La celebración del sábado pasado era
distinta a cualquier otra que haya tenido el Colegio del Verbo Divino,
uno de los favoritos de la élite chilena. Allí donde se concentra el
poder económico. El mismo donde Piñera aprendió su polémica cita
“Deutschland über alles”. Aunque en las últimas décadas sus ex alumnos
han ocupado los primeros lugares en los negocios y la política, aún le
faltaba algo. Y por casualidad, lo consiguió justo al cumplir 60 años:
Sebastián Piñera, uno de sus egresados, ocupa la Presidencia de Chile.
Por eso esta vez la sensación de triunfo impregnaba el patio del
establecimiento. Allí donde se juntó en una noche algo así como el
18,45% del PIB de 2009, sólo si se consideran las utilidades de 17 de
las cientos de empresas donde tienen algún tipo de participación como
socios o ejecutivos sus ex alumnos y que el año pasado superaron los US$
30.380 millones.
-Todavía no se sabe si viene –dijo Jorge López, ex alumno del colegio y uno de los organizadores del evento.
A esa altura no era necesario preguntar a quién se refería. Aunque la
celebración no era por él -al menos no oficialmente-, a nadie le daba
igual si asistía o no. Incluso a quienes no les resulta simpático. Eran
las 19 horas del sábado 6 de noviembre y los ex alumnos no paraban de
llegar al Colegio del Verbo Divino. Esa era la hora de la cita, la de la
misa. Los estacionamientos de avenida Presidente Errázuriz (entre
Alcántara y Málaga), en el barrio El Golf, ya empezaban a coparse. En la
puerta a todos les exigían su entrada. La mayoría había pagado $15.000 y
sólo algunos, los egresados de las últimas cinco generaciones, $10.000.
Dos meses antes se habían puesto a la venta, pero recién en las últimas
dos semanas empezaron a ser compradas. Pudo haber sido por la magnitud
del evento. Quizás fueron las ganas de ver de nuevo tantas caras
conocidas. O sólo por una vez más competir por los mejores éxitos. Sea
como sea, lo que estaba claro era que la fiesta era distinta a cualquier
otra que hayan celebrado.
Durante las últimas seis décadas, el Verbo Divino ha sido uno de los
colegios favoritos para la formación académica de la élite chilena.
Desde su primera generación de egresados, en 1958, sus alumnos, educados
por sacerdotes alemanes, han estado en la primera línea de los
principales grupos económicos y políticos del país. Pero nunca habían
sido los primeros. Históricamente, el Colegio Saint George siempre iba
un paso más adelante.
-En esos años, el Saint George arrasaba en atletismo. El Verbo Divino
competía por el 2º ó 3º lugar con el San Ignacio. Era un buen colegio
también en atletismo, pero el Saint George era mucho mejor –recuerda
René Lehuedé, gerente general del Banco BICE y egresado del colegio en
1963.
Lo deportivo cambiaría con la llegada del entrenador Alberto Labra,
el mismo que haría que el egresado de la generación del ‘90, Sebastián
Keitel, llegara a transformarse en su momento en el hombre blanco más rápido del mundo. Pero en lo demás, El Verbo no superaba la valla.
En 2008 la revista Forbes incluyó a 15 familias chilenas en su lista
de fortunas superiores a los mil millones de dólares. El mayor
patrimonio pertenecía a Roberto Angelini, quien estudió en el Verbo,
pero no egresó de ahí. La tercera mayor fortuna era de Eliodoro Matte,
ex alumno del Saint George, que alcanzaba los US$ 4.341 millones. Y
aunque otras dos sí correspondían a ex alumnos del Verbo Divino, la de
la Familia Yarur y Sebastián Piñera, ni siquiera sumadas alcanzaban la
de los Matte.
Ese
mismo año, el diario La Tercera sondeó entre gerentes de grandes
empresas y políticos los colegios de los cuales habían egresado. El
resultado con los primeros arrojó que el 50% de los gerentes venía de sólo cinco colegios.
