Tras
más de seis meses de movilizaciones, los estudiantes secundarios se
mantienen firmes y no parecen preocupados de negociar la aprobación del
año escolar. Según las cifras del Ministerio de Educación, 50 mil de
ellos van a repetir y, aunque gran parte de los universitarios ya
regresó a clases, los pingüinos se empeñan en no ceder ante las
amenazas.
Son los duros del movimiento estudiantil. Tras las largas protestas vividas en Chile,
los estudiantes secundarios han mantenido un rol menos protagónico que
en las anteriores reivindicaciones por la educación –durante el 2006 y el 2008, las más recientes- pero no por ello menos decisivo.
Se
les atribuye el haber impulsado las demandas más radicales del
movimiento, tales como la renacionalización del cobre –para lograr
financiar una reforma consistente en la educación- y la demanda tras la
educación gratuita para todos, tal como señala Gonzalo Molina, vocero del Liceo Victorino Lastarria:
“La demanda principal de defender la educación pública y gratuita nace
de una perspectiva estudiantil secundaria. La resistencia denota que
somos nosotros quienes hemos entendido de lleno la importancia social de
estos cambios, algo que ha sido aprendido en los procesos vividos
durante el 2006 y el 2008, que también fueron liderados por estudiantes
secundarios”.
Mientras la mayoría de
los universitarios optó por buscar otras alternativas de movilización en
la decisión de volver a clases, los integrantes más jóvenes del
movimiento han reiterado a lo largo del año su firme idea de sostener el
paro y las tomas al interior de los colegios. Hasta el momento, las
amenazas del Gobierno y las autoridades municipales no han dado muchos frutos.
“La
represión y las presiones del Gobierno van a seguir, son maniobras
políticas que nosotros debemos saber manejar y no bajarnos de
inmediato”, declara Diego Chandia, presidente del Centro de Alumnos del Liceo A-112.
En
efecto, tras los infructuosos llamados a retomar la normalidad al
interior de los colegios y una serie de violentos desalojos, el Gobierno
de Sebastián Piñera vio con temor la posibilidad de que miles de estudiantes perdieran el año, lo que los empujó a levantar el plan “Salvemos el año escolar” a inicios de agosto.
Pero
los resultados no fueron los esperados, ya que tras el cierre del plazo
de inscripción, más de 70 mil estudiantes continuaban con la
posibilidad de repitencia. Entonces, apenas un mes después, el ministro
de Educación, Felipe Bulnes, daría a conocer un nuevo proceso de inscripción. Sólo 20 mil escolares accederían a la propuesta.
“Tenemos claro que vamos a seguir hasta las últimas”, enfatiza Emilio Recaval, miembro de la Coordinadora Metropolitana Sur (Comesur)
de estudiantes secundarios. A lo largo de las diversas entrevistas
realizadas para este artículo, la misma idea se repetiría de boca en
boca.
“NECESITAMOS DE MÁS ACTORES SOCIALES”
Pese
a su corta edad y a que están alejados de las discusiones políticas
que nacen con frecuencia al interior de los campus universitarios, los
secundarios parecen conscientes de las falencias del movimiento
impulsado durante este año. “Nuestro rol es muy importante, pero
necesitamos de muchos más actores sociales, de otro modo no vamos a
lograrlo”, puntualiza Recaval.
El estudiante agrega que la discusión en el Congreso
no es fundamental para alcanzar las transformaciones que se están
exigiendo. “No creo en una solución a corto plazo, menos en el Congreso.
Para nosotros los cambios no están en las urnas, están en la calle,
junto a los trabajadores y a los profesores”.
A
mediados de este año, la ofensiva de los ‘pingüinos’ pareció
intensificarse cuando 42 estudiantes llegaron a realizar huelgas de
hambre en diversas zonas del país. Una de las protestas más
preocupantes, liderada por alumnos pertenecientes a la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) alcanzó los 71 días de ayuno.
“Bajamos
la huelga como una señal de fortaleza, ya que nuestro lugar está en las
trincheras del pueblo organizado, está en nuestros liceos manteniendo
las tomas en alto, está en las calles junto con nuestros compañeros
enfrentándonos a la represión si es necesario, para demostrar la justeza
de nuestras ideas”, comunicó Maura Roque, estudiante del Liceo Darío Salas, al finalizar la protesta.
Meses más tarde, los alumnos de colegios pertenecientes a la comuna de Providencia serían impactados por la ira de Cristián Labbé, alcalde de dicha localidad y ex miembro de la Dina (Dirección de Inteligencia Nacional) –organismo represor de la dictadura de Augusto Pinochet-,
quien amenazaría con cancelarle la matrícula a todos aquellos que
continuaran en las tomas y no recuperaran el año. Sin embargo, el pasado
8 de noviembre la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones dictaría una medida que lo obliga a frenar su iniciativa hasta que se resuelva la investigación sobre el caso.
