Que
son los intransigentes del movimiento estudiantil, que no quieren
llegar a ningún acuerdo o que están en constante pugna con otros
dirigentes de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) son
prácticas que se les cargan a algunos dirigentes de federaciones
universitarias.
La ofensiva
viene desde el gobierno y medios de los grupos Copesa y El Mercurio que
se afanan en acusar los cuestionamientos de los universitarios al
gobierno como ‘intransigencia’, cualquier divergencia del movimiento
como ‘ruptura’ y a los dirigentes que no pueden encasillar en alguna
corriente política como ‘ultras’.
Así La Tercera separa entre ‘moderados’ y ‘radicales’ o La Segunda intenta mostrar que el movimiento está controlado por los más ‘ultras’.
Radicales o ultras ¿quien sabe? Para superar estas representaciones dadas por los medios conversamos con Guillermo Petersen (GP), presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción; Sebastián Farfán (SF), de la Federación de la Universidad de Valparaíso; y con Patricio Contreras (PC), de la U. de Los Lagos.
Si
en el imaginario mediático son los más ‘radicales’, una conversación
más cercana con ellos los muestra tal cual son: veinteañeros, con
ideales y sesudos análisis de la coyuntura política. Sus demandas se
sintetizan en una educación pública, gratuita, de calidad, sin lucro y
democrática. Además nos contaron sobre las estrategias del gobierno
para dividir el movimiento, porque Piñera evade un debate televisado con
los estudiantes, del respaldo que han recibido de los trabajadores y
que en el fondo es el sistema económico el que está puesto en cuestión.
Así que afírmese, respire hondo y preste atención, porque acá, en extenso, hablan los ‘ultras’:
¿Fue inocente de parte del gobierno elegir el mismo día del pleno del Confech para enviar una carta?
SF:
Evidentemente esa carta tenía como fin tensionar un espacio de
discusión estudiantil. Ellos sabían que la carta iba a generar tensión,
lo que evitamos al pasar todas nuestras decisiones por las bases.
GP: Pasó
igual cuando fue el paro del 8 de septiembre: El gobierno recurrió a la
misma estrategia de entregar una carta un día antes. Ese día la
movilización iba a posicionar al movimiento lo cual iba a ser un
elemento catalizador. La estrategia que el gobierno ha utilizado,
apoyado por los medios de comunicación, ha sido apelar a la división o a
demarcar ciertos sectores.
¿A qué sectores intenta demarcar?
GP: A
los que se preocupan de llevar constantemente las decisiones a las
bases, los que buscan nuevas estrategias institucionales o a quienes se
desmarcan de las tradicionales formas de hacer política.
A ustedes mismos los sindican como los ‘ultras’ o los más ‘radicales’ del movimiento.
PC: Para
ellos ‘ultras’ son quienes son de izquierda sin partido que no
responden a la política tradicional. La manera es que intentan reducir a
un sector tratándonos de intransigentes o de que no buscamos consensos.
Más que nada se han utilizado estas categorías que dividen a
‘moderados’ de ‘intransigentes’ para querer mostrar una división dentro
del Confech.
LA LUMPEN BURGUESÍA
Una
demanda aceptada a medias por el gobierno era la transparencia de los
procesos de discusión ¿por qué el gobierno teme a una discusión
televisada con los estudiantes de cara al país?
PC: Un
diálogo televisado desnudaría el interés del gobierno en mantener y
profundizar este modelo económico, que en definitiva es defenderle el
bolsillo a los dueños de las universidades privadas o los sostenedores
de los colegios. El gobierno sabe que eso es impopular ante la
ciudadanía.
Otro punto es que el gobierno si bien no sacó del Congreso los proyectos de ley de educación, sólo les quitó la suma urgencia.
GP: Esto
es una lucha de poder. Creo que hay tres fuerzas: el empresariado, que
jamás va a reconocer que hoy está aislado y en crisis su
institucionalidad; los reformistas y los estudiantes.
SF: Lo
que tenemos en Chile es una lumpen burguesía: Con el fin de acumular
riqueza han destruido todo el país. Así nuestra demanda por una
educación gratuita es un golpe en la cara al empresariado que hoy tiene
trabajando para su provecho a las mayorías del país.