Tanto en el caso de los mayores de 50 años, como en el de los menores,
el Verbo ocupaba el segundo lugar. Entre los políticos, que consideraba a
los parlamentarios y ministros de Michelle Bachelet, el Verbo Divino
aparecía cuarto entre los diez centros educacionales que más gente
aportaba de sus filas. Estaba por detrás del Saint George, el San
Ignacio y el Instituto Nacional. En ese orden.
Ahora, la situación se dio vuelta. Sus más de cinco mil egresados ya
no sólo festejan los 60 años, sino que también, por fin, un primer
lugar. Quizás por eso, en vez de usar Casa Piedra como en las dos
celebraciones anteriores (2000 y 2005), esta vez se decidió festejar en
la propia casa. El Verbo había obtenido el trofeo mayor, algo que el
Saint George no les podría arrebatar. La única duda que quedaba era si
el invitado de honor alcanzaría a llegar de su viaje a la Antártica.
-Nunca se había dado el “Premio al Ex alumno Destacado de Honor”
porque se podía generar algún tipo de conflicto debido a la diversidad
de los ex alumnos del colegio –dice Alfonso Dittborn, gerente general de
Urbac Propiedades Industriales y Comerciales, ex presidente del Centro
de Ex Alumnos del colegio y jefe de los productores del evento.
-¿Y si Sebastián Piñera no fuera Presidente de la República, igual existiría el reconocimiento? –le preguntamos.
-No. Este premio se creó para Piñera.
Disciplina über alles
Cuando Sebastián Piñera estaba en primera preparatoria, César Barros,
actual presidente de SalmonChile y uno de sus compañeros, recuerda que
la monja que les hacía clases preguntó al curso si alguno sabía
escribir. El único que levantó la mano fue Raimundo Bascuñán,
actualmente profesor de castellano con estudios de postgrado en Chile y
España. Entonces, la religiosa lo hizo pasar al pizarrón para que
escribiera su nombre. Pero Bascuñan había mentido. Sólo sabía dibujar el
número 1. Y eso hizo. Pero en el colegio no se toleraba la mentira.
Desde entonces, para la monja Bascuñán sería el “Señor 1”.
Cuando se fundó en 1950, el Verbo Divino se transformó en el quinto colegio a cargo de la congregación de sacerdotes alemanes dedicado a educar a la clase dirigente del país.
En Santiago ya tenían el Liceo Alemán del Verbo Divino, en cuyo modelo
de enseñanza la disciplina era lo primero. El mismo sistema se
implementó en el nuevo colegio en El Golf.
-Lo que nos transmitieron en primera instancia fue disciplina. No
disciplina por la disciplina. Disciplina de vida. Disciplina en términos
de que lo que quisiéramos hacer, tenía que ser bien hecho. Que
destaquemos. El mensaje era “hágalo y hágalo bien”. Y para eso, se
requiere disciplina. Lo otro era el respeto. Nos enseñaron en la forma
dura. El que se salía de ese respeto, recibía castigo físico. Son temas
que nos marcaron fuerte –cuenta René Lehuedé.
Algunos
ex alumnos creen que la dureza del sistema que aplicaban los sacerdotes
radica en que muchos de ellos venían de haber vivido la IIª Guerra
Mundial. El sacerdote Pablo Remmel era el prefecto de disciplina de la
preparatoria. En su despacho tenía en un marco una foto suya con el
tanque en el que combatió en el frente ruso y entre muchas otras
historias, les contaba a los niños que tenía la mitad de la cabeza de
acero. También de acero era la disciplina que impartía. Si uno de sus
alumnos le respondía mal, le llegaba una cachetada. Lo mismo hacía
cualquiera de los curas, hermanos y monjas que instruían en el
establecimiento.
