Los DC Eduardo Frei Montalva (que deseaba el golpe militar por su
anticomunismo y con la esperanza infantil de que luego los militares le
entregaran el gobierno al poco andar), como el presidente de esa tienda,
Patricio Aylwin (primer presidente civil post dictadura), facilitaron
el crimen en 1973.
El Mostrador entrega unas
declaraciones de Patricio Aylwin, ex-primer presidente post dictadura,
que concuerdan con su posición política histórica. Ahora que no tiene
opciones electorales personales, vuelve a reconocer su posición de
político golpista. Acusa a Allende de lo que él mismo fue y da carácter
de popular a Pinochet. No dice, lo que sí se sabe: de que fue muy hábil y
que siempre tuvo avidez por el poder. http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/05/27/aylwin-responsabiliza-al-gobierno-de-allende-y-a-su-gente-del-golpe-de-estado/comment-page-1/#compose
Más detalles salen en la entrevista en El País Internacional: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/26/actualidad/1338051981_784799.html donde hay mucha frivolidad personal y autosuficiencia... malos elementos para hacer juicios políticos. Es fácil "cargarle los dados al muerto" que defendió sus principios y los principios democráticos con su vida.
Sus carreras pro-golpe en los años del
gobierno de Allende no se olvidan. Que siga repitiendo "a conciencia"
que no intervino no es que esté "gagá", como algunos pretenden... A lo
más se trata de alguien que simplemente ha perdido la capacidad de la
autocrítica y ya no sabe esconderse como antes, bajo un aire bonachón en
una farándula originalmente inocentona. Al decir “(Allende) Hizo un mal
gobierno y que el Gobierno cayó por debilidades de él y de su gente”, e
insistir que de ser de nuevo así "habría vuelto a ser oposición". Es
decir, volvería a llamar al golpe y a apoyarlo hasta retrospectivamente,
como lo hace ahora. Los golpistas nunca dejan de ser lo que han sido.
No se corrigen... Nunca.
El suyo es un mensaje típico de lo que
Chomsky habría considerado "pretender estar siempre en lo correcto...
incluso cuando se reconoce su error, pero era un error correcto".
Siempre de acuerdo consigo mismo es también la tradición del
Departamento de Estado. Podrán asesinar a millares pero, como son "daño
colateral", son muertos que realmente no cuentan... Siempre exigen de
los demás lo que ellos dicen, pero nunca cumplen.
La otra teoría de Aylwin es la de
haber anunciado, desde el comienzo, de que habría "justicia, en la
medida de lo posible". Pretender hoy que él fue un mejor político y que
lo demuestra el haber "sobrevivido" en su gobierno... es simplemente
inmoral. E insiste con una prueba adicional de su habilidad
político-manipuladora porque "Pinochet no lo molestó durante su
gobierno". No quiere reconocer que él mismo fue uno de los que
materializó el contubernio y que Pinochet no tuvo que convencerlo ni
quebrarle la mano: por supuesto, Aylwin ya estaba convencido.
Especialmente cuando trazó la senda de mantener la colusión y los
acuerdos con un dictador también inmoral. Las carreras electoralistas,
lo reflejaron en un espacio en que las elecciones binominales impedían
cambios reales y mantenían una Constitución indecente, perfectamente
anti-social y de acuerdo a un modelo político-económico ajeno a
cualquier equidad social o democracia posible. Aceptó, por
convencimiento, "sobrevivir políticamente". Incluso, gracias a una
represión tan dura como fuese necesario... Eso no es cualidad de
político sino de claro y avezado político reaccionario, siempre de
acuerdo con el poder de la derecha. Esa norma para gobernar muestra una
calidad que se identifica con los permanentes intentos golpistas contra
Allende. Es decir, Aylwin vuelve a indicar que "siempre ha tenido la
razón". Su razón... una que le ha causado un enorme daño al país y que
lo ha mantenido sumido en la violación permanente, -aún presente- de los
derechos humanos. Triste, pero real. La Democracia Cristiana, va por el
camino de su extinción con personajes como este. (En el mundo ya lo ha
demostrado... pero a Chile las cosas se demoran en llegar) Y cuando él
habla de que laConcertación tiene su fuerza en la DC y el socialismo,
no parece entender que el socialismo que él aprecia es un socialismo
mercenario que existe en muchos lados -oficialmente al interior de la
Concertación. Es el socialismo "a la española, a la italiana o a la
chilena": capaces de violar los derechos humanos por migajas y venderse
por algo más que un plato de cazuela. En realidad, el verdadero
socialismo es algo muy distinto.
Las elecciones han perdido su valor
ante el pueblo: se reconocerán y cumplirán sólo cuando las luchas por
los derechos fundamentales logren salir adelante. Y eso implicará
alcanzar una Asamblea Constituyente, nueva, genuina y democrática que
Aylwin nunca quiso tener (y no, "que no pudo llevar adelante, o que no lo dejaron", como los que lo han seguido han pretendido...) A
estos seguidores no es que les faltaron pantalones (o voluntad
política: tenían, pero era voluntad reaccionaria) sino simplemente,
nunca quisieron democratizar al país y establecer la equidad social que
hoy se viene exigiendo. Chile ha tenido su seguidilla de traiciones
políticas y, por eso los gritos en las marchas de estos últimos años
acusan a los partidos llenos de oportunistas que han gobernado.
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Carta de Eduardo Frei M. a Mariano Rumor, justificando el dolpe de Estado de 1973. Santiago ,
Noviembre 8 de 1974
Señor Mariano Rumor, Presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana Roma , Italia Muy estimado Presidente y amigo:
He creído de mi deber dirigirme a usted,
y por su intermedio a la directiva de la Unión Mundial de la Democracia
Cristiana, para que conozcan nuestro pensamiento frente a los hechos
ocurridos en Chile y su repercusión exterior . Tiene también por objeto
señalar cómo una propaganda muy concertada y dirigida que pretende
ensombrecer el nombre de la Democracia Cristiana chilena y en especial
el de algunos de sus personeros, sin que hayan faltado quienes le han
dado acogida, ignorantes de la verdadera realidad. La Democracia
Cristiana nació en Chile justamente para defender la Libertad, el
Derecho y la Democracia. En 40 años de existencia este partido nunca ha
tenido una vacilación en la defensa de estos principios y en su combate
especialmente contra todas las fuerzas fascistas que en la década del 30
al 40 gozaban de tanto prestigio y se extendían en nuestro hemisferio.
