martes, 7 de agosto de 2012

Chile: Las transacciones secretas de los controladores de la U. del Mar que precipitaron su caída Por : Juan Pablo Figueroa, Gregorio Riquelme y Juan Andrés Guzmán....CIPER

CIPER siguió las huellas del dinero desde la caja de la UDM hasta un fondo de inversión privado (FIP) donde mil millones de pesos se repartieron a tres de los controladores de la UDM sin pagar impuestos. Fue una de las operaciones financieras que se iniciaron cuando la disputa por las ganancias desató la guerra entre sus dueños. Todo se inició en 2010, con el cambio de la red societaria para vender la UDM a Southern Cross, el mismo del fraude de La Polar. Para esa venta era clave la acreditación, la que se habría obtenido mediante cohecho a Eugenio Díaz, delito que investiga el Ministerio Público.
Vea los otros capítulos de esta investigación:
1.- Cómo lucraron los dueños de la Universidad del Mar (I)
2.- Los dineros que el abogado Raúl Urrutia vio salir en sus 49 días como rector de la UDM
Muchas empresas que pasan problemas económicos pueden salir adelante echando mano a su capital humano. En la Universidad del Mar (UDM) eso no es posible. En el actual momento de debilidad financiera y académica (con cuatro investigaciones encima, dos de la Fiscalía, una de la Contraloría y otra del Ministerio de Educación), la UDM sufre además las convulsiones de una feroz guerra interna entre tres de los cuatro socios fundadores: Sergio Vera, Mauricio Villaseñor y Raúl Baeza. El campo de batalla es la junta directiva de la UDM. De un lado están Villaseñor y Baeza que lograron elegir a la actual junta e imponer como rector al psicólogo Patricio Galleguillos Herrera. Del otro está Sergio Vera, quien según algunas fuentes parece ser el actual socio mayoritario de la universidad.
A comienzos de julio, Sergio Vera presentó –y fue acogido- un recurso de protección en contra de sus socios y de las decisiones que pueda tomar esta junta a la que califica de “ilegal”. En un correo enviado a la comunidad académica hizo duras advertencias a quienes obedezcan a esa junta. La lucha es por dinero. La junta directiva y el rector son quienes manejan los contratos que firma la universidad con inmobiliarias, empresas de servicio y honorarios. Todos esos contratos, como se ha visto en los reportajes de esta serie, son anchas vías por las que los recursos de la universidad llegan a los socios fundadores.
El cuarto socio, Héctor Zúñiga, se ha mantenido al margen de esta pugna. Aunque su abogado Jorge Lembeye Valdivia está en la junta directiva y Zúñiga mismo aún forma parte de las sociedades que controlan la universidad, él afirmó en entrevista con CIPER que ya no es parte de la corporación.
Algunos piensan que Zúñiga vendió su parte, convencido de que la UDM va derecho a la quiebra y recibió a cambio acciones de una sociedad inmobiliaria que controla Sergio Vera: Inversiones Rancagua. Zúñiga dijo a CIPER, en cambio, que simplemente hizo que sus sociedades renunciaran a la corporación y que no recibió ningún beneficio.
Lo claro es que a comienzos de este mes, el 4 de julio, Zúñiga interpuso una demanda en contra de la universidad pues su finiquito no le fue cancelado. Zúñiga fue rector de la UDM entre 2006 y 2011 y su finiquito indicaba que la universidad le adeudaba $141 millones por cinco años de trabajo. El desglose de ese monto es interesante: Mes de aviso, $2 millones; indemnización, $10 millones; vacaciones proporcionales, $7 millones; remuneraciones pendientes, $48 millones. Y por el ítem “otros haberes”: $73 millones.
¿Qué incluye ese generoso último ítem? Zúñiga no quiso aclarar a qué corresponden esos $73 millones a CIPER. Tampoco quiso referirse a la indemnización “especial” a la que tienen derecho los socios fundadores cuando renuncian, según los estatutos. Un pago de 345 UF mensuales (unos $90 millones al año) que originalmente era vitalicio y que actualmente es por 10 años.
Consultado sobre la demanda por su finiquito, el abogado representante de Zúñiga, Ricardo Sacaan, dijo a CIPER que su cliente le ordenó suspender la tramitación porque “entiende que la universidad no tiene los recursos suficientes y prefiere que el juicio se postergue para que los recursos que lleguen se destinen al pago de trabajadores”.