Al igual que en casi todos los colegios en la época, el uniforme era
sagrado. Cuando el sacerdote Clemente Reimann era rector (1957-1962), se
paraba todas las mañanas a recibir a los alumnos. Los saludaba y
observaba. Podía ser la bastilla arrastrándose en el suelo o una corbata
que no era del colegio. Lo cierto es que si algo del uniforme no estaba
bien, el niño tenía que volver a su casa. O si se desordenaban durante
alguna formación o evento, les agarraban las patillas y los levantaban
hasta que soltaran alguna lágrima. Y si llegaban un par de minutos
atrasados, debían quedarse una hora en la tarde escribiendo mil veces
“No debo llegar tarde”.
-También nos pegaban con el canto de la regla. Ahora pasa eso y el
profesor se va directo al Juzgado del Crimen. Pero en esa época uno
llegaba con la marca a la casa y los papás te preguntaban: “¿qué te pasó
en el brazo?”. “Me pegaron un reglazo”. “Bueno, te habrás portado mal”
–recuerda el primo de Piñera, Herman Chadwick, presidente de Copsa y del
Consejo Nacional de Televisión y ex alumno de la generación ‘61.
Aunque haya sido a porrazos, pareciera que la rigurosidad que
aprendieron los alumnos del Verbo les ha servido para estar entre los
mejores. Algunos han comandado o formado parte de los negocios más
importantes de las últimas décadas o de los grupos empresariales más
exitosos. Hay también políticos, médicos, abogados, actores y artistas (ver cuadro de ex alumnos).
Muchos de ellos en la primera línea. El producto del colegio ya era de
calidad, había tocado un techo. Un límite que, desde que obtuvo el
sillón principal de La Moneda, sólo Sebastián Piñera ha logrado superar.
Los hombres del Verbo
Antes de que terminara la misa y se llenara de ex alumnos, el patio
del Verbo Divino parecía una feria empresarial. En los bordes estaba
lleno de stands con promotoras de las marcas que auspiciaban la fiesta de los 60 años,
todas ligadas de una u otra forma al colegio. Al centro de todo, entre
cuatro pendones que graficaban distintos aspectos del Verbo -como el
grupo scout, los logros deportivos o el uniforme-, se habían dispuesto
sofás blancos y mesas de centro. Era como un gran pub al aire libre en
el que Felipe Kast, ministro de Planificación, se paseaba tranquilamente
con jeans, polera y una cerveza en la mano mientras conversaba con
algunos de sus compañeros de curso. Lo mismo hacía el fiscal nacional,
Sabas Chahuán, con su grupo de amigos de la generación ’83. Ellos se
refieren a él como “Sacha”. Si los curas alemanes los hubieran visto así
cuando aún estudiaban en el Verbo, lo más probable es que los hubieran
expulsado sin posibilidad de apelar.
En la misma situación habrían estado muchos nombres importantes del
mundo de los negocios que pasaron por sus aulas. Resulta imposible
calcular cuál es el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) que cada
año representan la suma de utilidades entre todas las empresas en que
participan como socios o ejecutivos ex alumnos del Verbo. Lo más
probable es que más de alguno haya intentado hacer el cálculo. Eso sí,
no es poco. Sólo considerando 17 de las cientos de compañías donde
tienen algún tipo de participación, la suma de las utilidades del año
pasado superaron los US$ 30.380 millones, algo así como el 18,45% del PIB de 2009. De esos nombres, no eran pocos los que estaban en la celebración.
-Son
muchos los alumnos del Verbo Divino que han llegado a la cima en
distintas áreas. Ahora, uno se da cuenta que de chicos eran aplicados,
ordenados, trabajadores, minuciosos o estudiosos. Así que uno podía
saber más o menos cuáles iban a llegar y cuáles no. Si me preguntas si
tengo alguna sorpresa por algún compañero de curso o colegio que haya
tenido éxito y que en el colegio haya sido distinto, la respuesta es no
–dice Herman Chadwick, cuyo hermano, el senador (UDI) Andrés Chadwick
también pertenece a la cofradía del Verbo.