Combatimos así a la Falange Española, al rexismo belga, al fascismo
italiano y al nacismo alemán. Personalmente di testimonio de ello, al
igual que todo nuestro partido, en libros, artículos y acciones
correspondientes. Fue este partido el que en 1957 contribuyó a la
derogación de la Ley de Defensa de la Democracia que existía en Chile, y
que colocaba fuera de la ley al Partido Comunista. Por último, llegado
este partido al gobierno que tuve el honor de presidir, dirigió al país
dentro del más pleno respeto a las normas democráticas. Ningún partido
político sufrió, no digamos persecución, sino ni la más leve molestia,
al igual que en cualquier democracia europea. Y fue nuestro gobierno el
que arrastrando en esos años muchos ataques reanudó relaciones con Rusia
y los demás países socialistas. Los partidos que se han conducido de
esa manera no pueden aceptar de nadie, ni de adversarios ni mucho menos
de quienes, se dicen amigos, la menor tacha a su limpia trayectoria
democrática. Y digo esto porque para asombro nuestro estamos recibiendo
ahora lecciones de democracia de los Partidos Comunistas y aun de
quienes en su país ocuparon en el pasado cargos de Ministros en
gobiernos dictatoriales. Esta campaña de desprestigio de la Democracia
Cristiana chilena, ha sido acompañada por una incesante propaganda
nacida en los medios de izquierda marxista y acogida por Insignificantes
grupos democratacristianos, en el sentido de que la Democracia
Cristiana chilena está dividida o a punto de hacerlo, calificando a unos
de “Derechistas” y a otros de “Izquierdistas”. Si con ese criterio se
juzgara a cualquiera de los PDC de Europa y América Latina, seguramente
éstos aparecerían con mucho mayores señales de división que las que se
pueden suponer en Chile, donde el partido ha dado ejemplo de solidez y
unidad en situaciones extremadamente difíciles. Que existan en algunos
puntos diferencias de opinión es natural en partidos democráticos pero
eso no hiere su unidad fundamental. Esta maniobra de descalificación
progresiva a uno o a otros manejada por la prensa marxista o de extrema
derecha consideramos que constituye uno de los mayores peligros para el
futuro de la Democracia Cristiana en cada país, si no existe un mínimo
de solidaridad y respeto entre los distintos partidos, y no caen en la
trampa de hacerse eco de tales maniobras. ¿Qué ocurrió en Chile? Este
país ha vivido más de 160 años de democracia prácticamente
ininterrumpida. Es de preguntarse entonces cuál es la causa y quiénes
son los responsables de su quiebre. A nuestro juicio la responsabilidad
íntegra de esta situación -y lo decimos sin eufemismo alguno-
corresponde al régimen de la Unidad Popular instaurado en el país. ¿En
qué basamos esta afirmación? Este régimen fue siempre minoría y
nunca quiso reconocerlo. Obtuvo en la elección presidencial el 36 % de
los votos. Subió al 50 % a los cuatro meses de elegido, en elecciones
municipales, siguiendo una vieja tradición chilena en que el
pueblo da su apoyo al gobierno recién elegido. En los comicios
parlamentarios del 73 bajó al 43 %, a pesar de haber ejercido una
intervención no conocida en la historia de Chile y haber utilizado toda
la maquinaria del Estado, enormes recursos financieros y presión sobre
las personas y organizaciones, que llegó hasta una violencia desatada,
que causó varios muertos y, numerosos heridos a bala. Por último quedó
comprobado con posterioridad un fraude de por lo menos un 4 a 5 % de los
votos, pues los servicios públicos, entre otras cosas, falsificaron
miles de carnets de identidad. Pero no fueron minoría sólo en el
Parlamento. Fueron minoría en los Municipios; lo fueron en las
organizaciones vecinales, profesionales y campesinas y progresivamente
estaban llegando a ser minoría en los principales sindicatos
Industriales y Mineros, como el caso del Acero, Petróleo, Cobre, etc. e
Igualmente, salvo en un solo caso, fueron derrotados en todas las
organizaciones universitarias en que votaban los Académicos y los
estudiantes y para qué decir en las organizaciones específicamente
estudiantiles. En vez de reconocer este hecho y buscar el consenso,
trataron de manera implacable de imponer un modelo de sociedad inspirado
claramente en el Marxismo Leninismo. Para lograrlo aplicaron
torcidamente las leyes o las atropellaron abiertamente, desconociendo a
los Tribunales de justicia. Cada vez que perdían una elección en las
Organizaciones Sindicales y Campesinas o Estudiantiles desconocían el
hecho y creaban una organización paralela afecta al gobierno, la cual
recibía la protección oficial, mientras eran perseguidos los organismos
que respondían a una elección legítima. Así se trató de dividir a los
estudiantes, a la clase obrera y a los campesinos. En esta tentativa de
dominación llegaron a plantear la sustitución del Congreso por una
Asamblea Popular y la creación de Tribunales Populares, algunos de los
cuales llegaron a funcionar, como fue denunciado públicamente.