DEL LUCRO AL COHECHO

No está claro cuando comenzó la lucha entre los fundadores, pero resulta evidente que la guerra se acrecentó luego de que el fondo Southern Cross desistió de tomar el control de la universidad, en agosto de 2011.
Ese momento es clave en la historia de la UDM y es necesario revisarlo en detalle. No sólo porque la entrada de Southern Cross habría evitado –al menos por un tiempo- la crisis económica que se desató a partir de octubre de 2011, con el atraso de los sueldos y el no pago de previsión y salud de sus empleados (en mayo de este año la deuda llegaba a los $ 600 millones). Sino porque para que el acuerdo con Southern Cross se materializara era clave que la universidad estuviese acreditada y por lo tanto sus alumnos pudieran acceder al Crédito con Aval del Estado (CAE). La UDM con CAE tenía un precio; la UDM, sin CAE, tenía un valor mucho menor.
Hoy la Fiscalía Oriente investiga si hubo cohecho (el pago a una autoridad pública) para conseguir esa acreditación que en 2011 le permitió a la UDM acceder a $3.300 millones de fondos públicos destinados a jóvenes de escasos recursos.
Para entender esta parte clave es necesario precisar lo sucedido en tres momentos.
I-. 1 de diciembre de 2010. En esa fecha la UDM consiguió ser acreditada por dos años por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). La decisión fue un hito dentro de un historial de malas evaluaciones: la UDM demoró nueve años en conseguir la autonomía y no logró obtener la acreditación en 2005 y 2007.
Todo cambió en diciembre de 2010, cuando la CNA era presidida por Eugenio Díaz, un abogado que llegó a ese organismo apoyado por varias universidades privadas, entre ellas la Gabriela Mistral y UNIACC. Si bien la CNA tenía un rol clave en vigilar que las universidades cumplieran con estándares mínimos, durante la gestión de Díaz (2010) la CNA dejó de hacer esa tarea, como lo evidencia el hecho de que de las 31 instituciones que se sometieron a su criterio, todas lograron acreditarse.
En esa acreditación masiva fue central el rol de Díaz, quien tenía un voto dirimente. Pero no es el único responsable. En 2010 la mayoría de los consejeros de la CNA, aún sabiendo que la ley les prohibía a las universidades lucrar, defendían la obtención de ganancias como un hecho positivo y veían a las instituciones de educación superior como emprendimientos privados a los que había que apoyar aunque las evidencias les mostraran que eran instituciones que ofrecían educación de mala calidad.
Un ex miembro de ese organismo durante la gestión de Díaz, explicó a CIPER, a condición de mantener su anonimato, qué idea se tenía sobre el lucro en esa institución: “Muchos consejeros pensaban que el lucro era legítimo ya que los socios fundadores de las universidades habían asumido un riesgo. En esa posición estaban Eugenio Díaz, Rodrigo Alarcón, Adolfo Arata y Pedro Corona. Cuando algunos consejeros cuestionaban que había instituciones que eran puro lucro, los representantes de las universidades privadas y del sector productivo decían: “Oye, pero si esto es un negocio, ellos están asumiendo un riesgo”. También decían: “Ustedes están matando la innovación, esas universidades hacen otro tipo de gestión, no es el modelo docente investigador clásico, es un modelo docente de innovación y emprendimiento. Ustedes están matando el emprendimiento. ¡Qué grupo económico va a querer instalar una universidad en este país si resulta que el ente acreditador castiga la innovación!”. Más allá de esas discusiones, el lucro en la CNA no era tema. Nunca fue tema.
El mismo consejero revela que la CNA acreditó universidades de mala calidad: “Recuerdo dos o tres casos de universidades más jóvenes que estaban en esa situación. Al mirar los indicadores clave del proceso formativo aparecían altas tasas de deserción, baja titulación oportuna, mala gestión docente. Pero tenían un volumen tan grande de alumnos vulnerables que en rigor había un juego que suma cero. La pregunta era: ¿cómo ponderamos? ¿Le damos una opción o no?”.
-¿Estaban concientes de que el riesgo de acreditar una universidad de mala calidad es que sus egresados van a quedar fuertemente endeudados y con pocas posibilidades de tener ingresos para pagar?
Por supuesto. Me acuerdo que eso se alegó cuando no se acreditó a la Universidad Pedro de Valdivia y también cuando no se acreditó a Las Américas. Enrique Montenegro, Roberto Careaga, María Elena González y el doctor Eduardo Rosselot decían que el proyecto universitario no era consistente, que la gestión docente no era suficientemente buena para garantizar que en dos años pudiera mejorar y por lo tanto no las podíamos acreditar.
2-. 20 de enero de 2011. Dos meses después de lograr la acreditación, el rector de la UDM, Héctor Zúñiga, firmó un contrato con una sociedad de Eugenio Díaz para que el aún presidente de la CNA asesorara a la universidad en la acreditación institucional y en la acreditación de carreras en el siguiente periodo.