El ex presidente de la Sofofa, Bruno Philippi, estaba entre los
asistentes. El actual miembro de los directorios de Cencosud y
Transelec, fue uno de los formadores del grupo scout del Verbo Divino en
1953. Fue el primer guía de la patrulla Los Leones, que integraban el
ex senador (PS) Jaime Gazmuri, el director del INDAP Ricardo Ariztía, el
médico José Luis Barroilhet y Herman Chadwick.
Otro de los empresarios que no se perdió el festejo fue Juan Carlos
Yarur, quizás uno de los más viejos del evento. El mayor de los tres
hermanos Yarur Rey, salió del Verbo en 1958 con la primera generación de
egresados. Actualmente, entre los tres manejan una de las fortunas
familiares más grandes del país: a través de Inversiones Juan Yarur,
poseen gran parte de Relsa, el 53,63% del Banco BCI y el 24,5% de Forum,
la mayor compañía de financiamiento automotriz en el país.
Fabio Valdés, el mejor amigo y ex compañero de Piñera en la
generación del ’66 (aunque el Presidente egresó un año después), también
caminaba el sábado pasado por el patio entre los alumnos de las
distintas generaciones. Valdés es vicepresidente de la Clínica Santa
María, perteneciente al grupo Penta,
fundado por otro amigo de Piñera y ex alumno del Saint George, Carlos
Alberto Délano, cuyos hijos sí estudiaron en el Verbo. Del mismo colegio
provienen otros hombres de las empresas de su holding. En la misma
clínica, Máximo Silva Bafalluy es el presidente. Y Ernesto, su hermano,
fundador de la UDI y ex hombre fuerte del Ministerio de Planificación de
Pinochet, fue compañero de Piñera y hoy ocupa la presidencia de AFP
Cuprum y es uno de los dueños –además de rector- de la Universidad del
Desarrollo.
No todos los ex alumnos asistieron al aniversario. Por ejemplo, César
Barros, presidente de SalmonChile y Bolsa de Productos, además de
director de Viña Santa Rita, IANSA y Blanco y Negro S.A., no fue porque
tenía un matrimonio donde también compartió con compañeros del Verbo.
El ministro del Tribunal Constitucional, (PS) José Antonio Viera-Gallo, y
el ex ministro de Hacienda y actual director para el hemisferio
occidental del Fondo Monetario Internacional, (PPD) Nicolás Eyzaguirre,
tampoco hicieron acto de presencia. Y al que todos esperaban, el primer
Presidente de derecha electo democráticamente en los últimos 50 años y
ex presidente de curso, el viaje a la Antártica programado para la
mañana se le atrasó: aunque había confirmado su asistencia, Piñera no
llegó.
Disidentes en El Golf
La primera experiencia política de Sebastián Piñera fue breve y
aparece mencionada en su anuario: “Fue presidente de su curso, hace
tiempo, pero lo fueron”.
Mientras
estuvo en el Verbo, Piñera no demostró mucho interés por la política.
De hecho, muy pocos de los políticos que provienen del Verbo militaban
activamente en sus tiempos de estudiante. Tradicionalmente, y aunque
muchos ex alumnos aseguran que es un colegio transversal donde “hay de
todo” y donde nunca se habló mucho de política, lo cierto es que desde
un comienzo el establecimiento ha estado ligado fuertemente a la derecha
y, en su ala más liberal, a la Democracia Cristiana (DC). Los egresados
que ocupan algún cargo en el Congreso y en el gobierno son una muestra
de ello.
