¿En qué democracia razonable y bajo qué demenciales premisas se puede llegar a considerar a un ciudadano como “un factor externo que degrada el trabajo de la cámara”? A ver, por favor, que alguien me lo explique, porque no soy capaz de ver en qué momento puedo haber llegado a hacer algo malo o censurable: ¿puedo, como ciudadano, dar mi opinión a un grupo parlamentario sobre la presentación de una moción en un tema que llevo estudiando muchísimo tiempo y sobre el que – modestamente – se me reconoce cierta capacidad de opinión? ¿Puedo, cómo ciudadano, expresarme en mi blog o en Twitter al respecto? ¿Puedo, como ciudadano, opinar sobre una enmienda de sustitución pública presentada por un partido? Si la respuesta a alguna de esas preguntas es NO, me temo, señores, que alguien que no soy yo tiene completamente equivocado el concepto de democracia. A ver, lo preguntaré directamente a La Moncloa, a ver si tiene a bien responder…
Lo ocurrido, que todo un Senado vote negativamente a una moción debido a que “hay factores externos que degradan el trabajo de la cámara” es algo que me parece tan alucinante, tan demencial, que me parece estar viviendo una pesadilla. Si lo unimos a las declaraciones de Ángeles González Sinde que pide “que no opinen sobre el Sahara los que no sean expertos“, ya tenemos la combinación perfecta para dejar de escuchar al pueblo, suponiendo que alguna vez lo hayan hecho: cada vez que el pueblo manifieste su opinión, basta con mandarle callar con malos modos, decirles que “no son expertos” o acusarlos de ser “un factor externo degradante”… es, sencillamente, el concepto más surrealista de democracia que hemos visto nunca en este país.
¿Qué va a pasar ahora? Simplemente, que la hemos fastidiado. Ellos ganan, nosotros perdemos. Para tratar de “limpiar su imagen” y no quedar como los que han votado que no a la neutralidad de la red (con el supuesto coste electoral que ello podría conllevar), los grupos parlamentarios presentarán en breve una moción que supuestamente la defiende, pero que se parecerá “sospechosamente” a la presentada en su momento por el grupo socialista: en su redacción incluirá las trampas dialécticas que contenía la otra, a saber:
- Estará supeditada al “marco de la normativa europea”, que dado que Europa ya ha anunciado su intención de no legislar sobre este tema, dará al Gobierno la oportunidad de decir “no se tramita hasta que haya legislación europea sobre ello”… es decir, simplemente “no se tramita”. En las discusiones en el Senado que llegaron ayer hasta muy tarde en la noche, esa frase fue la última que el grupo socialista se negó a quitar, porque conocen bien su importancia. Es la frase que convierte la moción en completamente inútil, que la desactiva del todo.
- Estará numerada para que algunas partes de la misma puedan “caerse” si es que por alguna razón llegase a trámite legislativo. Cuando en la enmienda situaron el punto 2 como “graciosa medida de apreciación de lo escrito por el otro grupo”, lo encabezaron con un desiderativo, “asegurar que”, lo que proporciona la posibilidad de dejarlo posteriormente fuera del enunciado legislativo.
- Condicionará la neutralidad de la red a la calidad de servicio, dando la vuelta totalmente al razonamiento que defiende ésta. Ya lo hicieron en la enmienda, y volverán a intentarlo: aceptar que la neutralidad de la red esté en función de la calidad de servicio y de su supuesta degradación es dar carta blanca a las operadoras para que hagan lo que quieran. Y poner como garante al Instituto Europeo de Normas de Telecomunicaciones es simplemente un mal chiste.
- Introducirá supuestas “excepciones que todos verán muy razonables”, como los servicios de emergencia, las comunicaciones críticas entre autoridades, o los servicios críticos de telemedicina. ¿Quién querría ver morir a un familiar en plena mesa de operaciones porque el vecino de abajo se está bajando una peli, o impedir las comunicaciones entre los bomberos y la policía en plena catástrofe natural?… Oh, dios mío, ¡¡eso de la neutralidad de la red es una locura!!! La premisa es tan sumamente estúpida, que no tiene en cuenta que llevamos años con redes neutrales y que estos servicios siempre han funcionado perfectamente, es decir, que no hace falta vulnerar la neutralidad de la red para que funcionen bien. Pero claro, lo ponemos, y volvemos a subvertir la definición, a intoxicar el concepto.
¿Alguien puede intentar explicarme en qué tipo de democracia vivimos?
Fuente, vìa :
http://www.enriquedans.com/2010/11/todo-para-el-pueblo-pero-sin-el-pueblo-cronica-de-una-democracia-enferma.html
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