El pago acordado fue de $60 millones más un premio de $15 millones por cada año que la universidad consiguiera acreditarse. Este contrato, revelado por CIPER en enero de este año, evidencia que su defensa ideológica del lucro en las sesiones de la CNA, le producía a Díaz lucro contante y sonante. Según antecedentes obtenidos por CIPER, Díaz no solo ofreció sus servicios a la UDM. También lo habría hecho con las universidades Pedro de Valdivia y Uniacc.
El contrato de Eugenio Díaz con la UDM es hoy el nudo de la investigación de la Fiscalía Oriente que tiene como imputados por ahora a Díaz y a Zúñiga. Pese a que en el contrato se afirma que se trata del pago de una asesoría para acreditarse en 2013, la hipótesis que trabaja la fiscalía es que los $60 millones (de los cuales se cancelaron $45 millones) fueron el pago por la sorpresiva acreditación sancionada en 2010.
Un hecho apoya esa tesis. Eugenio Díaz dio charlas sobre acreditación en la UDM en 2010, antes de que esa universidad fuera aprobada por la CNA. Así lo dijo a CIPER el doctor Álvaro Retamal, ex director de Desarrollo Académico de la U. del Mar (sede Viña): “Hubo una reunión con Eugenio Díaz antes de la acreditación de la universidad, en la cual él expuso cuál era la política de la CNA con respecto a la acreditación. Debe haber sido tres o cuatro meses antes de la acreditación de diciembre de 2010. Fue una reunión con los directivos de la escuela. Me acuerdo que con otros directivos conversamos sobre lo raro que era que él viniera antes de un proceso de acreditación. Pero él planteó que la política de la CNA era visitar todas las universidades y aclarar en qué consiste el proceso para que no haya sorpresas”.
Luego de la acreditación y cumpliendo lo pactado en el contrato, Díaz hizo charlas en la UDM, a la vez que se mantenía como consejero de la CNA con derecho a voto sobre las acreditaciones.
3-. 1 de abril de 2011. Dos meses después de haber obtenido la acreditación, el grupo Southern Cross, encabezado por Norberto Morita, anunció que había llegado a un acuerdo con La Universidad del Mar para comprarla a través de uno de sus fondos, el IV, que reunía a la fecha U$ 1.600 millones. Las partes se daban 90 días para concretar la operación.
En el comunicado no se usó la palabra comprar, porque en Chile las universidades no se compran. Aunque al fracasar el negocio, El Mercurio tituló “Fondo Southern Cross paraliza proceso de compra de la Universidad del Mar”, mientras la negociación se mantuvo vigente los actores involucrados hablaron de “alianza estratégica”.
La definición les debe haber sonado extraña a los inversionistas del Fondo IV de Southern Cross que aportaron un mínimo de $10 millones como cuota de incorporación. No era dinero para caridad. Southern Cross les garantizaba a sus miembros rentabilidad. Para ello, como afirman en su página web: “Southern Cross sólo invierte en empresas en las que se tiene un control indiscutible de la gestión”.
El control de la UDM, según se publicó en esos días, se materializaría a través de la nominación por Southern Cross de seis de los ocho consejeros de la universidad.
Con ese mismo sistema de control y de gestión Norberto Morita compró La Polar en U$ 25 millones, y ocho años después, en 2006, la vendió en US$ 200 millones. Mucho se habló de que la clave del éxito de La Polar era que Southern Cross había “democratizado” el crédito. Despojando esa definición de bellas palabras, lo que se hubo aquí fue un fraude hecho a partir del endeudamiento masivo. Endeudamiento renovado sin consentimiento a más de un millón de clientes, como se ha demostrado en las investigaciones de La Polar.
Al momento del anuncio del acuerdo, la UDM tenía al menos $30 mil millones en pagares vencidos de estudiantes, cifra que hoy sobrepasa los $50 mil millones, según afirmó Héctor Zúñiga a CIPER. Morita sabía perfectamente cómo obtener de eso grandes márgenes de utilidad. Había, además, otra semejanza entre la UDM y La Polar: la clientela. Familias de estratos bajos y medios bajos que iban a La Polar por un plasma y a la UDM por un título.
Es evidente que un acuerdo de compra como el que se anunció en abril debía venirse conversando desde antes. ¿Cuántos meses antes? El punto no es irrelevante pues si Southern Cross mostró interés en esta universidad, la presión por conseguir la acreditación en diciembre (proceso en el que habían fallado ya en dos oportunidades) debió ser muy fuerte pues implicaba no sólo acceder a los $3.300 millones del CAE, sino a la posibilidad de vender una parte de la universidad o la universidad completa.
Ese punto refuerza la idea de la Fiscalía Oriente de que la UDM recurrió a Eugenio Díaz para asegurarse lo que sus cualidades educativas no le permitían conseguir. Así, el contrato firmado tras la acreditación sería el pago del servicio ya prestado.
Otro hecho refuerza la idea de que las conversaciones entre Southern Cross y los controladores de la UDM se iniciaron en 2010. En abril de ese año, Héctor Zúñiga, Sergio Vera, Mauricio Villaseñor y Raúl Baeza reordenaron la estructura de sociedades que controla la universidad de modo de facilitar el ingreso de un comprador. (Ver recuadro)

