Se puede
construir un auto de manera similar a como se diseña el software libre.
¿Cómo? El software libre funciona con un sistema comunitario: los
desarrolladores crean programas, los someten a prueba y, una vez
aprobados por la comunidad, son liberados para usarse sin restricciones.
Pensando en ese modelo, la empresa estadounidense Local Motors crea
autos de una manera similar: cualquier diseñador puede subir los planos a
la web de la empresa (www.local-motors.com), la comunidad opina y vota
sobre los diseños subidos, y luego se pasa a la construcción de los
autos. Cada plano subido a la página de Local Motors queda registrado
bajo una licencia Creative Commons: es decir, los planos pueden ser
reutilizados por cualquier otro usuario, y también modificados por un
tercero. El auto se “imprime” en la más cercana de las microfábricas
asociadas a Local Motors, sin piezas sobrantes, sin basura, de manera
sustentable. La persona que creó el auto pasa a buscarlo por la fábrica,
se lo lleva andando y con el logo de la empresa, junto a la firma del
autor. El resultado es un auto cocreado entre Local Motors y un usuario
final, que se lleva el auto y comparte su diseño con la comunidad. Si a
otro usuario le interesa tomar ese auto, hacerle pequeñas modificaciones
e “imprimirlo” en otra de las microfábricas de Estados Unidos, podrá
hacerlo libremente, aunque tendrá que pagar el costo del auto, claro.
Este es apenas uno de los miles de proyectos que recolecta Michel
Bauwens, creador de The Foundation for Peer-to-Peer Alternatives (algo
así como la Fundación para las Alternativas Par-a-Par), que no sólo
piensa en la idea de hardware abierto como en un modelo de negocios
diferente para el mercado capitalista, sino que cree fervientemente que
pensar en proyectos de hardware libre puede ser un camino acelerado
hacia un nuevo tipo de socialismo. “Para contar ideas revolucionarias
hay que vestirse de traje y corbata”, dice Bauwens a Página/12, en una
larga conversación, que incluirá un repaso sobre los mejores proyectos
de software y hardware abierto, una cita al evangelismo católico, y una
discusión sobre la hegemonía del poder de Antonio Gramsci en relación
con el hardware abierto, poco antes de dar su charla en la Flacso, el
jueves pasado. Para Bauwens, el hardware abierto podría generar una
nueva infraestructura de poder y de circulación de información, y, por
tanto, de poder de decisión. Bauwens toma como estandarte la frase de
Buckminster Fuller: “Nunca se cambian las cosas luchando contra la
realidad existente. Para cambiar algo, hay que construir un nuevo modelo
que haga obsoleto al modelo existente”.Para definirlo mejor, el hardware abierto es el resultado de un diseño abierto, similar al código abierto, como resultado de un trabajo colaborativo. Luego de recorrer el directorio de Open Hardware que administra la Fundación, el ejemplo de Local Motors es apenas un ítem más en la marea de ejemplos que buscan deshacerse del copyright como concepto. En la página de p2pFoundation.net se pueden recorrer cientos de trabajos abiertos: empresas de hardware abierto como Open Fourniture, Adafruit industries o North By South, proyectos de open CPU (que incluyen desarrollos de microchips, motherboards, etc.), desarrollos de audio o el proyecto Zero Dollar Laptop. Dentro del listado está Android, el software para teléfonos inteligentes de Google, que en estas últimas semanas pasó a ser el primer sistema operativo de teléfonos en Estados Unidos, venciendo finalmente al verticalismo cerrado de iPhone. Pero no es el único proyecto de software libre para teléfonos en esa lista, además de Maemo y Open Moko, también está el proyecto Ucasterisk, que propone no sólo que los teléfonos tengan software libre sino también diseños de hardware abierto.
El primer gran artículo sobre hardware abierto lo escribió Chris Anderson en la revista Wired en febrero pasado cuando sentenció “La próxima revolución industrial: los bits serán los nuevos átomos”. De hecho, el propio Anderson dirige un proyecto DIY Drone’s, dedicado a la robótica y a la creación de vehículos aéreos. “El concepto de hardware abierto es todavía más nuevo y radical que el de software abierto. Pero en 20 años será más fácil de entender”, le dijo Anderson en setiembre a este cronista. Sin embargo, es claro que Lawrence Lessig, creador de las licencias abiertas de Creative Commons (cuya cumbre de capítulos latinoamericanos se desarrolló esta semana en Buenos Aires, gracias a Ariel Vercelli) fue quien, de algún modo, creó el soporte para que los usuarios pudiesen encontrar una forma de licenciar los proyectos que no fuera cerrada, como el clásico copyright.
Bauwens cree que tanto Anderson como Lessig ven al nacimiento del hardware abierto como una nueva gran idea para el mercado actual, aunque Bauwens pretende ir más allá: el investigador entiende que “aquí hay una oportunidad histórica para construir otro tipo de sociedad”. Bauwens, investigador de la Universidad de Amsterdam, residente durante un buen tiempo en Bangkok, Tailandia, está convencido de que si las sociedades pudiesen crear una nueva estructura abierta, donde las ideas fueran comunitarias, pero también los métodos de producción (desde la materia prima hasta las conexiones a Internet), un nuevo tipo de sistema socialista podría emerger de las ruinas del capitalismo. “Los católicos no lucharon contra los romanos directamente, sino que se dedicaron a construir una estructura de poder independiente. Cuando el Imperio Romano se desmembró, el catolicismo se erigió como un nuevo sistema de poder con instituciones independientes”, le dijo a Página/12, con aire evangelizador. Para Bauwens, entonces, de las ruinas del capitalismo surgirá una nueva estructura de producción y circulación de la información, que será libre, abierta y distribuida.
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Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/cdigital/31-157352-2010-11-23.html
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