PC:
Hoy se tiende a ser economicista y la demanda de una educación gratuita
tiende a instalarla como un derecho, pero el sistema político y los
medios intentan mostrar esto como algo anacrónico. En ningún momento la
educación es entendida como la construcción de una sociedad. Se ha
instalado la idea de la educación como capital para salir de la pobreza,
pero eso ha sido un enfoque reduccionista.
¿Cuál es la síntesis de su demanda?
GP:
Una educación pública, gratuita, de calidad, sin lucro y democrática.
Son cinco elementos que contradicen las piedras angulares del modelo
actual. La educación es sólo uno de los elementos que reproducen las
diferencias de clases, fragmentan los campos de organización y producen
diferenciaciones culturales, de pueblos o de género.
SF:
Tenemos que dar la disputa hegemónica del conocimiento. La gran disputa
de la educación es la hegemonía del patriciado sobre los sectores
populares porque la educación reproduce la dominación del sistema.
Debemos discutir los curriculums de enseñanza, las relaciones verticales
de los profesores y alumnos que nos enseñan de chicos a ser dominados,
las relaciones de poder que han naturalizado como normales.
ULTRAS EN ESCENA
¿El
mote de ‘ultra’ no refleja cierta miopía del establishment político y
medial para reducir a personas que por su diversidad no responden a su
lógica?
SF: Este
conflicto ha puesto en tela de juicio el modelo económico y eso les
hace ruido a la clase dominante chilena. Por eso recurren a todos los
medios a su favor para criminalizarnos. Recordemos que a otros
movimientos sociales, como los mapuche, se les calificó de
‘terroristas’, calificativos que ocultan las demandas profundas. Nos han
dado muchos golpes medios de comunicación, como La Tercera o La
Segunda, o reportajes que han hecho en la televisión que buscan
encasillarnos. Nos dicen ‘monos con navaja’…
GP: Si
hoy usan los medios de comunicación, recordemos que antes usaron las
armas. Es que les estamos tocando algo clave, que es como acumulan
riquezas y mantienen su sistema de dominación.
¿Cuál es el medio que ha sido más duro en esta estrategia?
Todos: La Tercera.
SF:
Si lees los reportajes que han publicado en los últimos meses los fines
de semana se nos califica de los radicales. O en La Segunda aparezco yo
como enemigo de Camila Vallejo, buscando generar una tensión interna
que busca producir una división.
¿Por qué ustedes molestan tanto?
GM:
Porque tenemos una metodología de consulta a las bases diferente de la
que tienen los partidos políticos tradicionales. Hasta ahora la política
como la han llevado los sectores dominantes y los reformistas es
generar negociaciones a espaldas de los movimientos sociales. Apostamos
por validar ciertas instancias y formas de conseguir los objetivos
políticos y esas son la organización, la lucha y el empoderamiento en
torno a las demandas
¿Alguno de ustedes ha sido invitado a un programa de televisión para una entrevista en directo en el que puedan explayarse?
Todos: No.
PC: A lo más he sido invitado a algunos móviles de Canal 13 y sólo he sido invitado a una entrevista en CNN.
SF: Eso
no es casual, responde a una cuestión política. El Partido Comunista no
es incómodo para el sistema actual y como nosotros lo somos nos
invisibilizan y etiquetan.
GP:
Los medios no quieren validar formas de lucha que fueron aplastadas
durante la dictadura o la seudo democracia. Las organizaciones sociales
fueron desmanteladas durante la democracia, cuando no criminalizados.
Nosotros apelamos al empoderamiento popular y la construcción de un
movimiento social. Es importante esclarecer la criminalización porque a
mediano plazo queremos ser una alternativa real para la sociedad.
APOYO CIUDADANO Y FIN AL LUCRO
La última encuesta CERC refleja que el 89% de la población apoya el movimiento estudiantil.
SF:
Esos datos dan cuenta de que este movimiento estudiantil no es un
proceso único y espontáneo o que los estudiantes estemos peleando sólo
por una mejor educación, cosa que no deja de ser importante. Es más bien
una crítica a la institucionalidad que margina a los sectores
populares. El sistema económico está puesto en cuestión en su conjunto.