EL PRECIO DE UNA UNIVERSIDAD

Hay una última fecha importante de este proceso: 19 de abril de 2011. Casi tres semanas después de anunciada la “alianza estratégica” de Southern Cross con la UDM, ocurrió una danza de millones en dos sociedades claves de los fundadores de la unuiversidad: Inmobiliaria del Mar S.A. (creada en 1989) e Inmobiliaria e Inversiones Rancagua S.A. (creada en 1997). Después de décadas sin registrar movimientos en el Diario Oficial, estas dos sociedades se dividieron, creando Inversiones del Mar S.A. e Inversiones Omega S.A.
Un punto muy relevante de este movimiento accionario es la valorización que los dueños hicieron del capital de estas sociedades. Si se suma la inversión inicial que aportaron para crearlas, el resultado da $141 millones. Un monto marginal si se compara con los más de $4.306 millones de capital que se repartieron entre las cuatro empresas que quedaron después de la división. En poco más de 20 años, el fondo social sumado de ambas sociedades aumentó 27,25 veces su valor.
Hasta esa fecha, la UDM, Southern Cross y Eugenio Díaz interpretaban un coordinado baile que permitiría la compra de una universidad, tal cual como se había producido la adquisición de las universidades Santo Tomás y Las Américas (Ver reportaje: “Cómo lucran las universidades que por ley no deben lucrar”).
Mientras corrían los 90 días que las partes se habían dado para concretar el negocio, un sorpresivo protagonista llegó a sentarse a la mesa sin invitación: el movimiento estudiantil alcanzó una fuerza enorme atacando el lucro como punto principal. En ese escenario de constantes movilizaciones y debate, simplemente ya no era posible vender una universidad, por más que a la transacción se la llamara “alianza” y el lucro no tuviera reglamento que lo probara.
Hubo otro elemento exógeno que contribuyó al fracaso del negocio. El modelo exitoso de La Polar estalló en pedazos en esas mismas fechas (1 de junio de 2011), salpicando con su millón de repactados a la fuerza y el fraude de la simulación de los “activos por cobrar”, la conducta ética de quienes pretendían hacerse cargo de una entidad educativa.
Probablemente también ayudó al fracaso el hecho de que la UDM estaba en un declive económico mayor al aceptable. De hecho, la crisis se palpó en la universidad dos meses después de que en agosto de 2011 se anunció que Southern Cross finalmente no entraría el negocio. En octubre, cuando las relaciones entre los socios se estaban despedazando, en varias sedes había profesores impagos y la sensación era que la Universidad del Mar se dirigía a un futuro incierto.
Una forma gráfica de representar la crisis es la caída del precio de la universidad. Aunque es imposible estimar cuánto iba a pagar Southern Cross por el control de la UDM en su momento de gloria (algunas fuentes hablan de U$ 50 millones), sí hay nuevos datos de cuánto vale ahora esa casa de estudios. Esto, debido a que en abril de este año Sergio Vera habría intentado comprar la parte de Mauricio Villaseñor (que correspondería a 1/3 de la universidad) y así quedarse con el control. Villaseñor quería $2.500 millones: poquísimo si se considera que sólo por el CAE entraban $3.300 millones.
El ex rector Raúl Urrutia conoció esa oferta y constató que Sergio Vera quería cancelarla en acciones y promesas de ingresos futuros, es decir, pagándola con los ingresos de la misma UDM. Villaseñor rechazó la oferta.
El bajo precio actual de la UDM (en torno a los $7.500 millones), es el resultado del descrédito que vive la universidad (la última gota se conoció esta semana cuando los alumnos de enfermería de la sede de Maipú confirmaron que la jefa de carrera que se decía doctora de la Universidad de Chile, era en realidad enfermera de la UDM).
Lo anterior es también una muestra de que el dinero no está en esa institución; que tal como se ha sostenido en estos tres reportajes, ha sido evacuado a través de la red de sociedades que la rodean. A esas sociedades ninguno de los cuatro fundadores ha renunciado pues ellas les dan control sobre los miles de metros cuadrados de edificios levantados en todo Chile con dineros de la UDM. Y eso seguirá ocurriendo aún cuando las nueve sociedades que controlan la Corporación sean adquiridas por un nuevo socio.

