(Mientras se escribe este artículo, el 4 de agosto
de 2011 a las 13:30 hrs., en todo Chile y en especial en Santiago, los
estudiantes de secundaria son duramente reprimidos, cientos son
detenidos, los gases lacrimógenos se respiran en todo el centro de la
capital y el gobierno acaba de promulgar la prohibición de reunión de
escolares en lugares públicos. Mientras se está a un paso del Estado de
Excepción, los jóvenes que llevan meses luchando por la educación
pública, gratuita y estatal, son vanguardia social y expresión de un
abierto ciclo de combate contra el mal gobierno y el Estado ultraliberal
que reina en Chile desde la tiranía militar).
1.El
contenido del Estado chileno corresponde al libreto ultraliberal
establecido por las instituciones rectoras del capitalismo es su fase
mundializada y de preeminencia financiera. Su programa es el de los
intereses del capital transnacional y nativo, más allá de las disputas
entre fracciones de la misma clase gran propietaria y sobre todo, por
los lazos de dependencia histórica entre el capital criollo y los polos
imperialistas.
Pero el Estado es una producto
humano, resultado de la las relaciones de poder, de la lucha de clases.
Por eso es un terreno en disputa. Tanto para el sometimiento de una
clase sobre otra, como para el establecimiento de reformas progresivas o
limitadas, o la transformación radical de sus cimientos y proyecto, la
lucha de clases es movimiento vivo que impacta en el complejo estatal,
en la economía y, por tanto, en la política.
El
Estado no es un artefacto inmóvil de relaciones sociales fatales. El
Estado es un organismo ampliado que tiene poros frágiles y custodios
blindados. Y a más lucha social, más oportunidades de provocar cambios
en su comportamiento. Asimismo, el largo reflujo del movimiento popular
en Chile revierte con más o menos celeridad su conducta.
Naturalmente
que los estudiantes por sí solos no realizan las sublevaciones
populares victoriosas. Sin el concurso protagónico del pueblo trabajador
y la necesaria formación orgánica de un instrumento político a la
altura del actual estadio de lucha de clases y capaz de
conducir-participando desde las venas profundas del movimiento general,
sintetizando la doctrina, proyecto y programa político de los intereses
de las grandes mayorías, sólo es posible esperar estallidos potentes,
pero sin la mira puesta en el poder. No obstante, los levantamientos, en
este caso, estudiantiles, son la condición sin la cual tampoco es
probable lo anterior.
Y sólo la convergencia más
amplia política y social, con el límite en la alianza imposible con los
intereses de los representantes del gran capital, criollo,
transnacional o entreverado, es el paso subsiguiente necesario para la
construcción de una alternativa política entre la Concertación y la
derecha tradicional.
2. La respuesta del
Ejecutivo piñerista a las demandas estudiantiles está compiladoen el
texto “Políticas y Propuestas de Acción para el Desarrollo de la
Educación Chilena, fechado el 1 de julio de 2011. La contrapropuesta de
los estudiantes de secundaria, universitaria y los docentes agrupados en
el gremio magisterial se entregará a La Moneda el viernes 5 de agosto.
El documento del Ejecutivo, edulcorado con
fraseología democratista y republicana, en la superficie y bajo el
texto, mantiene incólume estructuralmente la situación de la educación
del país. Se mantiene el curso de la privatización de la enseñanza, se
propone mayores posibilidades de endeudamiento crediticio para estudiar
en los Centros de Formación Técnica, Institutos Superiores y
Universidades, tanto tradicionales como privadas. Se habla de una
reforma constitucional, vaga y abstracta, donde la educación ahora sería
“de calidad”, por lo demás, adjetivo que consagra la enseñanza como una
mercancía cualquiera. Asimismo, se plantea una Superintendencia y
Subsecretaría de Educación –las existentes se caracterizan por rimar su
actuación con los intereses de los dueños de todo y sus pobres
facultades fiscalizadoras-, y una Agencia d Calidad, es decir, una
suerte de evaluadora de riesgos en el plano formativo. Los contenidos de
las instituciones propuestas no son distintos a las políticas aplicadas
desde hace décadas en la realidad. Sólo se legalizaría de modo
manifiesto la supersegmentación del sistema educativo del país, la
discriminación, y la enseñanza de clases propia de una sociedad de
clases tan nítida y desigual como la chilena.
El
escrito del Ejecutivo, mientras reprime con violencia a menores de
edad, significa un “pacto por la educación”, mayor transparencia del
modelo general de enseñanza; contenta a los rectores de la universidades
tradicionales con un “aporte basal” para su funcionamiento. La última
iniciativa rompe el vínculo de lucha entre los jóvenes y las autoridades
máximas de las casas de estudios superiores, y la transparencia se
reduce a lo que ya existía: poner nota de acuerdo a parámetros no
convenidos a los establecimientos, lo que en las actuales condiciones,
beneficia ostensiblemente al sector privatizado de la educación. En
materia técnico profesional, subordina los programas de estudio a los
requerimientos del empresariado a cambio de una eventual mayor
empleabilidad. El texto de gobierno acoge la exigencia estudiantil de
desmunicipalizar la educación, pero en un sentido inverso y confuso. Los
jóvenes buscan que la enseñanza pública, de los municipios, vuelva al
Estado; pero el documento expresa la generación de una
desmunicipalización parcial que quede en manos de una opaca
“institucionalidad basada en organismos públicos”.
El
absurdo que está en la base del legajo, supone la creación de una
Superintendencia que “fiscalice el uso de los recursos y la no
existencia de lucro en la universidades (privadas)”. Pero si lucro
significa “Ganancia, beneficio o provecho que se consigue en un asunto
o negocio”, y es la motivación primera y última de las instituciones
privadas, ¿cómo podría ‘regular’ contradictoriamente la naturaleza misma
que ha originado la educación privada, la cual genera utilidades hasta
multimillonarias?
3. Finalmente, la respuesta de
los partidos de la Concertación, que administraron el Estado durante 20
años, dice que “Por nuestra parte asumimos y somos autocríticos de que,
en las políticas educativas implementadas, no logramos fortalecer de
manera eficaz el rol del Estado, la calidad de la educación pública y el
derecho a la educación entendido como un bien público y derecho
social”. Luego de rasgar vestiduras, la Concertación –la misma
componenda que creó las condiciones para la presente crisis- promete en
un futuro posible gobierno lo que jamás hizo: “un sistema nacional y
articulado (…) que establezca al Ministerio de Educación como
responsable final de su funcionamiento.” El resto de los postulados no
distan sustantivamente del proyecto piñerista. Sin embargo, para quienes
tienen memoria, el documento sólo es un conjunto de palabras pegadas.
Qué importa. La última encuesta Adimark de julio le dio apenas un 20 %
de aprobación ciudadana a los partidos de la Concertación.
Agosto 4 de 2011
Vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/retrato-urgente-lucha-estudiantes-chilenos
http://www.kaosenlared.net/noticia/retrato-urgente-lucha-estudiantes-chilenos
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