Entre los parlamentarios actuales, en la Cámara de Diputados hay sólo
dos exponentes: Ernesto Silva Méndez, diputado por Las Condes, Lo
Barnechea y Vitacura (hijo de Ernesto Silva Bafalluy), y Ramón Barros,
diputado por el distrito Nº 35. Ambos son militantes de la UDI, el mismo
partido de Andrés Chadwick, senador por la VI Región. En el gabinete de
Sebastián Piñera, los ministros del Mideplan y Agricultura, Felipe Kast
y José Antonio Galilea, también son egresados del Verbo. El ministro de
Justicia Felipe Bulnes estudió en el Tabancura, pero sus hijos estudian
en el Verbo. En esa tradición también se encuentran algunos disidentes,
cuyas filas incluso el mismo Piñera en su momento engrosó y que cuenta
incluso con un detenido desaparecido: el hermano de Ignacio Guerrero,
uno de los amigos del Presidente y ex socio en CBM Prime y LAN.
Carlos Guerrero fue quizás el más radical de los egresados del Verbo.
Su proceso está en trámite a través del Programa de Derechos Humanos
del Ministerio del Interior. Pero hace 36 años, con 20 años, militancia
en el MIR y una familia donde él era el único de izquierda, no pudo
celebrar el Año Nuevo. Llevaba un mes y medio clandestino y ya le había
informado a su familia que estaba siendo buscado por los organismos
represivos. Y fue justo el último día de diciembre de 1974 cuando lo
encontraron. Desde entonces, nunca más lo vieron. En un informe de la Vicaría de la Solidaridad,
aparece que fue visto por última vez en Villa Grimaldi el 25 de enero
del ’75. Según un amigo que estuvo secuestrado con él, “tenía las
heridas de bala infectadas y se le había aplicado corriente en ellas”.
Fuera de Guerrero, los demás ‘disidentes políticos’ del Verbo eran
más moderados. A excepción de Nicolás Eyzaguirre, que después de pasar
por la DC militó en la Izquierda Cristiana y el Partido Comunista, la
mayoría pertenecía al Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), el
partido de izquierda que se desprendió de la DC a fines de los ’60.
Piñera, que desde hacía un tiempo se había acercado al partido de su
padre junto a su compañero de curso Blas Tomic, también se unió. Los
otros compañeros de colegio que estuvieron allí fueron su primo Andrés
Chadwick, José Antonio Viera-Gallo, Jaime Gazmuri y
Mario Montanari. Todos, menos el último, terminaron sus estudios en el
Verbo Divino. A Montanari lo echaron tres meses antes de egresar por
pintar un cuadro de una mujer desnuda.
Lo que vino después es historia conocida. Piñera y su primo Andrés
Chadwick viraron hacia la derecha. Viera-Gallo siguió su carrera
política en el Partido Socialista siendo subsecretario de Salvador
Allende y luego en el exilio, Montanari también trabajó en el gobierno
de Allende y más tarde se dedicó a sus empresas. Eyzaguirre y Gazmuri
siguieron como opositores durante el régimen militar para llegar a ser
titular de Hacienda el primero y senador socialista el segundo.
Durante la dictadura, el Verbo se mantuvo como si nada. El colegio
siguió ligado de una u otra forma al desarrollo político y económico del
país. Bregando por formar a los mejores. Entre ellos estarían algunos
de los hombres que protagonizarían uno de los mayores escándalos de los
últimos tiempos.
El nexo Karadima
A José Andrés Murillo y a sus compañeros del Verbo no les gustó el
cambio. Era 1994 y en la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, en
Los Castaños (Vitacura), su confesor y guía espiritual Cristóbal Lira
fue sacado abruptamente. El sacerdote Andrés Moro, que llegó en
reemplazo de Lira, no logró cautivarlos. Debían buscar otra iglesia y
otro guía.
-La relación con la Iglesia que nos inculcaban era bastante más
normal que en otros colegios religiosos. Teníamos misas los viernes y
había padres para confesarte, pero nadie te obligaba a nada. Era un
colegio alemán. Una Iglesia alemana, más fría, quizás más lejana, pero
también más profunda. Nos enseñaban a ser católicos a su manera, sin una
mayor pasión, muy lejos de la beatería, de ese rezo fuerte, pero sí
inculcando los valores propios del cristianismo y del humanismo –cuenta
Herman Chadwick.