NUEVA PISTA: LAS TRANSACCIONES DEL FIP PLACERES

Una evidencia de la buena salud de estas inmobiliarias aparece en un documento encontrado por CIPER en una notaría de Viña del Mar. Se trata de la escritura de la junta de accionistas de Inversiones del Mar (controlada por Héctor Zúñiga), realizada el 5 de marzo de 2012 y en la cual se acuerda la venta de la participación que esa sociedad tiene en el Fondo de Inversión Privado Placeres (FIP Placeres).
El FIP es un instrumento muy usado por grandes inversionistas pues la utilidad que tienen estos fondos no paga el impuesto de Primera Categoría, es decir, el impuesto que grava las rentas que provienen del capital. El FIP se pensó originalmente para proyectos de alto nivel de riesgo. Un grupo de inversionistas se reúne en un FIP e invierte, por ejemplo, en una pequeña inmobiliaria. Esta con los años, crece y crece. Cuando el FIP vende su participación en la, ahora, gran inmobiliaria, no paga el impuesto que le correspondería por la ganancia que ha obtenido.
Pero los FIP carecen de las fiscalizaciones necesarias. No los controla ni la Superintendencia de Valores ni la Superintendencia de Bancos. En 2009, el Servicio de Impuestos Internos (SII) decidió exigirles una declaración jurada con su patrimonio, pero no todos la hacen pues la multa por no declarar es baja. Aunque se anunció que la reforma tributaria cambiaría esa situación de privilegio, eso no ocurrió. El Ejecutivo decidió mantener esta suerte de cajita feliz del inversionista.
En el documento encontrado por CIPER, queda claro que los que participan en el FIP Placeres son los mismos personajes y sociedades que controlan la UDM. (Vea el detalle de las sociedades que participan en el FIP Placeres)
Allí participan: Comercial VIZU Ltda., Inmobiliaria e Inversiones Doña Teresa, Inmobiliaria e Inversiones RVC SpA., Inversiones del Mar S.A. La escritura precisa que el FIP es administrado por Vical Gestión Inmobiliaria S.A., sociedad constituida por Ricardo Vicuña Marín y Rodrigo Eduardo Alemany, ambos ligados a la constructora RVC.
Según la escritura, Inversiones del Mar (Zúñiga, Vera, Baeza, más familiares) vendió la participación en el FIP Placeres en UF 46.000 (poco más de $1.000 millones). La compra la realizó Inversiones RVC SpA, de la familia Vicuña.
Con este movimiento -a través de la venta de una parte del FIP- se llevaron utilidades desde la Inmobiliaria del MAR, Comercial VIZU e Inmobiliaria Doña Teresa a Inversiones del MAR, sin pagar impuestos.
¿De dónde vienen las utilidades de VIZU, Inmobiliaria Doña Teresa e Inmobiliaria del Mar? Zúñiga dijo a CIPER: “Las utilidades generadas en el FIP provienen del negocio de construcción y venta de tres edificios en el Cerro Placeres”.
Eso es posible. Sin embargo, los reportajes publicados por CIPER muestran en forma abundante los vínculos económicos que tienen con la UDM tanto Inmobiliaria del Mar (controladora de la sede Reñaca) como Doña Teresa y Vizu Ltda. (controladoras del inmueble de la sede Iquique).

SOCIEDADES FANTASMA

Para los efectos de investigar y definir en la justicia las vías del lucro de los controladores de la UDM, no sólo las inmobiliarias son importantes. La investigación de CIPER encontró otras fórmulas a través de las cuales se sacaron dineros. La red de empresas está llena de “sociedades fantasma”, todas vinculadas a los controladores, y a la UDM no de manera evidente. Sólo teniendo acceso a los contratos de la Corporación y a sus balances financieros detallados, se podrá dilucidar de qué forma violaron la ley que prohibe el lucro en las universidades.
Entre las sociedades descubiertas por CIPER que mantienen algún vínculo con la UDM, están: Publicentro Chilena S.A. y QBC TV S.A., creadas por Mauricio Villaseñor en 1989 y 1997. Ambas participan en otras tres empresas de la red, de las cuales dos son parte del grupo controlador. Las dos funcionan conjuntamente como una agencia de comunicaciones que preside el mismo Villaseñor y que, según su sitio web, presta servicios a la UDM, a su Escuela de Comunicaciones y a la inmobiliaria que posee los edificios de San Fernando y Talca.
Otro ejemplo son las tres sociedades que formó Raúl Baeza en 2008. La primera es Openglobal Faculty Ltda., en sociedad con Zúñiga y el actual director de Desarrollo de la UDM, Sigfried Ziller. En el SII registra actividades por “educación a distancia (Internet, correspondencia, otros)” y “servicios personales de educación”. Podría vincularse con la Escuela Internacional UGlobal, la plataforma de la UDM que ofrece programas de estudio bajo modalidad e-learning y medial presencial, y que dirige el hijo de Baeza: Sebastián Baeza Ansoleaga.
Ese mismo 2008, Raúl Baeza formó otras dos sociedades que, al menos por nombre, podrían estar ligadas al mismo proyecto de e-learning: Global University Ltda., creada en sociedad con su hijo Sebastián. La otra es Global Security Ltda., que constituyó junto a Eduardo Medel, director de Finanzas de la UDM; e Iván Stenger, director de la Escuela de Ciencias Criminalísticas.
No fue posible determinar cuál es el nexo entre la UDM y University Studies Abroad Chile Ltda., formada en 2009 por una sociedad en que participan Baeza y Zúñiga y otros tres socios; con Tres E-Capacitación Spa, también creada en 2009 y con Approach Land Group S.A., vinculada a Sergio Vera desde 1995. A esta lista se agregan otras dos sociedades: Grupo Educación y Desarrollo S.A. (de Vera y Villaseñor) y Sociedad de Consultores Universitarios en Ciencias y Artes Ltda., donde participa Baeza.
En la maraña de empresas CIPER también encontró un complejo de cabañas en Iquique, un hotel en Valparaíso y un Centro de Salud en Punta Arenas. ¿Qué relación tienen con la UDM? Desmenuzar esta red será un paso clave para determinar por dónde y cómo se esconde el lucro.

