El gran libro de la salud, de Reader’s Digest, asocia el término
esquizofreniacon
demencia precozo
locura. Según la enciclopedia médica, uno por ciento de la población la padece. O sea, 70 millones de personas que en el mundo separan lo unido, unen lo contrario, y desplazan terminologías y significados sin que su inteligencia se altere.
Lamentablemente, El gran libro no desglosa por país el
número de personas que padecen la enfermedad. Sin embargo, y
ateniéndonos al resultado de los comicios que el domingo último
refrendaron a Mauricio Macri como jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (CABA), poco más de un millón viven en la capital de los
argentinos.
Buenos Aires es una ciudad habitada por personas que, según dicen,
han desarrollado una gran capacidad de discernimiento. Cuenta con la
mayor concentración mundial de librerías y expendios de periódicos,
revistas y publicaciones, y una estimulante actividad cultural animada
en cines, teatros, museos, conciertos, recitales, galerías,
universidades, institutos y salas de conferencias, donde la gente
participa, opina y nutre su cacumen.
Suerte de Hong Kong rioplatense que no convendría confundir con el
resto del país, Buenos Aires registra una altísima concentración
demográfica: 14 mil 500 personas por kilómetro cuadrado (ciudad de
México 5 mil 960; Nueva York 6 mil 732, y Sao Paulo 7 mil 300 personas
por kilómetro cuadrado). Por tanto, el consumo abusivo de sicofármacos
no es casual y, por ende, el ejército de siquiatras, sicoanalistas y
terapeutas a mano, que con o sin
crisisatienden a la población. Hasta aquí, los datos. A continuación, la realidad.
¿Cómo fue posible la segunda elección de Macri para retomar las
riendas de tan ilustrada ciudad? En 2006, siendo diputado, justificaba
su poca asistencia a las votaciones diciendo que el Congreso Nacional
era
un sitio en el que no se debaten ideas. Mas de poco sirven las analogías: en Italia (donde se inventó la política), el amigo de la mafia Silvio Berlusconi fue relegido varias veces, y tras decir
como líder se han equivocado conmigo, W. Bush ganó la presidencia en dos ocasiones.
Durante la primera gestión (2007-2011), Macri permitió que los
hospitales y escuelas públicas se cayeran a pedazos, criminalizó a los
indigentes que viven de recoger basura, afirmó que el Día del Lector
correspondía al nacimiento de Jorge Luis Borges, fue imputado en varias
causas judiciales y procesado por asociación ilícita, ofendió a los
organismos de derechos humanos, criticó los juicios de los genocidas
militares, y reconoció que para elegir al jefe de policía de la ciudad,
consultó con el Mossad y la CIA.
Sin embargo, trágico fue el día que Macri se tragó el bigote
postizo. Todo sucedió en medio de la fiesta de bodas que el líder
porteño organizó para celebrar su enlace con la diseñadora textil
Juliana Awada, bien conocida entre los bolivianos y paraguayos que
trabajan para ella en calidad de mano de obra esclava. El caso es que el
ex presidente del Boca Juniors subió al escenario y se puso a cantar Something.
En eso, la música se detuvo. Macri estaba tratando de tomar aire,
luego de tragarse el bigote que se había puesto para sorprender a los
invitados. El ministro de Salud le practicó el protocolo de socorrismo.
No dio resultado. A punto de morir por asfixia, el ministro le alcanzó
un vaso de agua:
haz el esfuerzo y tragátelo. Macri logró aliviarse y la orquesta retomó el clásico tema de George Harrison.
La pregunta sigue en pie. ¿A causa de qué un estúpido de tiempo
completo fue elegido dos veces jefe de la CABA? Es necesario revisar la
evolución del perfil histórico, antropológico y cultural que hegemoniza
el imaginario porteño. Con motivo de los resultados electorales para la
gobernación de su provincia, Santa Fe (ariete nacional del agropower), un político del socialismo light dijo:
El país en blanco y negro no funciona. Hay que entender las diferencias.
Las diferencias… Si vamos por acá, la mitad menos uno de Argentina es
blanca, conservadora, liberal y fachoperonista, y la otra mitad es
negra, nacional, popular y kirchnerperonista. La sociología política revela que desde 1945 (año emblemático del peronismo), Buenos Aires empezó a ser ocupada por el
aluvión zoológicoque, según las izquierdas y derechas, se había dado cita para apoyar a Juan Domingo Perón.
En los años de 1950 y 1960, el
aluviónengrosó las nuevas clases sociales en ascenso, que en el decenio de 1970 fueron por el poder; en el de 1980 el neoliberalismo sembró la ciudad de pobres y mendigos; en el de 1990 las privatizaciones en masa de fábricas y cierre de talleres los expulsaron al suburbio, y a inicios de siglo el
aluviónde bolivianos y paraguayos que sostienen su economía (servicios, 78 por ciento), se convirtió en el nuevo chivo expiatorio de la ciudad
blanca.
En ese sentido, la legitimidad de Mauricio Macri está fuera de
discusión: Buenos Aires debe seguir siendo una ciudad clasista,
excluyente y racista. La
educacióny la
culturanada tienen que ver con esta voluntad.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/08/03/opinion/023a1pol
http://www.jornada.unam.mx/2011/08/03/opinion/023a1pol
No hay comentarios:
Publicar un comentario