorancia.
Cuando escuches sobre un nuevo terremoto o una tragedia masiva, solo estarás
viendo una nueva parte descompuesta del Apocalipsis. Hasta que llegue el
desenlace.
Y
no será la obra de Dios o del Diablo, sino un emergente (extremo) del sistema.
Pura lógica matemática.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
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