Desde
territorio lavkenche vimos con dolor y angustia la catástrofe sufrida
por numerosas familias en el centro sur del país a raíz del mega
incendio ocurrido en enero. Y aun cuando, numerosos movimientos de
solidaridad surgían de modo espontáneo y generoso desde comunidades u
organizaciones mapuche y pobladores de este territorio, todavía predominaba la tristeza.
Y es que al desastre vivido por las familias afectadas, se suma para
quienes vivimos en territorio mapuche, la carga de un estigma.
Industria forestal e incendios.
La estrecha relación entre la industria forestal y los incendios no parece haber sido considerado por el gobierno, que ya ha comenzado planes de financiamiento a la reforestación con pino radiata. Esto a pesar del pronunciamiento de expertos científicos en ecología que denuncian el daño que causan estas plantaciones al ecosistema y de la preocupación expresada por expertos de la Universidad de Chile respecto a una reforestación con monocultivo.
Al parecer, la relación directa que tiene la CORMA con distintos gobiernos (11:49-12:30) no hace necesario que ésta tenga que responder a las diversas críticas que surgen de la sociedad sobre el modelo forestal implementado. La situación es preocupante, pues los organismos estatales que debieran fiscalizar un desarrollo forestal sustentable, no presentan más que un historial de omisiones en el fortalecimiento de sus facultades. Con todo lo anterior, no es de extrañar que 110 organizaciones y agrupaciones sociales exijan un cambio en el modelo forestal.
Industria forestal y mapuche.
Respecto a la relación forestales y mapuche, es bastante claro el cap. 3, apartado 6 del Informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato (2003) sobre como las tierras en territorio mapuche que hoy se encuentran en manos de forestales, fueron prácticamente robos blanqueados en la contra reforma agraria. Cuestión que ha continuado en un proceso vergonzoso e injusto de despojo territorial, que explican bastante el actual conflicto en algunos territorios de Wallmapu. Sin embargo, falta el detalle surrealista. Estas forestales están certificadas por FSC Chile, que entre sus 10 principios de manejo forestal responsable, plantea en el tercer principio, el respaldo a los pueblos indígenas.
Pero no solo el despojo territorial relaciona la industria forestal con los mapuche. También la falta de agua producto de la invasión forestal. Un eucaliptus al tercer año consume 20 litros de agua por día, llegando a 200 litros diarios a los veinte años. Imagine una alfombra de miles de hectáreas de eucaliptus, tal como es la situación en este territorio. Esta crisis hídrica y su relación con las forestales fue estudiada ya en 2014 por Marien Gonzalez-Hidalgo.
Cuidar la tierra incluye rotar los cultivos para no cansar la tierra, dicen los mapuche. La explotación intensiva de la tierra por parte de las forestales ha acabando con ecosistemas y la capa orgánica que hace fértil la tierra. La tala raza practicada por las forestales deja el suelo descubierto a las lluvias que arrastran el material orgánico que acaba en el mar. En el caso del eucaliptus es todavía peor. Una comunero que después de más de 10 años en trámites recuperó un terreno, alegaba que no solo no podía cosechar nada por el agotamiento de la tierra, sino que además, no sabía qué hacer con los eucaliptus que volvían a salir una y otra vez, pues sus raíces largas le permiten sobrevivir aun cuando los corten a ras de suelo. Efectivamente, nunca ha existido un apoyo estatal como el DL 701 a una actividad productiva distinta a la forestal en este territorio, anulando cualquier incentivo a nuevas posibilidades.
Las contradicciones continúan. Una industria que el año 2016 generó exportaciones por US$5.300 millones, pero que en donde posee mayor presencia son justamente las regiones que arrastran los más altos índices de pobreza. A esto podríamos agregar los millonarios gastos policiales destinados a resguardar la actividad forestal en el territorio. Solo en Arauco, el año 2015, se destinaron más de $2.253.000.000, más del doble del presupuesto de educación de varias comunas de Wallmapu; una industria que posee diversos sellos verdes, pero que genera desequilibrio ecológico y contaminación, como en Rio Cruces o el ducto de Mehuín. Una industria que finalmente se presenta como modelo de desarrollo para el país, pero que está involucrada en colusiones y el financiamiento irregular de la política.