Pretendieron así mismo transformar todo el sistema educacional, basado
en un proceso de concientización marxista. Estas tentativas fueron
vigorosamente rechazadas no sólo por los partidos políticos
democráticos, sino por sindicatos y organizaciones de base de toda
índole, y en cuanto a la educación ella significó la protesta de la
Iglesia Católica y de todas las confesiones protestantes que hicieron
públicamente su oposición. Frente a estos hechos naturalmente la
Democracia Cristiana no podía permanecer en silencio. Era su deber -y lo
cumplió- denunciar esta tentativa totalitaria que se presentó siempre
con una máscara democrática para ganar tiempo y encubrir sus verdaderos
objetivos. Eso fue lo que el país resistió. Fueron éstas las razones por
las que la Corte Suprema de justicia, por la unanimidad de sus miembros
denunció ante el país, el hecho de que por primera vez en la historia
de Chile los Tribunales no eran respetados, se atropellaban las leyes y
sus sentencias no se cumplían. La Contraloría General de la República,
órgano que en Chile adquiere un verdadero carácter constitucional y que
no sólo tiene funciones contables, sino que califica la legalidad de los
decretos del Ejecutivo, rechazó innumerables resoluciones del gobierno
por estimarlas ilegales. El Parlamento continuamente reclamó durante
tres años la violación de las leyes y el atropello al Derecho, sin ser
oído. Esto culminó cuando, aprobadas dos Reformas Constitucionales, el
Presidente de la República se negó a promulgarlas. Buscando un pretexto
para no hacerlo, recurrió primero al Tribunal Constitucional, el cual
dio la razón al Congreso. Sin embargo, eso fue inútil. Pretendió después
promulgar estas reformas de manera trunca, o sea parte del texto, lo
que rechazó la Contraloría General de la República. Por último, se negó
lisa y llanamente a respetar la decisión del Congreso Nacional. Esto
llevó a la Cámara de Diputados a aprobar un acuerdo destinado a señalar
al país que se estaban atropellando abiertamente la Constitución y las
Leyes, y mostrar una lista abrumadora de casos concretos de como así
ocurría. Por haber ejercido estos derechos la Democracia Cristiana es
presentada por la propaganda comunista como fascista o antidemocrática.
Esta peregrina teoría parece haber encontrado acogida en algunos. Pero
cabe preguntarse ¿qué ocurriría en cualquier país europeo en que la
Corte Suprema de justicia declara que el gobierno ha atropellado la Ley y
no ha aceptado las sentencias judiciales? ¿qué ocurriría si el Congreso
aprobara reformas constitucionales y el Ejecutivo se negara a
promulgarlas y aun a publicarlas? Lo curioso es que el Partido Comunista
y el Partido Socialista durante todos los gobiernos anteriores en que
estuvieron en la oposición la ejercieron en forma extrema. Cuando el
gobierno de la DC. triunfó con el 57 % de los votos del electorado
nacional (no con el 36 %), el Partido Socialista oficialmente y el señor
Allende, líder de ese Partido, declararon que no reconocían el triunfo
de la Democracia Cristiana. Se negaron a concurrir al Congreso Pleno,
que en Chile es el trámite correspondiente para la proclamación del
Presidente de la República, anunciaron textualmente que le negarían “la
sal y el agua” al gobierno de la DC. El Partido Comunista estuvo en una
oposición constante y total. Para hacerlo recurrieron a la injuria, a la
violencia, y el Partido Socialista una y otra vez manifestó que no
respetaba el orden legal y democrático, que no era sino un orden
burgués. Cada vez que había una huelga o un conflicto el señor Allende
los Partidos Socialistas y Comunista lo promovían o acentuaban para
llevar al extremo la situación. En su implacable crítica al gobierno de
la Democracia Cristiana, todo lo encontraban mal, y cuando la inflación
llegaba al 20 % llamaban al país a la huelga general para derrocarlo.
¡Qué distinta la actitud del Partido Demócrata Cristiano, que concurrió
con sus votos a elegir Presidente al señor Allende cuando obtuvo sólo un
36 % de la votación nacional y que no pidió en compensación ni un solo
cargo o influencia sino un Estatuto de Garantías Constitucionales que
asegurara plenamente la Democracia en Chile! Pues bien, por boca de don
Renán Fuentealba primero, y de don Patricio Aylwin después, como
presidentes del Partido Demócrata Cristiano, se denunció que este
Estatuto que el Presidente juró respetar, fue constantemente
atropellado. ¿Cuál era el fondo del problema? El fondo del problema es
que este gobierno minoritario, presentándose como una vía legal y
pacífica hacia el socialismo -que fue el slogan de su propaganda
nacional y mundial- estaba absolutamente decidido a instaurar en el país
una dictadura totalitaria y se estaban dando los pasos progresivos para
llegar a esta situación, de tal manera que ya en el año 1973 no cabía
duda de que estábamos viviendo un régimen absolutamente anormal, y que
eran pocos los pasos que quedaban por dar para instaurar en plenitud en
Chile una dictadura totalitaria. Así lo señalaron no sólo la Corte
Suprema, la Contraloría y el Parlamento. Se agregó la declaración del
Colegio de Abogados, que en extenso documento indicó al país que el
sistema legal había sido reiterada y manifiestamente atropellado. Por
otro lado, el Partido Radical de Izquierda, que apoyó al señor Allende
en la elección y que formó parte de su gobierno, se retiró de él
denunciando que había llegado a la certeza de que se iba al quiebre de
la democracia por la acción del gobierno que integraban.
Hombres que habían militado siempre en la izquierda chilena, que
dirigían ese partido, señalaron con extrema dureza que el país estaba al
borde del caos y que la voluntad del Ejecutivo era instaurar la
dictadura totalitaria. A esto se agregó el Colegio Médico, que
tradicionalmente apoyó al señor Allende, pues este fue presidente de él;
el Colegio de Ingenieros y todos los demás Colegios Profesionales.
Fue asimismo evidente un cambio
en diversos Sindicatos, que se manifestó en huelgas, de las cuales la
más prolongada fue la de los obreros del Cobre. Todo, pues,
conducía a una situación crítica. Los partidos de gobierno ya no
ocultaban sus intenciones. El Secretario General del Partido Socialista
llamaba abiertamente a los Soldados y Marineros a desobedecer a sus
oficiales y los incitaba a la rebelión. En iguales términos se
expresaban otros partidos de gobierno en forma de tal manera insensata
que hasta el propio Partido Comunista manifestó su desacuerdo con ellos y
en especial con el Partido Socialista “que rechazaba todo acuerdo con
la Democracia Cristiana y se unía cada vez más al Movimiento de
Izquierda Revolucionario en sus tesis de la Revolución violenta e
inmediata”. Así lo han declarado numerosos dirigentes comunistas.
Reveladora es la entrevista publicada en La Stampa del 26 de octubre de
1973, en la cual se afirma por un alto dirigente que el Partido
Comunista buscaba una solución política, pero que en los últimos días se
encontraron con el discurso del Secretario General del Partido
Socialista contra las Fuerzas Armadas y “con su obstinado maximalismo al
igual que el de Enríquez, jefe del MIR, y por eso nos hemos encontrado
sin preparación ante el golpe”. La posición del Partido Comunista, según
la misma entrevista, que coincide con innumerables otros documentos, no
difería en cuanto a los objetivos sino sólo ante la táctica a seguir.
“Las armas que teníamos -agrega- de las cuales los generales han
descubierto una mínima parte, desgraciadamente eran pocos los que las
sabían usar porque no había habido tiempo suficiente para adiestrar a la
masa popular”. 0 sea, vuelve siempre a lo mismo: ganar tiempo para
obtener el Poder total. El Presidente de la República declaraba respetar
la Ley, la Constitución y la Democracia, pero todas sus declaraciones
eran de inmediato contradichas por los hechos, ya que todos los
compromisos fueron violados y todas las afirmaciones desmentidas
posteriormente por sus actos. Innumerables documentos de sus asesores y
de los dirigentes de los partidos políticos que conformaban la Unidad
Popular han demostrado que todo su objetivo era ganar tiempo para
consolidarse en el Poder y para afianzar su posición totalitaria,
documentos que culminaron con la carta publicada del señor Fidel Castro
en la cual le recomendaba al señor Allende tratar con la Democracia
Cristiana con el solo objetivo de ganar tiempo. El Partido Demócrata
Cristiano, bajo la presidencia del señor Renán Fuentealba, que abarcó
parte del año 71, el 72 y hasta después de las elecciones parlamentarias
del 73, constantemente denunció este dualismo. Igual ocurrió con la
actual directiva. Acompaño a este respecto algunos documentos. A este
cuadro político se agregan dos hechos que han sido determinantes en el
proceso chileno. El primero, instaurado el gobierno convergieron hacia
Chile varios miles de representantes de la extrema izquierda, de la
guerrilla y de los movimientos de extrema izquierda revolucionarios de
América. Llegaron elementos Tupamaros del Uruguay, miembros de
guerrillas o movimientos extremos del Brasil, de Bolivia, de Venezuela y
de todos los países, como hay numerosos casos, por delitos graves
inexcarcelables. La. Embajada de Cuba se transformó en un verdadero
ministerio, con un personal tan numeroso que era superior, la sola
Embajada de Cuba en Chile, a todo el personal que tenía nuestro país en
el Ministerio de Relaciones Exteriores el año 1970. Esto da la medida.
Además de ellos, nos vimos invadidos por nor-coreanos y otros
representantes del mundo socialista. Hombres conocidos en el Continente
por sus actividades guerrilleras, eran de inmediato ocupados en Chile
con cargos en la administración, pero dedicaban su tiempo muchos de
ellos al Adiestramiento Paramilitar e instalaban Escuelas de Guerrillas
que incluso ocupaban parte del territorio Nacional, en que no podían
penetrar ni siquiera representantes del Cuerpo de Carabineros o de las
Fuerzas Armadas. El segundo, fue la acelerada importación de armas. El
Partido Demócrata Cristiano denunció continuamente este hecho. Hay más
de cincuenta documentos publicados por el partido y dados a conocer en
el Parlamento respecto a la internación ilegal de armas. El gobierno
siempre desmintió esta aseveración. Llevado de su preocupación el PDC.
presentó un proyecto de ley para el control de las armas que estaban
llegando al país, proyecto de ley que fue aprobado y que sirvió de base
para iniciar acciones que revelaron la existencia de fuertes
contingentes de armas importadas.
Después del pronunciamiento del
11 de Septiembre, estas denuncias de la Democracia Cristiana han quedado
plenamente confirmadas. Las armas hasta ahora recogidas (y se estima
que no son aún el 40 %) permitirían dotar a más de 15 regimientos eso
que una abrumadora proporción aún no ha sido descubierta. Estas
armas son todas de procedencia checa o rusa, armas que jamás ha tenido
el ejército chileno. Por lo demás, nadie ignora o descarta en Chile la
existencia de estas armas. Se trata de armas de todo tipo, no sólo
automáticas sino que pesadas, ametralladoras, bombas de alto poder
explosivo, morteros, cañones anti-tanques de avanzados modelos, y todo
un aparato logístico de comunicaciones, de telefonía, clínicas médicas,
etc., para poder concretar esta acción. Se había establecido así un
verdadero ejército paralelo. Nos preguntamos una vez mas, y preguntamos a
los dirigentes de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana: ¿Qué
Democracia puede resistir esta situación? ¿Acaso la Democracia
Cristiana, sin armas en consecuencia inerme frente a esta embestida
debía quedar silenciosa? ¿Merece el calificativo de fascista o golpista
por el hecho haber denunciado esta realidad? ¿Pretenden acaso que lo
democrático era permanecer mudos, amparando la preparación desembozada
de una dictadura impuesta por la fuerza de las armas? Es efectivo que
como consecuencia de este extremismo armado de la izquierda y sin duda
alguna amparado por el gobierno ya que se ha probado que muchos de los
bultos que contenían estas armas llegaban consignados a la propia
Presidencia de la República,nació inevitablemente un extremismo de derecha también armado.