A partir de la demanda de una educación gratuita se han abierto varios
temas que estaban vedados hace algún tiempo, cosas que no se podían
tocar, como la renacionalización del cobre, el sistema tributario o la
institucionalidad ambiental. Hay de fondo una crítica estructural. No
somos sólo los estudiantes, sino que nuestros padres que estaban con
mucho miedo, porque ellos viven las consecuencias de este sistema.
GP: Ellos
sufrieron el asesinato, la tortura y después la salida pactada. Hoy el
escenario político es distinto, hay un imaginario distinto.
¿Por qué ustedes ponen como punto central de la discusión el fin al lucro?
GP: El lucro pone en jaque la piedra angular de este modelo económico y político.
PC: Discutir el lucro es cuestionar el tabú del sistema en una economía manejada por pocas familias.
¿Tienen algún horizonte?
GP:
Hoy tenemos un conflicto, una movilización y la aspiración o
construcción de un movimiento. Hay un descontento generalizado de la
población producto de las diferencias de clases, el pueblo empobrecido y
los sectores medios endeudados. Debemos hoy ser capaces de sentar las
bases de un movimiento estudiantil que se empodere para sí y por sí y
que sea capaz de construir un movimiento popular que transformemos el
sistema.
SF: Hay que
entender que es un periodo ingrato, es un proceso largo y apelamos a
entender que esta es una movilización que va más allá, que no termine en
pactos como siempre se ha hecho y podamos sentar las bases que den
cuenta que es el inicio de un movimiento mayor.
LA MADRE, LA TÍA, LA HERMANA…
¿Con qué momentos o procesos se identifican en la historia?
SF: En
lo personal, creo que el MIR a principios de los ’70 fue capaz de
establecer un proyecto político para el país embrionario que disputó el
poder. Otra experiencia que rescato es la del FPMR en los ’80, que pese a
todas las conflictividades que hubo, fue una expresión política muy
interesante. Creo que hoy hay un vacío que es la necesidad de una
izquierda.
GP: Yo
sumo la resistencia del pueblo mapuche y las organizaciones obreras de
mediados del siglo XIX y principios del siglo XX. También la
conformación intelectual y la perspectiva de masas que tuvo el MIR y la
resistencia popular a la dictadura en los ’80.
PC: Rescato
el movimiento popular de fines de los ’60, sobre todo el movimiento
universitario que logró la reforma de 1967. También el movimiento
estudiantil que surge en la dictadura y sienta las bases de la lucha por
la democracia.
¿Podemos
pedir una educación pública, gratuita y de calidad a un gobierno de
derecha pinochetista y con un presidente que posee una de las 4 más
grandes fortunas del país?
SF: Es
difícil porque los estudiantes por si solos no vamos poder conseguir
los cambios que queremos. Necesitamos un movimiento popular grande para
el cambio social radical. Se necesita un cambio cualitativo ahora que la
juventud saltó a la política y renuevan las esperanzas. Pero
necesitamos un movimiento mayor.
GP: Hoy
en Chile estamos en una situación complicada. Lo importante es que la
exigencia de una educación pública gratuita, de calidad, sin lucro y
democrática más que una demanda es un objetivo que se fija un
movimiento. Por lo tanto estamos sentando las bases de un movimiento
estudiantil que se proyecto en la construcción de un movimiento popular,
que hagamos el cambio hoy en la educación, mañana en la salud y pasado
mañana en la vivienda.
¿Y cómo lo harán?
GP:
El dilema es cómo sentar las bases de una fuerza social que sea capaz
de organizarse y empoderarse. Hoy sólo sentamos las bases de un sector
social que se aleja y critica la institucionalidad y democracia vigente.
Estamos apelando a organizarnos de una manera distinta a la de los
partidos políticos tradicionales y lucharemos por un objetivo. Hay que
fijar las salidas tácticas y estratégicas del conflicto, que nos
permitan proyectarnos.
