Página 12
Organizaciones e
investigadores sociales advierten sobre el aumento de la violencia en el
campo argentino. Sólo en dos provincias, Santiago del Estero y Neuquén,
750 referentes están procesados por defender el terruño.
Santiago
del Estero, Chaco, Mendoza, Tucumán, Río Negro, Misiones y Neuquén
fueron escenario en las últimas semanas de intentos de desalojos,
criminalización y represión de familias campesinas y pueblos
originarios. Sólo en dos provincias, Santiago del Estero y Neuquén, 750
referentes campesinos e indígenas están procesados por defender el
territorio. Investigadores del Instituto Gino Germani de la Universidad
de Buenos Aires (UBA) advierten que la violencia rural está en aumento.
Diego Montón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), apuntó
al origen del mal: “Argentina está entrampada en una lógica de
desarrollo que se basa en la agricultura industrial, y de esa manera
tiene una gran contradicción interna que deberá y deberemos resolver:
derechos humanos o agricultura industrial transnacional”.
Alcides
Santillán y Rafael Martín Galván, ambos campesinos santiagueños, fueron
detenidos el lunes 6 de junio. El mismo día, el juez Ramón Tarchini
Saavedra, del Tribunal Criminal Cuarto, ordenó la captura de otros doce
integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía
Campesina). “Se ha desatado un raid judicial y policial, una nueva
persecución política de miembros de nuestro movimiento, con
procedimientos fuera de la ley”, denunció el MNCI, donde el Mocase-Vía
Campesina es uno de sus miembros, y explicaron que el “crimen” fue
defender la tierra donde siempre vivieron.
Una semana antes, en la
chaqueña Colonia El Guanaco, el Juzgado de Sáenz Peña ordenó el
desalojo de la familia conformada por Elsa Avalos y Carlos Peralta, que
desde hace setenta años habitan y trabajan 250 hectáreas. “Mi madre
tiene 69 años. Nació, trabajó y acá nacimos sus nueve hijos. Siempre
cuidamos y trabajamos la tierra, acá nacieron sus nietos, nuestros
hijos. ¿Y ahora nos quieren echar?”, denunció José Peralta y advirtió
que defenderán la tierra.
La Unión de Pequeños Productores
Chaqueños (Unpeproch), donde participa la familia, se movilizó para
evitar el desalojo y apuntó a la contradicción política: “Mientras a
nivel nacional y provincial se pregona que no habrá más desalojos, el
sistema judicial hace otra cosa”.
Situaciones muy similares se
repiten en Jocolí (Mendoza), Villa la Angostura (Neuquén), Colalao del
Valle (Tucumán), Ñorquinco y paraje El Foyel (Río Negro), Cachi (Salta) y
Puerto Piray (Misiones), sólo algunos de una larga lista.
Además
de desalojos, se acentúa la criminalización. El Observatorio de Derechos
Humanos de Pueblos Indígenas (Odhpi) reveló que en Neuquén hay al menos
250 mapuches procesados por defender el territorio ancestral.
En
Santiago, “al menos 500 compañeros y compañeras están procesados”,
alertó Deolinda Carrizo, del Mocase-Vía Campesina. La organización
exigió el fin de la judicialización y criminalización de la protesta
social. Y recibió la solidaridad y el llamado de alerta de la fuerte
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (Cloc).
Diego
Montón integra la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de
Mendoza, y también es referente del MNCI. Destaca que históricamente la
idea de progreso de las clases dominantes estuvo asociada a la
destrucción y sometimiento de los campesinos e indígenas. “Actualmente
con la ofensiva del capital financiero sobre los bienes naturales se ha
intensificado el nivel de disputa por la tierra, el agua y los bienes
naturales”, explica Montón y asegura que la conflictividad se va a
profundizar. “La disputa es por las hectáreas que aún están en manos
campesinas indígenas. El agronegocio, el capital y las transnacionales
quieren toda la tierra a su servicio. Todos los territorios que se
resisten a la lógica del agronegocio serán escenarios de conflictos.”
El
dirigente del MNCI apuntó a los gobiernos provinciales “en su mayoría
con intereses ligados al modelo agrominero exportador”, pero
principalmente a la “alianza Poder Judicial y poder económico” como
principales responsables de la criminalización y represión.
El
Grupo de Estudios sobre Ecología Política (Gepcyd) del Instituto Gino
Germani (UBA) publicó a fines de 2010, “La violencia rural en la
Argentina de los agronegocios”, donde confirmó el aumento de la
violencia contra campesinos e indígenas, y abordó la criminalización,
militarización y la coacción física. “Entendemos que la violencia rural
creciente en Argentina debe interpretarse en condiciones de la
implementación de un diseño global de agroestrategias y políticas de
Estado que concretizan en el territorio el redoble en la extracción y
consumo de riquezas naturales”, explica la decena de científicos
sociales que integra el Gepcyd.
Y apuntan al rol del Estado y del
sector privado. “La violencia rural –señalan– más que evidenciar una
ausencia de institucionalidad en materia de tierras y derechos de los
pueblos originarios y comunidades campesinas, pareciera vincularse como
la respuesta estatal.” “Lo que probablemente esté expresando la
violencia rural, además de la existencia de débiles dispositivos
democráticos, es sobre todo la intensidad con la cual el capital puja
por el aprovechamiento de áreas que aún guardan una dotación importante
de recursos naturales”, agregan.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-171446-2011-07-04.html
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=131736&titular=la-pelea-por-los-territorios-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=131736&titular=la-pelea-por-los-territorios-
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