Los ex militares fueron sentenciados por haber
participado en el asesinato de 201 personas en el año 1982, durante la
dictadura de Efraín Ríos Montt, y fueron condenados a 30 años de prisión
por la muerte de cada una de ellas, agregándoseles otros 30 años por
delitos contra la humanidad.
La matanza se produjo mientras los ex militares buscaban armas que supuestamente habían sido robadas por guerrilleros; como no las encontraron, acusaron a los pobladores de estar colaborando con la insurgencia, por lo que procedieron a asesinarlos.
Los acusados y sentenciados, que formaban parte de la brigada de élite Kaibiles -entrenada por el Ejército guatemalteco en la selva de Petén como parte de su estrategia contrainsurgente-, fueron los ex militares Carlos Carías López, Daniel Martínez, Reyes Collin Gualip y Manuel Pop.
Aunque tanto los sentenciados como sus familiares alegaban su inocencia, los magistrados consideraron que existían pruebas suficientes para establecer su culpabilidad. Una de las pruebas que resultó clave para la sentencia fue el testimonio que dos ex kaibiles, César Franco y Flavio Pinzón, brindaron por videoconferencia desde México.
En el relato, en el que los testigos aseveraron que los acusados eran culpables, expusieron a su vez que parte de los crímenes que éstos habían cometido comprendían el haber lanzado vivos “a los niños a un pozo, después de golpearlos con un mazo".
Otras investigaciones sobre lo ocurrido en Dos Erres concuerdan con esta versión, ya que en ellas se exponía que a los niños los habían asesinado a golpes en la cabeza, y a los más pequeños, se los tomaba de los pies para estrellarlos contra muros o árboles, para luego arrojarlos a un pozo.
Para las familias de las víctimas y para los activistas, finalmente llegó la justicia para la comunidad de Las Dos Erres, un caso particularmente cruento de los numerosos delitos de lesa humanidad cometidos durante la guerra civil que atravesó Guatemala entre 1960 y 1996.
Foto: http://telesurguatemala.blogspot.com/
La matanza se produjo mientras los ex militares buscaban armas que supuestamente habían sido robadas por guerrilleros; como no las encontraron, acusaron a los pobladores de estar colaborando con la insurgencia, por lo que procedieron a asesinarlos.
Los acusados y sentenciados, que formaban parte de la brigada de élite Kaibiles -entrenada por el Ejército guatemalteco en la selva de Petén como parte de su estrategia contrainsurgente-, fueron los ex militares Carlos Carías López, Daniel Martínez, Reyes Collin Gualip y Manuel Pop.
Aunque tanto los sentenciados como sus familiares alegaban su inocencia, los magistrados consideraron que existían pruebas suficientes para establecer su culpabilidad. Una de las pruebas que resultó clave para la sentencia fue el testimonio que dos ex kaibiles, César Franco y Flavio Pinzón, brindaron por videoconferencia desde México.
En el relato, en el que los testigos aseveraron que los acusados eran culpables, expusieron a su vez que parte de los crímenes que éstos habían cometido comprendían el haber lanzado vivos “a los niños a un pozo, después de golpearlos con un mazo".
Otras investigaciones sobre lo ocurrido en Dos Erres concuerdan con esta versión, ya que en ellas se exponía que a los niños los habían asesinado a golpes en la cabeza, y a los más pequeños, se los tomaba de los pies para estrellarlos contra muros o árboles, para luego arrojarlos a un pozo.
Para las familias de las víctimas y para los activistas, finalmente llegó la justicia para la comunidad de Las Dos Erres, un caso particularmente cruento de los numerosos delitos de lesa humanidad cometidos durante la guerra civil que atravesó Guatemala entre 1960 y 1996.
Foto: http://telesurguatemala.blogspot.com/
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario