En tan sólo doce años, treinta
mil indígenas amazónicos fueron esclavizados, torturados, violados y
llevados a la hambruna durante la fiebre del caucho, según un informe histórico del investigador irlandés Roger Casement publicado tal día como hoy hace 100 años.
Casement fue enviado por el Gobierno británico para investigar los crímenes cometidos por el gigante del caucho con base en Gran Bretaña, la Peruvian Amazon Company.
Descubrió que “los crímenes de los que se acusa a muchos hombres que
trabajan para esta empresa son de los más atroces, e incluyen el
asesinato, la violación y los latigazos constantes”.
Agentes de la empresa capturaron a decenas de pueblos indígenas en la Amazonía occidental
para recolectar caucho silvestre con el que abastecer a los mercados
europeo y norteamericano. En pocas décadas, muchos de esos pueblos
fueron exterminados.
La mayoría de los detalles de este
demoledor episodio han caído en el olvido, pero para los descendientes
de quienes sobrevivieron a la fiebre del caucho les resulta imposible
ignorar la realidad de la “cosecha de la selva”, que prosigue en la
actualidad.
Posiblemente los indígenas aislados a los que se ve con impresionante detalle en las imágenes publicadas hace unas semanas desciendan de esos supervivientes. Ahora son testigos de una nueva “cosecha de la selva” en sus propios territorios. Los madereros ilegales,
atraídos por el alto valor de las maderas en peligro de extinción,
avanzan cada vez más hacia sus recónditos hogares en la selva.
Hace seis meses, la organización conservacionista británica Upper Amazon Conservancy (UAC) documentó campamentos madereros ilegales en zonas habitadas por indígenas murunahua no contactados. Sin embargo, según un comunicado del ministro de Medio Ambiente de Perú de
la semana pasada, el Gobierno tiene la tala bajo control casi al 100%.
“Cada caoba que se tala hoy está geo-referenciada y controlada”.
El portavoz de UAC, Chris Fagan, dijo a Survival International:
“El comunicado del ministro es incorrecto al 100%. La mayoría de la
caoba sigue siendo talada de forma ilegal en las áreas protegidas de
Perú, o en territorios indígenas, sin planes de gestión adecuados”.
Fuentes internas a Survival
International declararon hoy: “Allá donde se puede hacer dinero en la
Amazonía, bien sea cortando sus árboles o extrayendo sus riquezas, los
indígenas acaban muertos. Es lo que ocurría hace 100 años, y es lo que
sigue ocurriendo hoy en día. Un siglo de declaraciones de derechos
humanos y planes cada vez más complejos para salvar la selva no han
tenido demasiado impacto, y no lo tendrán hasta que los indígenas, a
quienes pertenece esta tierra, estén en el centro del debate. Han
demostrado una y otra vez que son, con diferencia, los mejores
guardianes de su propia tierra”.
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Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/03/19/se-cumplen-100-anos-desde-la-denuncia-del-horrendo-trato-a-los-indigenas/
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