No hay que ignorar, que también estas contradicciones funestas de la industria forestal han alcanzado a pequeños agricultores chilenos, que han padecido la falta de agua y el desplazamiento a causa de la invasión forestal que los acaba encarcelando en pequeños predios rodeados de plantaciones forestales.
Una nueva oportunidad.
Recientemente, respecto a las demandas del Pueblo/Nación Mapuche se acaba de perder una nueva oportunidad con las conclusiones de la última comisión presidencial de La Araucanía. Estamos en un momento clave para no repetir los mismos errores, para evitar que el lobby suplante la deliberación de las comunidades locales. Algo ha de cambiar para no volver a caer en un modelo forestal que tantas víctimas y daño nos ha ocasionado. Especialmente, es una nueva oportunidad para retomar en serio diálogos con las comunidades y organizaciones mapuche, que hace años vienen padeciendo y denunciando las consecuencias nefastas de la industria forestal y el despojo que les ha ocasionado.
Finalmente, es una oportunidad significativa para nuestra sociedad chilena. Mirar críticamente los prejuicios que se nos han instalado a través de simplificaciones funcionales a intereses opacos. Nos ayudará a comprender mejor no solo la profundidad e importancia de las demandas del Pueblo/Nación Mapuche, sino también a fortalecer nuestra democracia.
David Soto SJ
Jesuita de Tirua
vía:
http://www.elquintopoder.cl/politica/incendios-forestales-y-pueblo-nacion-mapuche/
Pero no solo el despojo territorial relaciona la industria forestal con los mapuche. También la falta de agua producto de la invasión forestal.
Los
mismos intereses que presionan este territorio y elaboraron el término
“violencia rural” (que ubica a mapuche de un lado y víctimas del otro),
han
promocionado y posicionado mediante sus medios de comunicación la
asociación de ideas, tales como mapuche/violencia o mapuche/incendio
.
El éxito de esta estrategia para instalar una comprensión del conflicto
en el sur a la medida de sus intereses, parece haber dados sus frutos.
La sospecha instalada en muchos ciudadanos – alimentada subrepticiamente
por algunos comunicadores y políticos – respecto al accionar mapuche en
el origen de los incendios, así lo indica. Sobre la solidaridad de
éstos, nada. Sin embargo,
estos simplismos para comprender
la realidad nos han hecho un tremendo daño como país, han perpetuado
violencias y envenenado el diálogo
.
Si
miramos seriamente más allá de los simplismos que relacionan a los
mapuche y los incendios, comprobaremos que lo único que hay en común
entre estos, es el modelo forestal instalado en Chile y Wallmapu. Por
supuesto, en ambos casos esta industria pasa bastante desapercibida.Industria forestal e incendios.
La estrecha relación entre la industria forestal y los incendios no parece haber sido considerado por el gobierno, que ya ha comenzado planes de financiamiento a la reforestación con pino radiata. Esto a pesar del pronunciamiento de expertos científicos en ecología que denuncian el daño que causan estas plantaciones al ecosistema y de la preocupación expresada por expertos de la Universidad de Chile respecto a una reforestación con monocultivo.
Al parecer, la relación directa que tiene la CORMA con distintos gobiernos (11:49-12:30) no hace necesario que ésta tenga que responder a las diversas críticas que surgen de la sociedad sobre el modelo forestal implementado. La situación es preocupante, pues los organismos estatales que debieran fiscalizar un desarrollo forestal sustentable, no presentan más que un historial de omisiones en el fortalecimiento de sus facultades. Con todo lo anterior, no es de extrañar que 110 organizaciones y agrupaciones sociales exijan un cambio en el modelo forestal.
Industria forestal y mapuche.
