una alimentación deficiente, escasa
actividad deportiva y el cigarro o la bebida. Incluso surgen análisis
paralelos que señalan la obesidad como un aspecto de status que nos
compara con países modernos, "a diferencia de la desnutrición que es
síntoma de pobreza y que Chile supo atacar en un corto período" señaló
la doctora Raquel Burrows.
El diagnóstico es irrefutable: más de un millón 700 mil niños
presentan problemas de sobrepeso u obesidad. Sumado a poco más de ocho
millones de adultos significa un 65 por ciento de la población chilena con problemas de nutrición y salud, una cifra abismante de personas que no se alimentan bien y la cifra no tiene atisbos de detenerse o disminuir.
Raquel Burrows, médico de la Universidad de Chile y experta en
obesidad infantil, apunta a la conciencia de los padres como el
principal factor sobre un índice tan alto de niños con sobrepeso. “Los
padres saben perfectamente cuáles son los alimentos de la comida
chatarra, hay ofertas de actividad física al alcance de todos los
bolsillos y los supermercados comienzan a destacar las opciones
saludables, pero no es del interés de los consumidores. Los padres no
valoran la comida sana como un aporte al crecimiento, están preocupados
de la tecnología, pasan horas trabajando pero no por salud o educación,
están buscando un mejor auto, televisión o celular. El sobrepeso es el
precio que está pagando la sociedad con este sistema económico” apunta.
A su juicio, los niños son los principales perjudicados con este
sistema de alimentación, ya que no existen esperanzas de cambio y el
proceso formativo implica mayores consecuencias. Burrows explica que
“los niños que hoy son obesos serán los futuros diabéticos, hipertensos y
con problemas cardiovasculares, mucho más que sus padres y abuelos por
estar gordos por más tiempo y producto de una alimentación más chatarra.
Una amenaza para este grupo es que no forman músculos, y son los
músculos los que reciben el golpe alimenticio, entonces no solamente no
oxidan los alimentos sino que llenan su cuerpo de grasas y azúcares”.
La especialista explica que es un tema conocido en la población, es
decir, se sabe cuáles son los alimentos que hacen daño y cuáles son las
alternativas saludables, pero se distingue además una variante
socioeconómica, ya que “cuando las familias no entregan las condiciones
básicas de desarrollo, el Estado debe hacerse cargo, y hoy los niños no
pueden confiar en sus padres por una alimentación sana, pero eso no lo
podemos decir”.
Respecto a las políticas públicas, Burrows va más allá y argumenta que
“la obesidad es una enfermedad de países desarrollados, lo que da un
poco de status mundial, a diferencia de la desnutrición que es un
síntoma de pobreza que Chile atacó rápidamente, pero en el afán
de compararnos con grandes potencias es que asimilamos la obesidad como
algo normal que conlleva el desarrollo, y ahí es el Estado quien tiene
la responsabilidad”.
Elige Vivir Sano: la respuesta de gobierno
En febrero de 2010, la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama, lanzó el programa “Let’s Move”
(A moverse) en su país para combatir la obesidad de niños y
adolescentes, la que afecta la mitad de la población en este grupo
etéreo. Coincidentemente, pocos días antes de la visita de la familia
Obama a Chile, el gobierno local lanzó la campaña “Elige vivir sano”,
encabezada por la Primera Dama Cecilia Morel, la que contempla un sitio
web (www.eligevivirsano.cl)
con información práctica, además de la coordinación de cien corridas y
cien ciclovías en distintas ciudades del país, las que comienzan con una
cicletada masiva para este 10 de abril en el Parque Forestal.
El programa tiene un costo de 3 mil 600 millones de pesos, contempla
el trabajo de distintos ministerios y gira en torno a cuatro puntos
básicos: alimentación sana, actividad física, entorno natural y
recreación familiar. Si bien el sitio está en marcha blanca, hay datos
que es difícil asimilar, como considerar dos panes como ración saludable
diaria. Los expertos han valorado la iniciativa de gobierno.
Nutricionistas y otros especialistas han señalado que la población
requiere información rápida y atractiva para comenzar un cambio. No
obstante, la doctora Raquel Burrows descarta un cambio drástico al
indicar que “es un programa político, como lo hace cualquier gobierno.
Si quisiéramos un cambio real, es necesario modificar las políticas
públicas a nivel macro, cuyas medidas sean divididas a corto y largo
plazo con proyectos de al menos una década. La intención de gobierno
ayuda, pero es insuficiente ante la gravedad del problema”.
La experiencia Fitbook
Fitbook es un programa de monitoreo saludable forjado desde el Centro
de Nutrición Molecular de la Facultad de Ciencias Biológicas de la
Universidad Católica. Basta con inscribirse (www.alimentatesano.cl)
y responder un cuestionario respecto a cantidad de alimentos,
frecuencia de consumo y actividades físicas para recibir un diagnóstico
sobre el estado saludable de cada persona, el cual puede completarse
semanalmente para evaluar los cambios y considerar una visita al
nutriólogo.
