1.
Doble trabajo para asesores de empresarios, gobierno y medios de
información: ¿Cómo evitar –con toda la inteligencia posible- que Andrés
Manuel López Obrador llegue a la Presidencia cuando ya se había
preparado –con el mayor detalle- el seguro ascenso de Enrique Peña
Nieto? El surgimiento del movimiento estudiantil (anti Televisa y anti
imposición de Peña Nieto) fue la campanada de alerta para la clase
dominante que dormitaba plácidamente esperando la ratificación o
legitimación de su candidato para proceso electoral del 1 de julio. Los
jóvenes rebeldes del 11 de mayo provocaron que empresas de TV: Televisa y
TV Azteca pusieran el grito al cielo clamando ayuda divina, a los EEUU y
reflexionan: “¡Podríamos seguir diciendo que AMLO es un peligro para
México, que los inversionistas huirían del país y el peso de devaluaría!
¡Debemos armar a diez mil “policías-reporteros” con una camarita y una
grabadora para ir tras los dirigentes lópezobradoristas!
2.
Aunque Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador mantengan algunas
diferencias, el haber declarado aquel –como los electricistas del SME,
los abogados democráticos y otros- que ayudarían a AMLO en la campaña,
suena a que ha despertado el ánimo entre sectores que aún no se
decidían. Yo mismo –aunque nunca le he dado importancia a los procesos
electorales- me he animado más al pensar que podríamos vivir una nueva
experiencia en caso que AMLO obtenga la Presidencia. Sé que no se trata
de construir ningún socialismo o igualitarismo, que sea la oportunidad
para el poder directo de los trabajadores, pero puede significar algún
avance que permita más espacios para el trabajo político de la izquierda
social. El gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-40) no tuvo un ápice de
socialismo, pero hubo interesantes cosas -por lo menos en el campo de la
educación y los ejidos- que pudo aprovecharse y no se hizo. Pero además
fueron muy otras condiciones y otros tiempos.
3.
Si llegara al gobierno López Obrador –o también cualquier otro
derechista- lo primero que los luchadores sociales deben reafirmar es
que las calles de las ciudades y los campos son del pueblo, no de los
automovilistas y reafirmar que la libertad de manifestación y de
protesta jamás podrá violarse porque es un derecho humano. Lo mismo
debería decirse del derecho de publicación para el pueblo y profunda
reforma a los medios que manipulan. ¿Qué han sido la prensa escrita, la
radio y la televisión sino monopolios empresariales de derecha, centro y
centro-izquierda, controladores de articulistas y comentaristas a modo?
Y un tercer punto sería que el gobierno obligue a que todos los
funcionarios –mediante un decreto- a reducir el salario a un 50 por
ciento o, mejor, a 50 mil pesos al mes. Son tres demandas básicas de
entrada: libertad de manifestación, reforma profunda a los medios y
reducción de salarios a funcionarios y que incluso están es el espíritu
constitucional.
4.
Ninguna demanda anterior es de carácter “socialista”, se ubican en el
marco capitalista, pero ayudan a que algunas cosas cambien hacia
adelante. Cuando Lázaro Cárdenas expropió en los años treinta a los
terratenientes para crear ejidos, cuando expropió el petróleo y
nacionalizó los ferrocarriles, cuando dio protección a los españoles del
exilio o se habló de la “educación socialista”, nada de ello era
socialismo porque el poder seguía en manos de la burguesía y su
ejército, pero crearon algunas condiciones para avanzar; el problema es
que no habían organizaciones fuertes e independientes de lucha que
plantearan alternativas políticas. Hoy tampoco existen formalmente, pero
levantamientos como el movimiento estudiantil pueden repetirse en otros
sectores a partir de que surjan condiciones para ello. Aunque los
regímenes de Chávez, Morales y otros no tengan nada –quizá sólo el
discurso- de socialistas, no hay duda que hay mucha voluntad para
avanzar hacia ese camino.
5.
Ningún socialismo se puede construir por decreto, mediante la voluntad
de uno o algunos dirigentes. Tampoco puede construirse el socialismo en
uno o varios países porque es una economía y una política mundial. Es
una economía y vida que tiene que enterrar al capitalismo, su ideología y
su cultura. Aunque también poseo alguna información en el sentido en
que hay países altamente desarrollados en el norte de Europa cuya
producción ha podido alcanzar en su repartición hasta los sectores más
pobres y marginados llevándolos a cubrir a todos los habitantes sus
principales necesidades; pero también hay países marginados del
desarrollo capitalista, que sin crear ni inventar tantas “necesidades”,
viven en completa paz y hermandad en la vieja economía campesina en
comunidades más o menos igualitarias. Pero el socialismo es otra cosa:
es en primer lugar la desaparición del trabajo asalariado y por tanto de
la plusvalía, de la explotación.
6.
Quizá en un gobierno de López Obrador no se registren transformaciones
profundas en beneficio de los trabajadores; pero en un gobierno de Peña
Nieto o de Vázquez Mota –se puede asegurar, por lo que han dicho y han
hecho sus partidos, el PRI y el PAN- que los empresarios lograrán
privatizar de manera total petróleos, la electricidad y lo que queda,
además de eliminar todas las conquistas de los trabajadores. Como bien
se defendía López Obrador: “No me pueden meter en el mismo costal que a
los demás políticos”. Por ello resulta importante conocer otra
experiencia, pues al PRI lo hemos conocido en sus 70 años de gobierno y
al PAN en sus 12 años y son exactamente lo mismo: son gobiernos
empresariales. En el gobierno del DF no se han registrado los cambios
que quisiéramos, pero ahí van. Y este planteamiento general sobre el
lópezobradorismo deseo que sirva a quienes me leen, pero en especial
para los seguidores del EZLN y del movimiento que encabeza Javier
Sicilia.
7.
Pienso en este momento que hay que ayudar a movilizar a la gente, que
hay que empujar más al movimiento estudiantil para que sea más
consecuente y hay que vigilar a los seguidores de López Obrador para
bloquear cualquier vicio capitalista de corrupción. Pero AMLO aún no ha
ganado y –en lugar de tener confianza en triunfará- hay que trabajar que
los deseos se hagan realidad. Una semana antes de las elecciones debe
contar con una ventaja cómoda segura. Por ello hay que alentar más al
movimiento estudiantil, profundizar la crítica a los medios de
información y preparar la vigilancia total en las casillas. ¿Puede
olvidarse que personajes como Esther Gordillo cuentan con un equipo de
por lo menos 10 mil profesores expertos en trampas electorales y que
esta señora ya ha firmado un pacto con Peña Nieto? Así que cada quien
ocupe su trinchera y que cumpla con la comisión que tiene. Después
enfrentaremos a quien haya que castigar.
Pedro Echeverría V.
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