Hoy recibí una carta de
once compañeros en prisiones mexicanas que se encuentran en huelga de
hambre. El trato que reciben es un ejemplo alarmante del desprecio del
actual gobierno hacia las aspiraciones y los derechos de los pueblos que
suprime y domina. Debemos protestar dentro de nuestras posibilidades.
¡Actúen por favor! ¡Alcen la voz!
Esta es la respuesta que envié a los prisioneros:Muchas gracias por su carta; fue un honor recibirla. Están ustedes acusados de asesinato porque no se atreven a acusarlos de amor. Y son sus ejemplos de amor lo que ellos temen.
La valentía de su huelga de hambre proviene del hecho de que
saben bien que sus vidas tienen un sentido, y este sentido resuena
dentro de ustedes y para los demás en el transcurso de cada largo día.
Mientras tanto, sus captores están perdidos en la violencia del sinsentido.
Reciban mi solidaridad y aretes para la esperanza.
*Francia
http://www.jornada.unam.mx/2011/11/01/opinion/018a1pol
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