Aunque en el colegio la religión no se imponía a los alumnos, sí
tenía que seguir la línea verbita de la disciplina. Y en ese entonces,
el párroco de El Bosque, Fernando Karadima, era un referente de defensa
del orden establecido y devoción. Por eso, los sacerdotes alemanes lo
invitaban a dar charlas en el Verbo. Así fue que Murillo y sus amigos
conocieron a Karadima. Ya habían encontrado su guía espiritual.
Al igual que los Chadwick, los Piñera, los Swett y muchos otros, los
Murillo son familia del Verbo Divino. De hecho, José Agustín Murillo, el
padre de José Andrés, compartió la sala de clases con Piñera. César
Barros cuenta que por esa vía se enteraron antes que nadie de lo que
pasó. Y lo que pasó, se supo 15 años después de que Murillo viera a
Karadima en su colegio dando una charla y decidiera ser parte de los
jóvenes de la Acción Católica de El Bosque.
En total, el grupo que migró de Los Castaños a El Bosque lo
integraban 14 jóvenes. No todos eran del Verbo. Además de Murillo,
estaban Rodrigo Díaz, Raimundo Varela, Andrés Sochting y Fernando
Battle. Todos iban a diario por las tardes a la iglesia. Algunos incluso
pasaban a la primera misa de la mañana, después iban al colegio y
volvían a la iglesia al terminar las clases. Para ellos, Karadima era
como un padre y la parroquia su casa.
En 2010 se destapó la olla. Murillo y Battle acusaban al párroco de
haber abusado sexualmente de ellos. La acusación la habían presentado en
2003, pero la Iglesia chilena no había hecho nada. Comenzó entonces una
investigación judicial y otra eclesiástica. Luego se descubrió que
Karadima, el guía espiritual de miles de familias de la élite chilena
–muchas del Verbo Divino– y formador de decenas de sacerdotes y obispos,
manejaba un imperio inmobiliario a través de la Unión Sacerdotal, dirigida por el obispo auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga.
Si bien todo esto pasó fuera del colegio, la historia comienza y termina con el Verbo. Hace menos de un mes a Karadima lo sacaron de El Bosque.
Cuatro de los incondicionales que forman su último escudo son ex
alumnos del Verbo: Francisco José Prochaska, los hermanos Gonzalo y
Jaime Tocornal Vial (el segundo sacerdote) y Samuel Fernández
Eyzaguirre, sacerdote nombrado recientemente por el cardenal Francisco
Javier Errázuriz en la comisión que intervino la Unión Sacerdotal que
controlaba Karadima. De los cuatro, el único que cortó lazos con
Karadima ha sido Prochaska. El resto sigue proporcionándole refugios y
compañía.
El secreto de Pelayo
Pero el sábado 6 de noviembre Karadima no fue nombrado en la
celebración. En la comida que vino después del cocktail, no todos
alcanzaron a tener asiento. Eran 250 mesas para 2.500 invitados. Según
Alfonso Dittborn, el presidente del comité organizador, al menos cien
personas quedaron de pie. Durante la cena, se entregó el Premio al Ex
alumno Destacado de Honor a Piñera, pero como no estaba, el animador
oficial leyó una carta que el Presidente envió a través de su amigo
Fabio Valdés. Después se presentó ante todos el comediante Stephan
Kramer. Una de sus rutinas fue una imitación del Presidente piloteando
su helicóptero para rescatar a su hermano Miguel, el único de los cuatro
Piñera Echenique que no salió del Verbo. Todos conversaban y reían. Se
escucharon carcajadas. Puede que a más de alguno se le haya cruzado por
la retina el rostro de Pelayo Flórez. Un secreto en el Verbo.