No nos referimos al Partido Nacional, sino a grupos extremistas de
derecha, que la Democracia Cristiana nunca dejó de condenar con la misma
claridad que a los de extrema izquierda. El otro elemento digno de
considerarse fue la conducción económica. El mundo conoce cuál es el
resultado de la gestión económica de la Unidad Popular. Recibieron un
país floreciente, en pleno desarrollo. El cobre, principal producto de
exportación, había sido nacionalizado en un 51 % v se había hecho una
inversión v terminada que duplicaba su capacidad de producción. Impulso
decisivo existía en la Agricultura, en la Industria y en otras
actividades mineras. El país estaba absolutamente al día en sus
compromisos internacionales y había podido en los dos últimos años de la
Administración anterior prescindir de créditos externos, salvo algunos
destinados a la instalación de nuevas Industrias básicas, celulosa,
petroquímica, etc., y se había acumulado una reserva que por primera vez
el país tenía ascendente a 500 millones de dólares. El único hecho
negativo era que la inflación había llegado al 30 % en el último año. En
estas condiciones la Unidad Popular aseguró que terminaría con la
inflación: que nunca más pedirían créditos externos: que aumentaría la
producción, independizarían económicamente al país y mejorarían el nivel
de vida de la clase trabajadora. ¿Cuál fue el resultado de su gestión?
El mundo la conoce. El total de las deudas líquidas contraídas por la
DC. durante sus 6 años de gobierno no llegaron a 400 millones de
dólares, después de pagar todos sus compromisos internacionales y tener
su crédito absolutamente limpio. En menos de tres años de gobierno de la
Unidad Popular que afirmó que no endeudaría al país según su programa,
elevó esas deudas en cerca de mil millones de dólares, destinados no a
inversión sino exclusivamente a comprar alimentos para paliar su fracaso
en la Agricultura. Además de eso dejaron de pagar todas las deudas
externas y en dos años se consumieron todas las reservas que les había
legado el régimen anterior. Por eso en vez de independencia, llegaron a
la mayor dependencia conocida en Chile. La inflación en cifras oficiales
del gobierno llegó a 323 % en los últimos doce meses, pero los
Institutos Universitarios, teniendo consideración que prácticamente el
país vivía del mercado Negro, estimaban que ésta superaba el 600 %. El
dólar en el Mercado Libre se transaba al término del gobierno de la
Democracia Cristiana a 20 escudos por dólar. En el mes de agosto recién
pasado llegaba a los 2.500 escudos por dólar, o sea, una devaluación de
más o menos el 12.000 %. Todos los índices de productividad habían
bajado: industrialmente en más de un 7 % en la Agricultura cerca del 23 %
en la Minería aproximadamente en un 30 %. Rubros tan fundamentales como
el trigo, bajó su producción de 14 millones de quintales término medio
en los seis años anteriores, a menos de 8 millones. Muchos institutos de
In investigación afirman que a menos de 6 millones. La quiebra era
total. Ahora cabe preguntar: ¿era la Democracia Cristiana fascista o
golpista por el hecho de haber denunciado esta política económica que
llevó al país a la inflación desatada, al envilecimiento de la moneda, a
la paralización productiva, al mercado negro, a la escasez y al hambre?
Los que con tanta ligereza hablan sobre Chile deberían venir y recorrer
las poblaciones periféricas, los campos y las ciudades y preguntar cómo
era necesario hasta diez horas de colas para conseguir 114 litro de
aceite, cuando se conseguía, o un kilo de pan, cuando se conseguía. O
medio kilo de azúcar, cuando se conseguía. ¿Hay alguna democracia que
resista estas tasas de inflación, la escasez y el mercado negro? ¿Es
fascismo y golpismo denunciarlo? ¿Acaso el deber de un partido político
es silenciar estos hechos? Ellos eran democráticos cuando atacaban sin
tregua un gobierno DC que jamás cometió tales errores. En cambio la
Democracia Cristiana, ¿era fascista por el solo hecho de defender el
derecho a vivir dentro de nuestra Patria y anti-democrática porque no se
hacía cómplice del descalabro, de la corrupción, de la inmoralidad y
del desastre comprobado por quien quisiera venir al país y constatar lo
que sucedía? Sin embargo, con la misma falsedad con que en el exterior
se decía que el ensayo político era una vía legal hacia el socialismo,
se daban pretextos para justificar este fracaso, que repetían algunos
diarios de renombre universal. Esos fueron los argumentos principales
que se esgrimieron para justificar el fracaso. El primero, que las
compañías norteamericanas expulsadas del país estaban dificultando las
ventas del cobre. Efectivamente, una compañía cometió la torpeza de
iniciar un juicio de embargo respecto a una partida de cobre, que la
Democracia Cristiana por supuesto condenó. Pero es necesario ver la
realidad. El embargo afectó una partida de cobre cuyo valor era de dos
millones de dólares en una venta anual de 600 millones de dólares o más.
Por otra parte, el embargo no se llevó a efecto, porque los tribunales
franceses, no acogieron la demanda de la compañía. ¿Puede decirse que
ésta es la razón para explicar el fracaso? La segunda es el bloqueo
económico, cuyas características no se precisaron que solo podría
traducirse en imposibilidad de vender productos, lo que nunca ocurrió, o
la imposibilidad de obtener créditos, lo que tampoco ocurrió, pues con
cifras dadas por el propio gobierno anterior ante el Club de París, el
Fondo Monetario y otros organismos, se prueba que el gobierno de la
Unidad Popular dispuso de mas créditos y endeudó al país más que ningún
otro en la historia de Chile en tan breve plazo. El otro argumento es
que éste era el costo de la Revolución y del avance social. Esto habría
sido verdadero si hubieran recibido un país estancado. No es así.
Recibieron un país en pleno proceso de transformación social y en plena
marcha de las reformas tributarías, educacional, agraria, la
nacionalización de las riquezas básicas al igual que activos planes de
salud, construcción de escuelas y viviendas. La Unidad Popular, con el
voto unánime del Congreso, nacionalizó el 49% del cobre, ya que el 51 %
había sido nacionalizado en el gobierno de la Democracia Cristiana.
Inició un acelerado proceso de estatización de Industrias. La Democracia
Cristiana no estuvo en contra de este proceso, sólo exigió que se
hiciera dentro de la ley, fijando los límites del área social y privada.
