1.
El secretario de Agricultura del gobierno de Peña Nieto, señor
Martínez y Martínez, retrasa la firma del Pacto con las organizaciones
de trabajadores del campo porque nada puede resolverles. Aunque México a
principios del siglo XX tenía alrededor de un 80 por ciento población
rural, desde 1960 la población del campo y la ciudad se emparejó y el
año 2000 es esencialmente un país urbano. Su producción se registra
fundamentalmente en la ciudad; el campo apenas cuenta con unos cinco mil
productores. Así se han cumplido los designios del capitalismo: el
sometimiento del campo a la ciudad en todos los niveles, la casi
desaparición del campesino propietario clásico para convertirse en
asalariado o proletario del campo. ¿De dónde vendrá la producción
agraria que necesita para vivir cualquier sociedad capitalista? 1. Del
desarrollo tecnológico capitalista del campo y 2. De la importación de
productos agrícolas de otros países.
2.
Gritan más de 30 organizaciones campesinas en sus marchas y plantones
que exigen un Pacto Rural: “¿Peña Nieto, cuántas marchas más necesitas
para que voltees a ver a tu pueblo?”. Éstas organizaron una marcha que
partió del Ángel de la Independencia y se dirigió a la Secretaría de
Gobernación, para sostener una reunión con autoridades federales y
entablar una mesa de negociación sobre la situación que está viviendo el
campo mexicano. Martínez, de Agricultura, señaló que el Pacto Rural
está en negociaciones y “todo a su tiempo”, puesto que primero deberían
ser aprobadas otras reformas estructurales necesarias para el país.
Dicen los campesinos que Peña si los ha recibido, escuchado y prometido,
pero no ha cumplido. Que dado que el campo está abandonado, impulsan el
Pacto rural para que se de prioridad a la producción campesina
3.
David Contreras de Redsoc, señaló que desde la firma del Tratado de
Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá las ventas han
disminuido puesto que los alimentos son importados o comprados a las
grandes empresas agroalimentarias como Maseca, Bimbo, entre otras. La
propuesta de Reforma que impulsa el Gobierno Federal se plantea la
eliminación del Régimen Simplificado para los productores campesinos, ya
sean grandes, medianos o pequeños. Esto significa que tendrán que pagar
32 por ciento de Impuesto Sobre la Renta (ISR) en vez del 21 por ciento
que pagan actualmente. Esto indica que subirán los precios de los
alimentos y no se subiría la producción. En muchos casos los campesinos
tendrían que vender o alquilar sus tierras. Por ello el Pacto Rural que
está basado en 38 puntos y en 5 ejes fundamentales: sustentabilidad,
equidad de género, tecnologización, mayores créditos y seguridad
económica.
4.
Recuerdo cuando los líderes de la CCI: Danzós, Garzón, Orona, Chirinos,
se dividieron en 1963 para ganar favores del candidato Díaz Ordaz; no
he olvidado las maniobras de los altos funcionarios agrarios: Gil
Preciado, Villanueva, Bonfil, Cervera, para mantener el dominio del PRI
sobre los campesinos. La preocupación nunca fue la producción de
riquezas en el campo, sino el control político de los líderes. Danzós
escapó con mucha dignidad y se mantuvo fiel a sus posiciones de
izquierda; Chirinos fue usado en 1976, al parecer, para invadir terrenos
de Excélsior. Desafortunadamente la profunda miseria y el desempleo de
los trabajadores del campo ha sido la base para la manipulación política
de partidos y líderes. Sin embargo las batallas campesinas de los
últimos años han sido más diáfanas y los líderes han cuidado mucho su
comportamiento.
5.
¡Qué extraño! En tanto nosotros desde la izquierda denunciamos el
llamado Pacto por México o contra México porque con ello el gobierno
somete a los partidos y a las Cámaras de legisladores, por otro lado las
organizaciones campesinas exigen que el gobierno firme un pacto con
ellos para comprometerse a ayudar o mirar al campo. En tanto los
partidos PAN-PRD para no derrumbarse después de las pasadas elecciones
han pactado ayudas del gobierno del PRI, las organizaciones campesinas
piden un pacto para que el gobierno los ayude. ¿Seguirá siendo el
gobierno el salvador todo poderoso? ¿Puede olvidarse acaso aquel “Pacto
de Ocampo”, y muchos otros que se han firmado, en los que las
organizaciones campesinas (incluyendo a los organismos “de izquierda”)
se han sometido a los gobiernos priístas que han repartido “como Dios”
abundantes subsidios y cargos?
6.
Hablando de pactos y resultados, decía el inolvidable sociólogo
Francisco Gómez Jara en 1970: La consumación de la Independencia (1821)
puede considerarse como un pacto entre las clases explotadoras: clero,
señores semifeudales, empresarios mineros y de los obrajes y
comerciantes, con el propósito manifiesto de conservar sus privilegios
en contra de una metrópoli, colonizada también y, por lo tanto, carente
de poder como para erigir obediencia a sus colonias. La abolición de la
servidumbre indígena no pasa de ser una declaración teórica porque la
revolución de independencia no toca el latifundio y la servidumbre, cara
esencial del feudalismo. Esto quiere decir que pronto cumpliremos dos
siglos de pactos con que el gobierno aglutina, engloba, somete, a
cualquier movimiento de oposición.
7.
No se cuántas décadas más, no se si pasará un siglo para que
desaparezca el “papá gobierno, el papá Estado o el papá dador de cargos y
subsidios” que lo determinan todo. Además de organizaciones campesinas
sólo faltan las organizaciones obreras, populares, de colonos, que
firmen otros pactos para recibir ayudas del gobierno. ¿Otra vez el PRI
ha recuperado su clientela y sus formas antiguas de hacer política? Con
la vergonzosa subordinación del PRD al pacto de la derecha del PRI y el
PAN, puede reconfirmase que no hay muchas dificultades –quizá ya es muy
difícil- que se organicen movimientos independientes de masas. En estos
10 meses del gobierno de Peña han surgido luchas y protestas
independientes, pero las tendencias a firmar el pacto parecen dominar.
(17/X/13)
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