Respecto a la relación forestales y mapuche, es bastante claro el cap. 3, apartado 6 del Informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato (2003) sobre como las tierras en territorio mapuche que hoy se encuentran en manos de forestales, fueron prácticamente robos blanqueados en la contra reforma agraria. Cuestión que ha continuado en un proceso vergonzoso e injusto de despojo territorial, que explican bastante el actual conflicto en algunos territorios de Wallmapu. Sin embargo, falta el detalle surrealista. Estas forestales están certificadas por FSC Chile, que entre sus 10 principios de manejo forestal responsable, plantea en el tercer principio, el respaldo a los pueblos indígenas.
Pero no solo el despojo territorial relaciona la industria forestal con los mapuche. También la falta de agua producto de la invasión forestal. Un eucaliptus al tercer año consume 20 litros de agua por día, llegando a 200 litros diarios a los veinte años. Imagine una alfombra de miles de hectáreas de eucaliptus, tal como es la situación en este territorio. Esta crisis hídrica y su relación con las forestales fue estudiada ya en 2014 por Marien Gonzalez-Hidalgo.
Cuidar la tierra incluye rotar los cultivos para no cansar la tierra, dicen los mapuche. La explotación intensiva de la tierra por parte de las forestales ha acabando con ecosistemas y la capa orgánica que hace fértil la tierra. La tala raza practicada por las forestales deja el suelo descubierto a las lluvias que arrastran el material orgánico que acaba en el mar. En el caso del eucaliptus es todavía peor. Una comunero que después de más de 10 años en trámites recuperó un terreno, alegaba que no solo no podía cosechar nada por el agotamiento de la tierra, sino que además, no sabía qué hacer con los eucaliptus que volvían a salir una y otra vez, pues sus raíces largas le permiten sobrevivir aun cuando los corten a ras de suelo. Efectivamente, nunca ha existido un apoyo estatal como el DL 701 a una actividad productiva distinta a la forestal en este territorio, anulando cualquier incentivo a nuevas posibilidades.
Las contradicciones continúan. Una industria que el año 2016 generó exportaciones por US$5.300 millones, pero que en donde posee mayor presencia son justamente las regiones que arrastran los más altos índices de pobreza. A esto podríamos agregar los millonarios gastos policiales destinados a resguardar la actividad forestal en el territorio. Solo en Arauco, el año 2015, se destinaron más de $2.253.000.000, más del doble del presupuesto de educación de varias comunas de Wallmapu; una industria que posee diversos sellos verdes, pero que genera desequilibrio ecológico y contaminación, como en Rio Cruces o el ducto de Mehuín. Una industria que finalmente se presenta como modelo de desarrollo para el país, pero que está involucrada en colusiones y el financiamiento irregular de la política.
No hay que ignorar, que también estas contradicciones funestas de la industria forestal han alcanzado a pequeños agricultores chilenos, que han padecido la falta de agua y el desplazamiento a causa de la invasión forestal que los acaba encarcelando en pequeños predios rodeados de plantaciones forestales.
Una nueva oportunidad.
Recientemente, respecto a las demandas del Pueblo/Nación Mapuche se acaba de perder una nueva oportunidad con las conclusiones de la última comisión presidencial de La Araucanía. Estamos en un momento clave para no repetir los mismos errores, para evitar que el lobby suplante la deliberación de las comunidades locales. Algo ha de cambiar para no volver a caer en un modelo forestal que tantas víctimas y daño nos ha ocasionado. Especialmente, es una nueva oportunidad para retomar en serio diálogos con las comunidades y organizaciones mapuche, que hace años vienen padeciendo y denunciando las consecuencias nefastas de la industria forestal y el despojo que les ha ocasionado.
Finalmente, es una oportunidad significativa para nuestra sociedad chilena. Mirar críticamente los prejuicios que se nos han instalado a través de simplificaciones funcionales a intereses opacos. Nos ayudará a comprender mejor no solo la profundidad e importancia de las demandas del Pueblo/Nación Mapuche, sino también a fortalecer nuestra democracia.
David Soto SJ
Jesuita de Tirua
vía:
http://www.elquintopoder.cl/politica/incendios-forestales-y-pueblo-nacion-mapuche/
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