Nada de eso se obtuvo, pues se siguió el proceso saltándose la ley y
muchas veces con atropellos, asaltos y violencia. Pero lo más grave fue
el tremendo fracaso del área estatizada. Se dijo que el gobierno
financiaría el desarrollo económico con las utilidades de las empresas
cuyo control tomaría el estado. El año 1973 estas empresas perdieron más
de 150 millones de escudos. Si se considera que el presupuesto nacional
era de una cifra equivalente, se medirá la magnitud del fracaso. Es
también efectivo que aceleraron al extremo la Reforma Agraria iniciada
por la Democracia Cristiana, pero quisieron convertir toda la
Agricultura en Haciendas Estatales colectivas, lo que fue resistido por
el campesinado. Se eliminó a los técnicos, se desorganizó toda la
infraestructura, y en vez de respetar la ley, se asaltaron las
propiedades y las ocuparon con gente que muchas veces no eran
campesinos. Estas fueron, entre otras cosas, las causas del fracaso
agrícola. Ostensiblemente disminuyó la construcción de viviendas y de
escuelas. Basta decir que en tres años no se construyeron ni 300
escuelas, mientras el gobierno de la DC construyó 3.600. Estos son
hechos. Un último aspecto que creemos necesario destacar, ya que no
podemos referirnos a todo, lo constituyó el clima de odio y violencia
que reinaba en el país. Toda crítica, toda observación, era contestada
con las injurias más violentas para quienes tenían la audacia de señalar
los errores. El Partido Socialista y el Partido Comunista crearon
organizaciones armadas. Los socialistas la llamaron “Elmo Catalán”, Y
los comunistas constituyeron la tristemente célebre brigada “Ramona
Parra”. Se constituyeron asimismo los llamados “Cordones Industriales”,
que rodeaban las ciudades en forma estratégica; y, como consecuencia de
la escasez se organizó el racionamiento sobre la base de organismos
políticos que empadronaban a los habitantes para ejercer el control
sobre la vida de la población. Como consecuencia de todo esto murieron
cerca de cien personas y hubo innumerables heridos. Así murió el ex
Vicepresidente de la República; uno de los fundadores del PDC, don
Edmundo Pérez Zujovic, vilmente asesinado al salir de su casa por los
miembros de una organización extremista. Los tres asesinos habían sido
detenidos al final del gobierno de la Democracia Cristiana por haber
perpetrado asaltos a mano armada y condenados por los Tribunales de
justicia a varios años de prisión. El primer acto del gobierno de la
Unidad Popular fue dejar en libertad a estos detenidos por actos
ilegales, y, entre ellos los tres que causaron la muerte de ese
dirigente Demócrata-Cristiano. Al indultarlos el Presidente Allende
justificó su acto llamándolos “Jóvenes Idealistas”. También murieron
víctimas de esta violencia Varios dirigentes juveniles de la DC. y
quedaron centenares de heridos. Cuando los obreros del Cobre en huelga
buscaron refugio en el local central del Partido, fueron atacados y hubo
que instalar una posta de auxilios que en el día atendió, según
información oficial del PDC, a más de 700 personas con heridas de toda
especie, entre ellas 120 de carácter grave. Ese día el presidente Aylwin
y otros dirigentes, entre ellos yo mismo, estábamos en el local del
partido pudimos ser testigos de lo que ocurría. Estas son las razones
por las cuales el Partido Demócrata Cristiano estuvo en la oposición,
oposición que progresivamente se hizo más dura por efecto de los abusos
cada vez más graves que se cometían. La posición del PDC en esta materia
es intachable. Pasando por encima de su interés político inmediato,
nunca rehuyó buscar soluciones para el país. Esto es tan claro que
incluso se criticó acerbamente al partido por aceptar el diálogo. Cada
vez que el Presidente de la República deseó conversar con la directiva, a
pesar de las reiteradas veces que ésta fue engañada, no se negó a
hacerlo para que no se quebrara el régimen democrático. De eso hay
constancia en las declaraciones de los dos presidentes del partido,
señores Renán Fuentealba y Patricio Aylwin. Cuando el conjunto de los
obispos chilenos hizo un llamado para salvar la paz y evitar el
conflicto y pidió un diálogo entre los hombres de buena voluntad, el
presidente del PDC aceptó hacerlo, y planteó públicamente algunas bases
para ello, que en último término significaban como condición básica
volver al respeto de la Constitución y la Ley. Todo esto que afirmo está
en documentos públicos aparecidos en la prensa y difundidos por la
radio y la TV. El Presidente de la República aceptó en principio nuestro
planteamiento, para después rechazarlo. A fines de agosto, a pesar de
que estas conversaciones terminaron por la imposibilidad total de que el
gobierno aceptara los planteamientos del partido que eran
extremadamente moderados vistas las circunstancias, nuevamente hubo una
reunión en la cual el Presidente de la República, como lo ha dejado
establecido el señor Aylwin, no presentó una sola base de entendimiento,
afirmación nunca rebatida. La directiva del partido llegó a la
convicción de que exclusivamente se estaba ganando tiempo para preparar
el control total del poder por parte de la Unidad Popular y, acelerar su
aparato paramilitar y el reparto de armas. Nadie puede, pues, decir que
la Democracia Cristiana no agotó los procedimientos para llegar a un
acuerdo. Jamás se le hizo una proposición seria. Nunca el Presidente
ofreció una fórmula de gobierno. Al revés, señaló que sería imposible el
ingreso de la DC al gabinete por la oposición socialista de los
partidos integrantes de la Unidad Popular. Las Fuerzas Armadas, llamadas
por la propia UP., aceptaron por, tres veces en estos años integrar
gabinetes Ministeriales Los Partidos de la Unidad Popular, después de
hacer profesión durante 40 años de antagonismo hacia las Instituciones
Armadas, fueron los que trataron de, mezclarlas en política, a pesar de
su reiterada voluntad de no aceptar. Su presencia no logró modificar las
líneas de acción gubernativa para evitar la catástrofe que se advertía
venir. Pocos días antes del 11 de Septiembre advirtiendo la DC la
gravedad de la situación, convocó a los jefes Provinciales del partido
de todo el país, quienes por unanimidad recomendaron como supremo
arbitrio que los senadores y diputados de la DC presentaran las
renuncias a sus cargos sobre la base de que el gobierno llamara a un
plebiscito y se sometiera a sus consecuencias, para buscar así una
salida democrática al poder. Esto fue aceptado por la directiva y los
parlamentarios que hicieron pública su decisión de renunciar. La
proposición de un plebiscito fue siempre rechazada, pues si obtuvieron
el 43 % en marzo del 73, después la situación se degradó con gran
rapidez, en especial porque se hizo ya perceptible el caos económico y
político. Yo pregunto: ¿puede un partido hacer mayor esfuerzo y un mayor
sacrificio, siendo mayoritario en ambas ramas del Congreso en una
elección reciente en que tuvo que soportar el embate y la violencia del
gobierno, que ofrecer pública y responsablemente la renuncia de sus
parlamentarios con el fin de buscar una salida democrática para el país?
