Se dice que la posibilidad de
insertar un comentarioal pie de los textos publicados facilita la comunicación entre autor y lector. No estoy muy seguro. ¿Cómo responder a todos? Desde ya, agradezco las versátiles opiniones suscitadas a raíz de mi artículo
Facebook: ¿coro de pajaritos?(La Jornada, 29/06/11).
Mis apuntes fueron disparados por una observación del escritor y
medioambientalista argentino Antonio Elías Brailovsky: “…la historia de
cómo y por qué perdimos el rumbo y comenzamos a pedirle a la tecnología
cosas que no puede darnos es larga y merece opiniones diversas”.
Brailovsky dice que una de ellas consiste en creer que podemos
remplazar funciones naturales por medios tecnológicos. Mario Benedetti,
por ejemplo, decía que enviar un
te quiero.com, revela un
déficitde comunicación personal. O lo que es igual: ¿comunicación es igual a información, conexión, catarsis?
Hace unos años, el actor mexicano Ricardo Fuentes organizó el proyecto
Volver a las cartas, con miembros del Sistema Nacional de Creadores. Ricardo andaba preocupado por la despersonalización que ha traído la era de Internet y los correos electrónicos (La Jornada, 21/8/5). “La tecnología –declaró– contradice su propósito y termina por alejar a las personas más que unirlas.” ¿En qué habrá terminado su proyecto?
Los modelos de la industria digital (pretenciosamente llamada
cultura) están vaciando de sentido a la comunicación. En lugar de responder a necesidades pensadas, el imparable consumo de tecnologías digitales es inducido por un puñado de programadores que se rigen por un concepto falaz de
mercado: decidir
ahora y yalo que necesitamos.
Feisbuc o feis (permítame) se presenta como inofensivo sitio de la web para estimular las
relaciones interpersonales. No lo dudo: debe ser vibrante rencontrarse con un amigo de la infancia, o la novia de juventud. Sin embargo… ¿recuperaríamos aquella inocencia? ¿Y si frente a la novia de ayer ambos quedamos tiesos del espanto? En estos casos,
feissugiere (amigablemente) que enviemos el álbum familiar completo, y otras intimidades. ¿Qué queeé…? ¡Ni madres!
La última tecnología feis (reconocimiento facial para
etiquetar las fotos de forma automática) exhuma las desastradas
obsesiones del criminólogo italiano Cesare Lombroso. Una tecnología
similar a la del proyecto Automatic DJ, usada para fines no agresivos:
saber qué música nos gusta, con tan sólo hacernos una foto…
Ahora feis usará las fotos para clasificarlas en tipos de
consumidores, basándose en preferencias y gustos. Y como los gobiernos
compran estos datos para sus propios fines, las arbitrariedades
lombrosianas (desestimadas por la ciencia a inicios del siglo pasado)
volverán a la acción con tan sólo mirarnos la cara. Paradojas de la
tecnología
moderna.
Algunos dicen que feis también es una herramienta para luchar contra
todaslas dictaduras y la globalización excluyente. Dejaré esto para el siguiente artículo. Por ahora, pregunto: si en este mundo nada es gratis… ¿por qué 550 millones de personas (al alza) consintieron en regalar a feis pasado y presente de una información que, en principio, calificarían de
privada?
Del poeta Stephan George: ¡ya vuestro número es un ultraje! Pero al margen de ansiedades y contrasentidos… ¿a los feisbuquianos
les importa saber dónde y cómo se procesa y almacena esa formidable
masa de datos que tecnológicamente requiere de centralización y control?
En The Guardian, Tom Hodgkinson escribió acerca de los chicos de Feisbuc:
Todo lo conectan y todo lo guardan. Nada se les escapa. Fotos, correos electrónicos, conversaciones, imágenes, música, etcétera. Con eso definen un perfil sico-socio-político de cada sujeto, y así te mantienen en la mira. Una vez ingresas, ya no te dejan salir; y si lo logras, toda tu información privada queda ahí.
Hodgkinson sostiene que “…el sitio fomenta el individualismo para
mantener un mayor control de la masa, y hace creer a los imbéciles que
son importantes”. Mark Zuckerberg, su creador, parece darle la razón. En
el libro The Facebook effect (David Kirkpatrick, Simon and Schuster, 2010), se transcribe un chat que el joven multimillonario escribió en los inicios del fenómeno mediático:
“Tengo 4 mil correos electrónicos y sus contraseñas, fotos y números de seguridad social. La gente confía en mí: they are assholes.”
Según Hodgkinson, Facebook está bajo control de las 16 agencias de
seguridad de Estados Unidos, empezando por la CIA y el Departamento de
Defensa. El periodista inglés anda bien encaminado. En mayo pasado,
luego de la ruidosa
muertede Bin Laden, el canal TV Q13 de Seattle entrevistó a la indignada madre del niño Vito Lapinta, alumno de séptimo en una escuela primaria de Tacoma (estado de Washington).
Desde su cuenta, Vito había expresado su preocupación de que
agresores suicidas atacaran al presidente Obama. Al día siguiente,
agentes del servicio secreto lo interrogaron en pleno horario escolar.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/06/opinion/023a1pol
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/06/opinion/023a1pol
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