(APe) 800 soldados seguían a Belgrano muy cerca de la Quebrada de
Humahuaca. Estaban desanimados por la derrota de Huaqui y la noticia de
cuatro mil españoles que venían por ellos. No entendían el significado
de la palabra revolución. Desde Buenos Aires, el empleado de los
ingleses, Bernardino Rivadavia, le ordenó a Belgrano retroceder hasta
Córdoba.
El periodista, abogado y economista devenido en guerrillero, masculló
la bronca y decidió bendecir la bandera que había inventado en febrero
en las riberas de la Villa del Rosario. Le importó poco que el primer
triunvirato rechazara aquella enseña.
Los españoles llegaron y eran tres mil al mando de Pío Tristán.
Entonces Belgrano pidió a los jujeños dejar sus lugares donde
trabajaban, amaban y veían crecer a sus hijos.
"Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra
defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las
Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con
verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al
mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados
por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden
arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y
seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la
época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al
Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres", proclamó
en aquel momento.
Debían dejar el campo raso. Y así lo hizo el heroico pueblo jujeño
aquel 23 de agosto de 1812. Pero no llegaron a Córdoba. En Tucumán los
vencieron y lo volvieron a hacer en Salta. Belgrano, el desobediente,
sabía que los peores enemigos de los jujeños, en particular, y
argentinos, en general, eran "los desnaturalizados que viven entre
nosotros", como lo dijo en aquella arenga.
Hoy, a casi dos siglos de aquella epopeya popular, el pueblo jujeño
sigue peleando con los desnaturalizados que viven entre ellos.
Dice la noticia que comunidades de Palma Sola, organizaciones
campesinas, pequeños productores y la Central de Trabajadores de la
Argentina (CTA) Jujuy, presentaron en abril del año pasado un recurso de
amparo para impedir los desmontes en esa localidad que ya cuenta con
una medida cautelar que prohíbe los desmontes.
Sin embargo los que ahora arrasan con la tierra son los empresarios
del lugar que buscan convertir en soja cualquier evidencia del bosque
natural.
Por eso estas organizaciones pidieron la declaración de emergencia
forestal, debido a los incendios y desmontes de los últimos meses. Que
el Gobierno Provincial se responsabilice sobre el futuro de los bosques
jujeños, la biodiversidad y los posibles desalojos a familias campesinas
e indígenas por el avance del desmonte, además del riesgo de
inundaciones. También exigieron la sanción que corresponda al Gobierno
Provincial y a la Empresa Ledesma, por no arbitrar los medios necesarios
para garantizar la protección del Lote Yuto/Sauzalito, que hacía de
"puente verde", para conectar la yunga con el sector chaqueño. Y por
último, que el Poder Judicial de la Provincia, actué con la urgencia
debida otorgando la medida cautelar solicitada, a fin de que el desmonte
descontrolado deje de avanzar sobre el bosque de la localidad de Santa
Bárbara.
De tal forma, el pueblo jujeño -heredero de aquella caminata heroica-
vuelve a rechazar el pedido de resignación que quieren imponer los
empresarios que arrasan los bosques. Saben que esos desnaturalizados
quieren una nueva forma de esclavitud y ellos, hijas e hijos de la
tierra jujeña, volverán a pelear para evitarlo.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=5290:los-desnaturalizados-y-el-pueblo-jujeno&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=5290:los-desnaturalizados-y-el-pueblo-jujeno&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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