A la fecha el programa cuenta con casi 31 mil inscritos, de los
cuales tres cuartas partes registran estudios superiores. Del universo
general, el 60 por ciento son mujeres, mismo porcentaje para inscritos
de región Metropolitana, con 21 mil inscritos entre 20 y 39 años.
Sus balances permiten una importante radiografía del público adulto:
el 55 por ciento de los hombres registra un sistema de alimentación
deficiente, pero las mujeres sorprenden con un 63 por ciento. En niveles
malos, los hombres lideran con 38 por ciento contra un 30 por ciento
femenino, y con ello llegamos al 93 por ciento en ambos géneros.
Federico Leighton, director del programa Fitbook, apunta al desayuno
como la primera y más importante batalla diaria. A juicio del experto,
“el desayuno es la comida más importante donde cada persona debe
privilegiar alimentos sanos que favorezcan saciedad para el resto del
día”. En este punto subraya sobre tres pecados capitales: El pan blanco,
la mantequilla y el azúcar, por lo que destaca las alternativas del
mercado a disposición: “Chile es un país rico en alimentos y puede
acercarse a una dieta mediterránea, esto significa que al desayuno
reemplacemos el pan blanco por integral, que eliminemos la mantequilla y
usemos verduras, ojalá palta, y que el azúcar sea reemplazada por miel u
otros endulzantes. Cambiar de cuatro cucharadas a una pizca de azúcar
es un paso intermedio que permite acostumbrarse a ello”.
Respecto a los hábitos alimenticios, Leighton reconoce que la
situación laboral implica acomodar la situación del almuerzo. El estudio
PAL (Programa de Alimentación Laboral) investigó sobre empresas que
cuentan con casino y modificó la dieta hacia una orientación
mediterránea. En el caso de trabajadores y estudiantes que comen por su
cuenta, el especialista indica que “las mujeres saben cuidarse y
almorzar una merienda sana, nutritiva, en cambio los hombres van por el
completo, la hamburguesa y alimentos chatarra que cargan con el
sobrepeso que hoy afecta a los chilenos”. La actividad física consiste
en correr al local más cercano por el perfecto acompañamiento de las
papas fritas.
Qué alimentos consumir
Todos se preguntan qué alimentos son los más saludables y es sabido
qué alimentos son los que debemos evitar. No obstante, Federico Leighton
apunta a un análisis médico que permita diagnosticar una dieta según
requerimientos personales. El experto destaca que no es razonable medir
una dieta según calorías y asegura que “en la dieta mediterránea hay un
40 por ciento de calorías que provienen de grasas, lo que supera la
norma, pero vienen del pescado y el aceite de oliva, entonces no es la
caloría un elemento para juzgar el beneficio de los alimentos, es
necesario analizar el índice glicémico de cada alimento y el contexto en
que se ubica su consumo”.
Es necesario insistir que el pescado y las frutas son productos
destinados a mejorar las condiciones de salud de una persona y Chile es
un país productor mundial de ambos sin que su consumo sea el indicado en
la población. Por otro lado, las gaseosas y los locales de comida
chatarra mantienen al país en lo alto de los rankings internacionales.
David S. Ludwig es endocrinólogo de la Universidad de Harvard y
visitó Chile en marco del simposio de Índice Glicémico organizado por el
Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA).
Considerado por la influyente revista TIME como “el guerrero contra la
obesidad”, Ludwig ha señalado que la alimentación que orienta el
sobrepeso tiene factores clave, como el índice de azúcar que contienen,
el cual sube y baja rápidamente en la sangre una vez consumido, lo que
implica recuperar el apetito en poco tiempo y con ello, perder la
concentración buscando sólo saciar el apetito, relacionando una conducta
alimentaria con estrés o rendimiento laboral.
El experto aconseja preferir alimentación de lenta digestión que
permita un mayor beneficio de los alimentos, quien ha señalado seis
puntos clave en el cambio de hábitos alimentarios:
- Eliminar bebidas azucaradas y jugos. En niños, disminuir el alto
consumo de jugos y adultos no consumir bebidas alcohólicas mezcladas con
gaseosas.
- Reemplazar la harina refinada por harina integral en pan, pastas y similares.
- Reemplazar el pan al desayuno por frutos secos, cereales y aumentar consumo de semillas.
- Privilegiar el consumo de frutas y verduras entre comidas durante el día.
- Reemplazar mantequilla y productos grasos por aceite de oliva o paltas y verduras.
- Privilegiar el consumo de pescados y frutos secos por sobre carnes rojas.
Fuente, vìa :http://radio.uchile.cl/noticias/108029/
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