Las cifras
que dan cuenta de los jóvenes involucrados en el conflicto bélico que
atraviesa Colombia espantan. Al menos unos 18 mil menores de edad forman
parte de organizaciones armadas en ese país y unos 100 mil están
vinculados indirectamente con ellas, según un informe oficial que será
publicado esta semana y fue anticipado ayer por la prensa colombiana.
Los menores son generalmente reclutados cuando tienen 12 años e integran
tanto grupos guerrilleros –Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y Ejército de Liberación Nacional (ELN)– como bandas
paramilitares y del llamado crimen organizado, sostiene la
investigación. La mayoría son varones (57 por ciento), pero el
reclutamiento de niñas crece a gran velocidad, sostiene el documento,
que incluye testimonios de varios menores.
El informe Como corderos entre lobos será presentado el miércoles en
la sede del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Sin embargo, sus principales conclusiones fueron publicadas ayer por el
diario bogotano El Tiempo. Se trata de una investigación realizada por
un equipo de más de ochenta personas, que trabajó a lo largo de cuatro
años y sistematizó por primera vez las circunstancias del reclutamiento
de menores de edad por esas organizaciones. De acuerdo con el documento
de ciento veinte páginas, todos los niños reclutados provienen del
sector más pobre de la sociedad colombiana, que equivale al 12,6 por
ciento de la población total del país. En el 69 por ciento de los casos,
su origen es rural y sus padres son campesinos, aunque el reclutamiento
en zonas urbanas crece aceleradamente y ya sería diecisiete veces mayor
que hace cuatro años, advierte el trabajo.Asimismo, en promedio, cada tres años esos menores habrían emigrado o habrían sido desplazados por la fuerza antes de ingresar a los grupos armados. Por otra parte, el trabajo subraya la extrema vulnerabilidad de los pueblos indígenas, cuyos niños, afirma, tienen 674 veces más posibilidades que otros niños de verse directamente afectados por el conflicto armado o de ser reclutados.
En tanto, el informe asegura que al margen de los “no menos de 18 mil” menores que forman parte de los grupos armados, “en un sentido más amplio” existen “unos 100 mil niños y adolescentes” relacionados con “sectores de la economía ilegal directamente controlada por grupos armados ilegales y organizaciones criminales”. En la escalada de violencia que azota desde hace años al país latinoamericano, el ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, comenzó ayer a coordinar desde Cali la respuesta de las fuerzas públicas al reciente aumento de los ataques de las FARC en una zona del sudoeste del país, tal como se lo ordenó el presidente Juan Manuel Santos.
Las FARC vienen desarrollando en los últimos meses una ofensiva en el departamento del Cauca, que se incrementó notablemente a comienzos de julio. Después de días de relativa calma, los atentados con explosivos recrudecieron desde el jueves, lo que motivó a Santos a instruir a Pinzón y los comandantes de todas las fuerzas militares a que se desplazaran a Cali, capital del departamento Valle del Cauca, para coordinar las medidas de seguridad.
Pinzón llegó a esa ciudad después de que muriera un policía y dos resultaran heridos por la explosión de una bomba escondida en una moto en el municipio El Tambo, en el Cauca. El ministro se reunió con autoridades regionales y después expresó en una rueda de prensa que las fuerzas de seguridad enfrentan “una escalada terrorista bárbara y criminal de las FARC”, que busca “afectar a los civiles por los atentados con explosivos contra torres de conducción de electricidad”.
Por su parte, el comandante de las fuerzas militares, general Alejandro Navas, afirmó que entre el jueves y el sábado las FARC atacaron dieciséis torres, dejando sin energía eléctrica a miles de habitantes del Valle del Cauca y del vecino departamento Nariño. Según el ministro, la presencia de las fuerzas de seguridad colombianas en la zona posibilitó la incautación de 150 granadas que pertenecían al frente sexto de las FARC.
Asimismo, el funcionario reveló que la armada abatió en un combate a tres miembros de las organización guerrillera y capturó a seis, dos de ellos heridos, en un sector rural de Buenaventura, el principal puerto colombiano en el océano Pacífico, en el Valle del Cauca. Pinzón comentó que los miembros del grupo guerrillero fueron responsables de algunos de los atentados cometidos en las últimas horas contra la infraestructura eléctrica.
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