PC: Muchos
estamos convencidos que producto de la destrucción del tejido social
tenemos una sociedad muy reaccionaria. Por ello debemos estar
conscientes que este conflicto debe lograr alguna ganancia concreta.
Demostremos que el camino es la movilización.
GP: Sinceramente
creo que no será la negociación la que logre estos objetivos, sino que
la movilización popular a través de la presión en bloque. Mi madre, mi
padre, mi tío y mi tía, mi primo y mi prima tienen que empoderarse de
esta demanda.
¿Visualizan alguna ganancia concreta en lo inmediato?
PC:
Hay ganancias subjetivas como el hecho de que esta movilización se
transforme en movimiento más allá de lo estudiantil. Además hay que
avanzar hacia la gratuidad, destaco los aportes basales a las
universidades y la democratización de las decisiones al interior de las
casas de estudio.
LOS TRABAJADORES Y EL PC
¿Plantean alianzas con otros sectores sociales?
SF:
Hemos apostado por hacerlas con sectores estratégicos, como los
trabajadores del cobre. Una experiencia fue la adhesión a un paro
estudiantil de los trabajadores de Codelco y de sectores productivos
claves, como los portuarios, que han adherido en algunas de nuestras
jornadas de protesta.
GP: Necesitamos
una alianza que resulta compleja, ya que la situación de los
trabajadores esta muy desarticulada. Pero hemos tenido avances con
trabajadores del cobre, portuarios y forestales, que es el sector
exportador.
¿Han desarrollado alguna experiencia en conjunto?
GP:
Sí, con la Unión Portuaria del Bío Bío, que ha parado 4 veces con
nosotros turnos completos. Fue un golpe a la industria exportadora de
celulosa, lo que es un gran logro. Hay que contarlo porque los medios lo
invisibilizaron cuando pararon en 3 días de movilizaciones que tuvimos
en julio y agosto. Un cambio sólo se puede lograr en alianza con los
sectores estratégicos de la producción. Los portuarios sólo con que
amenacen que van a paralizar logran sus demandas por su función
estratégica en la economía. Ya en abril pararon y le doblaron la mano al
grupo Matte.
SF:
Las alianzas se amplían así a los mapuches, los deudores habitacionales,
los pescadores o los industriales. La apuesta es constituir un bloque
histórico del campo popular.
¿Qué condiciones le exigirían al Partido Comunista para integrar este bloque histórico que hablan?
SF:
Creo que la dirigencia del PC no piensa en un gran cambio La alianza
con la Concertación no le hace bien al movimiento popular porque ese
conglomerado político ha administrado el sistema heredado de Pinochet,
incluso matando a mapuches y estudiantes.
GP: No
criticamos al PC en su conjunto, porque creemos que la mayoría de sus
bases son sectores honestos y ellos confían en la única alternativa que
ven a nivel político, porque lamentablemente nosotros no nos hemos
construido como alternativa aún. Pero les pediría que dudaran de sus
dirigencias. No podría trabajar con ellos, ya que ellos apuestan a
mantener la institucionalidad vigente y han apostado por la inclusión.
¿Y qué exigencias harían a los integrantes de la Concertación?
GP: Nuestros nortes políticos son distintos. Es una discusión que tengo hasta con mi mamá…
SF:
El poder popular por sí solo, manteniéndose en los márgenes del poder,
no sirve. Por eso no soy de los autonomistas que apuestan por lo social,
pero que no se cuestionan participar en los espacios políticos. El
movimiento popular también tiene que tener una estrategia de poder para
salir de la transición pactada entre la dictadura y la Concertación. La
tarea es la acumulación de fuerzas para un proyecto político de alcance
social. La pega es la que hizo Recabarren a principios del siglo XX.
¿Y se quedan con el mote de ‘ultras’?
SF: Mmm… no sé…Creo que somos ultra realistas.
Mauricio Becerra R.
@kalidocop
El Ciudadano
FOTO DE Nicolás Astudillo
Vìa , fuente :
http://www.elciudadano.cl/2011/10/04/41845/hablan-los-ultras/
http://www.elciudadano.cl/2011/10/04/41845/hablan-los-ultras/
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