EL NUEVO NEGOCIO

Un factor que hace más complejo encontrar una salida para la crisis de la Universidad del Mar, que se extiende a otros plantes privados de educación superior, es que el interés de los alumnos y de los dueños van de la mano. Aunque hasta aquí se ha mostrado que los alumnos de la UDM -y de otras universidades similares- son víctimas de un sistema que ahorra en calidad educativa para maximizar las utilidades, también es cierto que se trata de jóvenes de muy baja preparación, mayoritariamente con menos de 450 puntos PSU, los que probablemente no podrían haber entrado a una universidad si no existieran estas instituciones que lucran con ellos.
Con todo lo abusivo que puede ser el sistema, lo que les ofrece la UDM es, al menos en apariencia, muy rentable: la posibilidad de obtener un título universitario que está fuera del alcance de su formación, principalmente por haber recibido una muy mala preparación básica y media. Y como esa educación se sigue ofreciendo, siempre habrá nuevas camadas de alumnos que sólo pueden cumplir el sueño universitario en estas instituciones.
Es ahí donde se abre una nueva oportunidad de negocio. Y ello porque dado que el título universitario ha resultado inútil, se hace necesario complementarlo con un post grado. En la actualidad ya se ofrecen 18.000 vacantes para post grados, ocho mil de ellas vienen de instituciones privadas. La UDM también tiene su oferta: ocho magíster en áreas como criminología, gestión tributaria, psicología laboral y tres tipos de MBA. Todo ofrecidos en el Campus Global, es decir bajo la modalidad de e-learning. La oferta es tentadora: ven, estudia con nosotros, amplias formas de pago.

NUEVE EMPRESAS PARA CONTROLAR LA UDM

Para prepara la venta de la UDM a Southern Cross, el primer paso que dieron en abril de 2010 Raúl Baeza, Sergio Vera, Mauricio Villaseñor y Héctor Zúñiga fue renunciar a su calidad de miembros fundadores de la Corporación y “a su derecho a formar parte integrante de la Junta Directiva”. En su reemplazo ingresaron al grupo controlador de la UDM seis de sus sociedades, las que se sumaron a las tres que ya formaban parte.
El motivo de estos cambios es que al ser personas jurídicas las que controlan la Corporación, sólo bastaría vender su participación en ellas para que los nuevos socios pasen a ser controladores de la Junta Directiva de la universidad. Un modelo similar al que estuvo a punto de aplicar el año pasado la Universidad Central para que el Grupo Norte Sur pasara a controlarla.
Aunque la transacción con Southern Cross fracasó, la estructura interna de la UDM está lista para cuando aparezca otro potencial comprador. La Corporación quedó dominada por las siguientes empresas:
Estudios y Proyectos Académicos S.A.: Creada ese mismo mes por tres empresas vinculadas a Mauricio Villaseñor con un fondo social de $10.000.000.
Educadis Ltda.: Ya era miembro activo de la Corporación al menos desde 2003. Fue creada en 1997 por la esposa de Villaseñor (Cristina Bravo) y dos de sus hijos, aunque en 2008 se modificó y su propiedad se repartió entre el mismo Villaseñor, su esposa, sus tres hijos y cinco empresas controladas por el fundador de la universidad.
Centro de Estudios de Negocios y Comercio Exterior S.A.: Fue la primera persona jurídica que accedió al grupo controlador, del que forma parte al menos desde 1997. Cuando en 2009 se transformó en sociedad anónima, sus socios seguían siendo los mismos que la crearon 21 años antes: Héctor Zúñiga y su cónyuge, Marcela Mendía.
Menzu Inversiones e Inmobiliaria Ltda.: Zúñiga la creó junto a su esposa en diciembre de 2008 con un capital de $200 millones.
Centro Integral de Desarrollo Profesional S.A.: Fue creada en julio de 2009 por Rául Baeza y su hijo Sebastián.
Sociedad de Inversiones B y B S.A.: Al igual que la anterior, pertenece a Baeza y su hijo, aunque fue constituida un mes después.
Financier’s Systems S.A.: Sergio Vera la constituyó en abril de 1992 junto a Inversiones San Andrés S.A. e Inversiones J.F. S.A. con un capital de $6,3 millones. Desde entonces que no había registrado movimientos en el Diario Oficial.
Inversiones Doña Eliana S.A.: En junio de 2009, Sergio Vera la creó junto a sus hijos Sergio y Francisco.
Inmobiliaria e Inversiones Vera S.A.: Es una de las más antiguas de la red. Creada en 1988 por Sergio Vera y su padre, dos años después su progenitor se retiraría para dejarle su participación a su nuera, Minerva Gutiérrez. Vera y su esposa seguían siendo los únicos socios cuando se transformó en sociedad anónima en 2009. Forma parte del grupo controlador de la UDM al menos desde 1997.

Vía:
http://ciperchile.cl/2012/08/03/las-transacciones-secretas-de-los-controladores-de-la-u-del-mar-que-precipitaron-su-caida/

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