lunes, 24 de mayo de 2010

De Honduras a Chile, de Zelaya a Piñera...¿quién será el Micheletti? Piñera pareciera transitar la misma vía que incendió los ánimos de las transnacionales en Honduras, pero esta vez bien puede ser una mascarada para esconder el renovado programa neoliberal Arturo Alejandro Muñoz

EN ENERO DEL presente año escribí un artículo titulado “Se nos puso ‘socialista’ don Sebastián” -publicado por varios medios electrónicos-, recibiendo las más estentóreas descalificaciones provenientes de sectores derechistas, a la sazón en plena carrera de segunda vuelta presidencial (*: el artículo de marras puede leerse pinchando el link que se encuentra al pie del presente documento).
Ahora que don Sebastián explicitó ante el país su primera cuenta gubernativa, los peores temores de una potencial administración ‘socialistoide’ comenzaron a inundar los cerebros beatos de muchos miembros de la UDI, quienes tuvieron que hacer de tripas corazón para no mostrar ante las cámaras aquellos disgustos y pataletas que hubieran deseado expresar ante los anuncios hechos por su ex abanderado.
Salario ético, adiós al 7% que los jubilados y pensionados deben cancelar por asuntos de salud (lo que fue legislado ya hace muchos años en beneficio de las licencias médicas, mismas que, por cierto, ningún jubilado puede utilizar tanto legal como racionalmente), aumento de impuestos a la gran empresa, respeto a la sindicalización, y otras promesas oficiales parecidas a las señaladas, hicieron arriscar narices y mover hombros de forma incómoda a varios políticos, tanto de la Alianza por Chile como de la Concertación.
Unos (Concertación) por considerar que tales anuncios eran populistas y que, más allá de toda duda, fueron birlados del “Libro de Petete” que se redactó en el 2º piso de La Moneda desde 1990 a la fecha, el cual  contiene los mil y un proyectos jamás enviados al Congreso ni nunca consensuados por las tiendas concertacionistas para legislar a favor de la gente, del pueblo, de la chusma, de la gallá, del obreraje, de la rotá, del perraje, etc.
“Nos robaron el populismo”, cacareó un diputado socialista no bien Piñera terminó de entregar su cuenta pública en Valparaíso. Y esa misma sensación invadió a todos los dirigentes de la chuchumeca y vapuleada Concerta (aunque muchos prefirieron guardar silencio, inteligentemente, a objeto de que no se les acusara de ‘populistas’ al reconocer ser los dueños de las ¿nuevas? ideas de Piñera).
Otros (los de la Alianza, en especial los de la UDI) aún no logran reponerse del intenso soponcio que los estragó ya a medio discurso, pues cada quince o veinte líneas de avance en la lectura Piñera dejaba caer una pretensión bastante “rosadita” en lo político, y con trazas de incrementar el color hasta alcanzar el rojo rábano (producto agrícola que por siempre ha identificado a los comunistas: rojo por fuera, blanquito por dentro).

Y si los talibanes beatos de la UDI (léase Moreira, Coloma, Novoa, Kast, Longueira, Chadwick, Bauer, etc.) nada han reclamado hasta ahora, se debe –simple y llanamente- a que todo lo anterior se inscribe en una especie de “progrom” conservador económico-social para afianzar las depredaciones que desea seguir cometiendo el neoliberalismo.
Es con ese objetivo que al igual que el derrocado Zelaya hizo en Honduras (aunque este actuó con honestidad y no con doble propósito),el especulador financiero que gobierna Chile, Sebastián Piñera, comenzó a transitar la misma vía que incendió los ánimos de las empresas transnacionales y del ultra conservadurismo pro yanqui en la aherrojada Honduras. Pero, toda esta argamasa populista tiene el fuerte aroma de una mascarada de la derecha, tras la cual se esconde el salvajismo de un renovado programa neoliberal que se fraguó en Casa Piedra y en el grupo Tantauco, dirigido a ‘desmalezar’ legalmente el país para dejar campo abierto a la inversión extranjera en las áreas que hasta hoy siguen en alguna medida bajo propiedad y protección estatal, como es el caso de la Educación y la Salud.
Si esto último no obedece a la realidad, entonces podríamos tener un mandatario próximamente acorralado por algunas de las fuerzas que ayer le apoyaron y le condujeron hasta La Moneda…vale decir, un nuevo Zelaya que, en el caso chileno, no contaría con apoyo alguno por parte de los sectores de izquierda, y en cuanto a la corrupta Concertación seguramente habría en su favor (o en defensa de la ‘democracia’) tres océanos de declaraciones, pero con un milímetro de profundidad y cero gramo de peso específico real.
Obviamente, lo anterior parece distar kilométricamente de la realidad que los chilenos observamos y vivimos a diario. Además, Piñera presenta muchos flancos débiles si intentase desafiar al ultra conservadurismo de sus aliados, ya que todas las pertenencias económicas y financieras del actual gobernante -no muy bien habidas como todos sabemos- podrían ser presas fáciles para cualquier nueva administración derechista que se hiciera cargo de las riendas del país con el apoyo de Washington. Comparadas con la fortuna actual de Piñera, las pérdidas económicas de Zelaya resultan ser un cuesco de ciruela. Para nuestro Tatán el riesgo es demasiado alto, y las pérdidas serían insoportables.
Por ello me juego el todo por el todo apostando a que el discurso de Piñera y sus últimas medidas populistas son una mascarada con la que procura marear al políticamente ingenuo pueblo chileno, dejarlo semidormido y luego dar el golpe de gracia imponiendo un programa neoliberal salvaje que, en corto tiempo, transformaría al país en una zona sin identidad, perteneciente cien por ciento a intereses foráneos asociados con los gatopardos criollos, entre los cuales Piñera lleva la corona.
De ese modo, la respuesta a la interrogante planteada en el título de este artículo bien puede tener un nombre, Sebastián Piñera, quien sería Zelaya y Micheletti de sí mismo. La duda es razonable, y yo tengo derecho a ella.
(*)http://www.generacion80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=6980

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

free counters

Datos personales

Mi foto
Malas noticias en los periòdicos, asesinatos, enfermedad, pobreza, dolor, injusticias, discriminaciòn, guerras, lo grave es que nos parece normal.

Ecologia2