Esta es la realidad. Por eso la Democracia Cristiana chilena puede
decir ante el mundo que una vez más dio un ejemplo de honradez
democrática y de lealtad con sus principios. Un análisis objetivo de los
hechos revela que la razón fundamental de que esta vieja democracia
haya sufrido este embate fue el gobierno de la Unidad Popular, porque
llevó al país a una situación que ninguno puede resistir, y aún es
admirable la solidez de la democracia chilena que resistió tanto. Surge
de todo esto una reflexión básica. ¿Por qué lo ocurrido en Chile ha
producido un impacto tan desproporcionado a la importancia del país, su
población, ubicación y fuerza? ¿Por qué la reacción de la Unión
Soviética ha sido de tal manera violenta y extremada? ¿Por qué el
comunismo Mundial ha lanzado esta campaña para juzgar lo ocurrido en
Chile y para atacar a la Democracia Cristiana? La razón es muy clara. Su
caída ha significado un golpe para el comunismo en el mundo. La
combinación de Cuba con Chile, con sus 4.500 Kms. de costa en el
Pacífico y con su influencia intelectual y política en América Latina
era un paso decisivo en el control de este hemisferio. Por eso su
reacción ha sido tan violenta y desproporcionada. Este país les servía
de base de operación para todo el continente. Pero no es sólo esto. Esta
gigantesca campaña publicitaria tiende a esconder un hecho básico: el
fracaso de una política que habían presentado como modelo en el mundo.
¿Cómo explicar que esta experiencia que mostraban como camino a otros
partidos democráticos y al socialismo europeo haya conducido a un país
organizado y libre a tan terrible catástrofe económica política, haya
producido tal desesperación en las Fuerzas Armadas y en el pueblo
chileno -pues éstas jamás podrían haber actuado sin la aquiescencia de
la mayoría- hayan quebrado una tradición tan larga y, tan honrosa que
constituía nuestro orgullo? Toneladas de propaganda no borrarán un
hecho: llevaron a un país de ejemplar vida democrática al fracaso
económico y al derrumbe de sus instituciones. Su esquema doctrinario y
práctico era erróneo su conducción desastrosa. Tres días antes del 11 de
Septiembre, el Presidente de la República dijo al país: “Nos queda
harina para tres, días”. Se acababa hasta el pan. No había sucedido
jamás. Eso es lo que no se quiere analizar. Mejor dicho, se quiere
ocultar. Los socialistas europeos, democráticos y pluralistas, se
sienten obligados a respaldar un partido (que proclamaba su desprecio a
la legalidad) y, como objetivo la revolución armada y violenta. Si no
quieren ver los hechos ni los documentos, al menos podrían leer con
atención las críticas que formulara a ese partido por su extremismo el
propio Partido Comunista, que varias veces lo llamó a la cordura. El
otro hecho que la Democracia Cristiana debe analizar es el problema de
las comunicaciones. No hay ninguna duda de que el caso chileno es un
buen ejemplo de cómo un inmenso aparataje de propaganda es capaz de
presentar las mayores falsedades y convertirlas en realidad. Ya eso
venía ocurriendo desde el comienzo del régimen, que como otros similares
no se limitaba en cuanto a gastos de propaganda. Pero lo ocurrido
después del 11 de Septiembre es algo inverosímil para los chilenos.
Fueron miles los que escucharon decir a la Radio de Moscú que habían
muerto 700 mil personas, en dos días. Otros hablaban de 30.000 y que
corrían ríos de sangre en Santiago. Para nosotros una sola vida humana
no tiene precio. No decimos esto por disminuir la tragedia a que el país
fue llevado, pero según nuestras, pero según nuestras informaciones los muertos no llegarían a dos mil, lo que es bien diferente a tan burdas mentiras. Entre los miles de falsedades que se propalaron: Murieron 35 parlamentarios. Falso. Ninguno. Fue asesinado Neruda. Falso y ridículo. Todos
los órganos de publicidad le rindieron homenaje como a nadie en muchos
años y en el edificio del Congreso Nacional la bandera se izó a media
asta en señal de duelo. Se destruyó el Hospital Barros Luco, el mayor de
Chile. No hay un solo hospital destruido ni dañado en la más mínima
parte. En el Hospital Barros Luco no hay ni un vidrio quebrado. A qué seguir. Son cientos de ejemplos. No ha faltado un programa de televisión en Europa, que presentó como señales de bombardeo vistas del anterior terremoto.
