El 9 de agosto la capital presenció una nueva marcha multitudinaria en que la columna de personas parecía nunca acabar. Mayoritariamente
estudiantes, pero también profesores, sindicatos de trabajadores y
simplemente familias volvieron a hacerse presentes para demostrar su
rechazo a un Gobierno con oídos sordos a las demandas estudiantiles y
sociales en general.
Las cifras de la convocatoria siempre son contradictorias y muchas veces confusas, los organizadores estiman que 150 mil personas asistieron a la convocatoria del soleado martes.
Sin embargo, una nueva cifra debería hacerse presente en los medios de
comunicación, porque más allá de los detenidos que tanto encanta
enumerar, los heridos producto de la violenta represión policial han
comenzado a acumularse en los centros de salud. Álvaro Grunert Villegas (24 años), estudiante de cine, fue una de aquellas víctimas.
Cerca de las 15 horas, una estudiante universitaria y un escolar ingresaban a un joven con un tec* abierto en la cabeza en la urgencia de la Posta Central
de Santiago, en avenida Portugal. Una camioneta de un anónimo amable
los había trasladado desde la intersección de avenida San Diego con el
Parque Almagro, donde había sido agredido. “Un paco a caballo me pegó un palo en la espalda y luego otro en la cabeza.
Primero sentí el golpe pero no pensé que me hubiera pasado nada, luego
comenzó a brotar mucha sangre. Perdí sangre al menos dos minutos hasta
que la gente se percató a ayudarme”, señala Álvaro, las manchas de
sangre en su ropa, cuello, brazos y manos daba cuenta de aquello.
Álvaro Grunert no era el único herido que había llegado hasta las instalaciones de Portugal,
un estudiante universitario presentaba una herida en su frente tras
haber recibido el impacto de una bomba lacrimógena en la cara. Otro
estudiante tenía diversas contusiones en su cuerpo porque un caballo de
Carabineros le había pasado por encima, un escolar de 15 años cubría con
gasas, que se empapaban rápidamente, dos perforaciones en su cabeza.
“Me llegó un piedrazo súper fuerte, no sabría decir quién lanzó las
piedras, pero parece que estaban filosas porque se me enterraron en la
cabeza”, señalaba el menor de edad que se encontraba sin la compañía de
un adulto o familiar.
Transcurridas
tres horas desde su ingreso, Álvaro aún no recibía atención médica por
lo que decidió trasladarse a otro centro de salud. Dada la cercanía, el joven se dirigió a la urgencia de la Clínica de la Universidad Católica, en calle Marcoleta, donde le informaron que no atendían Fonasa,
por lo tanto la consulta le costaba 30 mil pesos, la sutura otros 30
mil pesos y el escáner unos 180 mil pesos. A falta de 240 mil pesos, el
joven aún ensangrentado y con el tec abierto decidió trasladarse al
Hospital del Salvador donde fue atendido pasadas las 18 horas. Dos
puntos de sutura y una impotencia tremenda fue el saldo que Álvaro
Grunet pagó por asistir a una manifestación por una educación pública,
gratuita y de calidad para todos en su país.
Atrás, en la Posta Central y en el resto de centros asistenciales, quedaron las otras víctimas anónimas, sin abogados que pudieran asistirlos en la constatación de lesiones y sin medios de comunicación que denunciaran sus heridas producto de la desmedida violencia policial.
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/08/11/carabinero-a-caballo-golpea-en-la-cabeza-a-estudiante/
http://www.elciudadano.cl/2011/08/11/carabinero-a-caballo-golpea-en-la-cabeza-a-estudiante/
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