- Manifestación del pasado 19 de febrero en Dresde. (Foto: Das Rote Blog)
Dresde es conocida por haber sido
reducida a cenizas durante la
Segunda Guerra Mundial por los
Aliados en su lucha contra el nazismo.
Cada febrero se reúnen en la
ciudad miles de neonazis para recordar
la tragedia, y de paso propagar
su ideología. Desde hace años
en Alemania existe un movimiento
ciudadano en contra de estas marchas
de la extrema derecha. Miles
de personas se organizan por todo
el país y, en el fin de semana de la
conmemoración del bombardeo,
acuden a mostrar su repudio a los
propagadores de ideas racistas y excluyentes.
Una de las acciones clave
son las sentadas pacíficas y las cadenas
humanas que impiden a los
neonazis avanzar por la ciudad.
Cuando cae la noche se producen
altercados violentos en las calles.
Ésta es la razón por la cual la policía
de Dresde decidió el pasado febrero
formar la llamada “comisión
especial 19/2”. Ésta tendría el objetivo
de encontrar a los culpables de
la violencia callejera. Para ello, recogieron
los datos de todas las comunicaciones
de telefonía móvil
que se registraron en el sur de la
ciudad el día 19 durante las manifestaciones.
Casi un millón de comunicaciones
fueron intervenidas
y archivadas. Unos 330.000 ciudadanos
fueron espiados, según datos
del propio Ministerio del
Interior sajón. Habitantes, manifestantes,
políticos, abogados, periodistas…,
todos sus datos fueron archivados
junto con el lugar físico
en el que se encontraban en el momento
de la comunicación. Parte
de las conversaciones fueron oídas,
tuvo que admitir el ministro de
Interior alemán ante una investigación
del periódico TAZ.
Al parecer, la escucha de conversaciones
telefónicas y el archivo de
todos los movimientos comunicativos
no era suficiente. La policía sajona
obligó a las empresas de autobús
que llevaron a los antifascistas
a Dresde a rellenar un cuestionario
en el que tuvieron que facilitar todos
los datos de los pasajeros de los
que disponían. Les preguntaron por
sus datos personales, por el lugar
de origen de los autobuses y las pausas
que realizaron, pasando por información
relativa a las pancartas
que portaban los manifestantes o
las conversaciones que mantuvieron
durante el viaje.
Responsabilidades políticas
En las manifestaciones antinazis
tomaron parte más de 20.000 personas.
Incluso el vicepresidente del
Parlamento alemán, Wolfgang
Thierse, de 67 años de edad y
miembro del Partido
Socialdemócrata, participó. Al destaparse
la operación policial se
mostró indignado por la recogida
masiva de datos. Asimismo, la noche
del 19 de febrero, después de la
manifestación, fue registrada la sede
del Partido de la Izquierda (Die
Linke) con la acusación de esconder
material para atacar de forma
violenta a los neonazis. El partido
interpuso una denuncia que ha ganado,
a falta de pruebas en su contra,
y recibirá una compensación
de 6.500 euros por los desperfectos
causados que el estado de Sajonia
tendrá que pagarles.
Hasta ahora ha rodado una sola
cabeza a causa del escándalo, la del
presidente de la policía de Dresde,
Dieter Hanitsch. El ministro de
Interior, Markus Ulbig, del partido
conservador CDU, fue quien ordenó
su restitución en junio. Políticos
del Partido de la Izquierda han pedido
en repetidas ocasiones la dimisión
del titular de Interior.
Las consecuencias del espionaje
de la marcha de Dresde continúan.
El fiscal de Sajonia ordenó en octubre
el registro de los domicilios de
dos activistas en Berlín. Se llevaron
sus ordenadores y teléfonos móviles.
Uno de ellos está acusado de haber
llamado a la rebelión con un megáfono
a un grupo de 500 personas
en contra de “una manifestación
permitida”, en referencia a la marcha
neonazi. También la casa del
cura Lothar König, que participó en
la contramanifestación y criticó públicamente
la actuación de la fiscalía
de Sajonia, había sido registrada
semanas antes, el 10 de agosto.
El único acusado hasta el momento
por la fiscalía de Sajonia es
el diputado del partido de Die Linke,
André Hahn. La fiscalía no tuvo en
cuenta su inmunidad y le acusa de
haber dirigido el impedimento de
una manifestación permitida. Hahn
aseguróque volvería ahacerlo: “Fue
correcto oponerse por métodos pacíficos
a una marcha de estas características”.
Los organizadores de la
protesta antinazi planean una próxima
cita el próximo 13 de febrero,
en la cual volverán a formar cadenas
humanas para impedir las marchas
de la extrema derecha.
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Vìa, fuente :
http://diagonalperiodico.net/La-policia-espio-a-330-000.html
http://diagonalperiodico.net/La-policia-espio-a-330-000.html
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