Pelayo tenía 16 años y sólo un amigo en el colegio. En 1994 estaba en
tercero medio y quería ser ingeniero comercial. Le gustaba la economía,
tocar piano y a veces colarse en la capilla para tocar el órgano que
está en el segundo piso. Su pieza favorita era “Claro de Luna”, de
Beethoven. Sus compañeros lo molestaban. Porque no se bañaba todos los
días, tampoco después de las clases de gimnasia, o porque tenía
espinillas. Hasta que un día, simplemente se hartó.
César Barros cuenta que en el Verbo “uno sobrevivía o moría”. En esos
años no se hablaba del bullying. Pero en el colegio de la élite
chilena, siempre ha existido.
En 2003, Fernando Ramírez, un ex alumno del Verbo Divino, hizo un
documental sobre Pelayo para sus clases de periodismo en la Universidad
Diego Portales. En el video aparece Jorge Rojas, un profesor del colegio
que le hizo clases a Pelayo.
-Tiene que ver con el modelo cultural de lo que se puede entender ser
varonil. Uno tiene que sobrevivir en este colegio, lidiar con la
heterogeneidad. Cada uno tiene que saber defender su territorio, como
animales que somos –dice el profesor en la cinta.
El viernes 22 de abril de 1994, Pelayo no volvió a su casa después de
clases. Durante todo ese fin de semana nadie supo nada de él. Además de
sus padres y Carabineros, el único que supo que había desaparecido fue
Felipe Apablaza, su único amigo en el colegio. Pelayo no apareció hasta
el lunes, cuando en la mañana abrieron el laboratorio de química y lo
encontraron muerto después de haber preparado y tomado una porción de
cianuro. En su certificado de defunción dice que murió ese día a las 7:50. La causa: signología asfíctica.
El rector, que actualmente ocupa el mismo cargo en el Liceo Alemán de Chicureo –donde encubrió a un sacerdote de ese colegio acusado de pedofilia–, llamó esa mañana a los alumnos a la sala de clases. “Pelayo ya no está con nosotros”, les dijo.
Un par de días después, Becker llamó a Apablaza a su oficina y le
dijo que no dijera nada a nadie externo al colegio. Que lo que había
hecho Pelayo era “producto de una mente enferma”. Luego de esa
conversación, lo de Pelayo quedó en el olvido.
En el video, el periodista Fernando Ramírez le pregunta a Becker
sobre lo que ocurrió. Pero el sacerdote no responde. Dice que no se
acuerda. “Si tampoco fue tan tremendo”, remata.
Tú estabas en “el Colegio”
La celebración de los 60 años terminó en las primeras horas de la
madrugada. El patio quedó llenó de vasos rotos, servilletas sucias y
papas fritas. El orden y disciplina impuesto por los curas alemanes se
pudo olvidar por unos momentos. No se le pudo dar el premio al
Presidente, pero ya empezaron las gestiones para que los reciba alguno
de estos días en La Moneda y allí entregarle personalmente la copia del
libro de los 60 años y una reproducción del Cristo del colegio, obra del
artista Sergio Castillo que se encuentra en la capilla y que es un
símbolo del Verbo.
No se sabe cuándo será la próxima reunión. Poco importa. Siempre se
encuentran. En los eventos políticos y empresariales siempre habrá
alguien del Verbo. Y no serán necesarias las presentaciones.
-Cuando nos topamos sabemos que somos del Verbo Divino. Puede ser en
un entierro, una comida o una reunión en la Sofofa o en cualquiera de
las instituciones en que uno esté. Uno siempre cacha quién es del
colegio. “Tú estabas en el colegio”. No se dice el Verbo Divino, se dice
“el colegio”. Basta decir eso. Ese es nuestro código –dice Herman
Chadwick.
Fuente, vìa :
http://ciperchile.cl/2010/11/11/verbo-divino-los-secretos-y-el-poder-del-colegio-favorito-de-la-elite/
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