Pedimos una sola cosa; vengan a ver lo que decimos. Tenemos derecho a
pedirlo a nuestros amigos. Así lo hizo el señor Bruno Heck, dirigente de
la DCU, quien pudo comprobar la verdad. Que vengan a ver si
hay, alguna casa bombardeada en alguna población. En todo Chile dos por
desgracia: La Moneda y, la Casa Residencial de los Presidentes,
adquirida en el gobierno de la Unidad Popular. Que vengan a ver si hay una Industria o Centro Minero donde haya caído una sola bomba. Nosotros no somos parte del actual gobierno. No defendemos los errores que se cometen, inevitables algunos,
en una situación tan terriblemente difícil. Pero tampoco podemos
aceptar que la mentira se transforme en un sistema, mientras se ocultan
las causas de una situación para encubrir la responsabilidad de quienes
arruinaron y destruyeron la democracia chilena. Cómo se explica que
quienes invadieron Hungría y Checoslovaquia, que ahora mismo silencian o
procesan a científicos, poetas y escritores, que no admiten ninguna
crítica, ni la sombra de una libertad de información, pretenden dar
lección de Democracia a Chile y a este partido. Además de escandaloso es
ridículo. Alaban y mantienen relaciones con Cuba, con miles de muertos,
y después de 12 años aún con miles de presos políticos. ¡No son
ellos los que pueden enseñarnos a los democratacristianos y a Chile lo
que es la democracia! Y lo que es peor. Sectores minoritarios, en la
propia Democracia Cristiana o en el mundo democrático se dejan
influenciar por esta propaganda o bien le hacen eco para ganar
posiciones políticas y recibir el título de “izquierdistas”. Pobre
destino de esos grupos: serán utilizados, primero, o servirán de puente
para debilitar nuestros partidos. La posición popular, de avanzada y de
justicia que sustenta la Democracia Cristiana es tan sólida que no
puede admitir este verdadero “chantaje ” político. Y nadie puede darnos
lecciones de amor a la libertad y la democracia. Somos realmente
pluralistas y estamos dispuestos a concertar acciones con otras fuerzas
políticas, pero, no podemos hacerlo bajo un signo de permanente
debilidad o sometimiento. Cada partido en esto es soberano. Somos los
primeros en respetar sus decisiones y comprender que es imposible juzgar
desde fuera los condicionamientos de cada situación. Creemos, sí, que
para poder formular una opinión, lo primero que debe existir es respeto
mutuo y solidaridad y la confianza necesaria en el testimonio de quienes
han estado vinculados durante una vida por comunes ideales y la
evidencia de haberlos servido con inquebrantable lealtad. En esto sin
duda el comunismo mundial nos da una permanente lección. Señor
Presidente, este es a nuestro juicio el proceso de lo ocurrido en Chile.
Naturalmente surge ahora la gran interrogante de cuál es el porvenir. A
este respecto, es la directiva oficial del partido la que dará una
opinión autorizada. Sin embargo, no puedo dejar de dar la mía propia,
que he confrontado con un gran número de democratacristianos. A mi
entender, Chile afronta un período en extremo difícil y duro. Yo diría
tal vez el más difícil de su historia. El desastre económico no se
conocía en su verdadera magnitud. Reorganizar desde sus bases todo el
aparato productivo, hacer renacer la agricultura, renovar la maquinaria,
detener la hiperinflación, etc., será una tarea que exigirá enormes
sacrificios. Por otra parte, más de la mitad de las armas no se encuentran aún,
hecho cuya trascendencia es fácil de apreciar. Desde luego nuestro
partido no integra el gobierno, como ya lo he dicho. El gobierno está
formado enteramente por las Fuerzas Armadas y era difícil, por no decir
imposible, que así no fuera. Todos los chilenos o al menos la inmensa
mayoría, estamos vitalmente interesados en que se restablezca
rápidamente la Democracia en Chile. Y para esto es necesario que el país
salga del caos y, en consecuencia, que el gobierno actual tenga éxito.
Las Fuerzas Armadas -estamos convencidos- no actuaron por ambición. Más
aún, se resistieron largamente a hacerlo. Su fracaso ahora sería el
fracaso del país y nos precipitaría en un callejón sin salida. Por
eso los chilenos, en su inmensa mayoría, más allá de toda consideración
partidista, quieren ayudar porque creen que ésta es la condición para
que se restablezca la paz y la libertad en Chile. Cuanto más
pronto se destierre el odio; y se recupere económicamente el país, más
rápida será la salida. La Democracia Cristiana está haciendo, a mi
juicio, lo que está en su mano en esta perspectiva, sin renunciar a
ninguno de sus valores y principios, siendo en este instante sus
objetivos más fundamentales: – pleno respeto a los derechos humanos. –
pleno respeto a las legítimas conquistas de los trabajadores y
campesinos. – vuelta a la plenitud democrática. Sabemos que esto no es
fácil. La situación entera no es fácil. Y por eso mismo debemos actuar
con la mayor responsabilidad. Señor Presidente: Excúseme usted lo
extenso de esta comunicación, pero ello se justifica por la importancia
del problema que trata Y por la forma como se ha distorsionado la
verdad. Por desgracia, los innumerables documentos y actuaciones de la
Democracia Cristiana durante estos tres años no fueron dados a conocer
en Europa. Esto justifica la extensión de mi carta. Quiero terminar
diciéndole en esta ocasión que recuerdo dos hechos de mi viaje a Europa
de 1971. En esa oportunidad un gobernante europeo me dijo que nuestro
país estaba perdido, y agregó textualmente: “cuando el comunismo agarra,
nunca suelta”. Poco después un alto representante de la Democracia
Cristiana en el gobierno de su país, manifestó que el caso chileno era
un caso perdido. A ambos les dije que estaban equivocados, porque si
bien Chile quería un avanzado proceso de Transformación Social, jamás
aceptaría un régimen totalitario. Los dos me miraron con esa
benevolencia con la que se trata a un visitante ingenuo. Con la misma
seguridad con que afirmé en ese entonces que Chile saldría adelante,
puedo afirmar hoy que, a pesar de lo duro y doloroso que pueda ser el
esfuerzo, nuestro país se levantará y volverá a dar una lección de
Democracia y de Libertad. Y en esa tarea está empeñado este país, y la
Democracia Cristiana una vez más desempeñará un papel conforme a lo que
ha sido su historia y es su porvenir.
Saluda con la mayor atención al señor Presidente,Eduardo Frei Montalva Santiago, Noviembre 8 de 1974
Vìa:
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/19736-chile-la-democracia-cristiana-siempre-apoy%C3%B3-el-golpe-de-estado-contra-allende.html
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