ENTRE TOMAS Y CAPUCHAS
Durante
las últimas semanas, los ‘pingüinos’ han hecho noticia por las tomas de
diversas instituciones públicas. Entre éstas se encuentra la ocupación
del ex Congreso Nacional -durante el pasado 20 de octubre- cuando, junto
a otros movimientos sociales, interrumpieron una jornada de discusión
sobre el presupuesto 2012 y encararon directamente al ministro de
Educación. Los jóvenes, además, exigieron la inmediata realización de un
plebiscito ciudadano.
Apenas un mes más tarde, los escolares ocuparían por dos horas y media la Biblioteca Nacional.
“En este lugar precisamente hay albergadas enciclopedias que indican
que en algún momento en Chile hubo educación estatal, que era de
calidad, y nosotros preferimos esa educación a la que está implementada
hoy, que es una basura”, declaró Danae Díaz, vocera del Liceo Carmela Carvajal, de Providencia.
Esta semana, los jóvenes estudiantes lideraron una masiva movilización realizada desde Parque Bustamante a Avenida Grecia.
La protesta se realizó de forma paralela a la marcha latinoamericana
por la educación, que contó con la participación de estudiantes en Argentina, Colombia, Venezuela y Perú, entre otros.
Durante
las movilizaciones, uno de los hechos que ha llamado la atención
mediática es la cantidad de secundarios que han decidido encapucharse
para enfrentar la represión de Carabineros y manifestar
su descontento en las calles. El siguiente video, grabado durante una
tocata en el Liceo Darío Salas, entrega un discurso que permite entender
más sobre este fenómeno.
“YO PREFIERO REPETIR”
Muchos
de ellos reconocen que la lucha es larga y que es ahora cuando se debe
mostrar resistencia. “Los compañeros que han repetido son los más
consecuentes, son quienes se han negado a acceder a un plan tan malo
como el que plantea el Gobierno y están dispuestos a
perder el año por esta lucha. También hay algunos compañeros que
pertenecen a familias obreras y han decidido terminar el año porque no
pueden perjudicar a sus parientes y se entiende completamente”, señala
Recaval.
“Yo estoy repitiendo”, reconoce el estudiante de la Comesur.
“Hay un apoyo total de mi familia porque ellos están muy informados de
lo que pasa y de lo que pienso. Nosotros siempre planteamos que debe
haber educación e información primero en la casa para después
compartirla con los demás”.
A su
opinión se suma la voz de Diego Chandia, del Liceo A-112, quien señala
enfático: “Yo prefiero repetir. Considero que es lo lógico, tomando en
cuenta que estoy pidiendo educación de calidad, el negarme a hacer un
semestre de menos de tres meses”.
Respecto
a sus diferencias con los universitarios, Gonzalo Molina, del
Lastarria, declara: “Lo de los universitarios es algo histórico. Cuando
ellos se bajan, sólo nos queda aperrar con lo que venga. Es complicado
confiar en ellos porque siempre aflojan. En este sector nuestro
compromiso es muy fuerte, los cabros están firmes en su idea de no
bajarse”.
En tanto, Cristián Pizarro,
vocero de los liceos técnicos, sostiene que existe una contradicción en
la preocupación del Gobierno porque los escolares puedan pasar de
curso. “Nos molesta que los colegios hayan implementado sus propios
planes para salvar el año y que el Ministerio de Educación
no los esté aceptando. Tienen un discurso inconsecuente, nos presionan
para terminar el año, pero no quieren aceptar nuestras iniciativas”.
Los
‘pingüinos’ reconocen que el futuro es complejo, dado el agotamiento de
la movilización y la fuerte presión de las autoridades. Sin embargo,
aseguran estar de lleno planificando lo que sucederá el próximo año. “No
dudamos en pensar que el próximo año, en el primer día de clases,
nuestros colegios aparezcan tomados”, sostiene Recaval.
La mirada de Diego Chandia, en tanto, es a largo plazo: “Puede que las movilizaciones se bajen, pero no el movimiento que desde ahora llevamos en nuestras conciencias.
Puede que volvamos a clases, pero a nadie se le olvidará nunca que este
país hace de la educación un negocio. Así, en algún momento, esto va a
volver a estallar”.
Por Vanessa Vargas RojasFotos: Mauricio Díaz Buccioni y Vanessa Vargas Rojas
El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2011/11/26/44597/la-resistencia-de-los-pinguinos-en-la-lucha-de-la-educacion/
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