Atrás de la
raya, le dijo Felipe Calderón a una profesora de La Laguna, que le
demandaba que se cumpliera con los programas sociales que
deficientemente aplica el gobierno federal. Calderón le advirtió que
dejara de hacer grilla y que le permitiera trabajar ya que él
atendía a los más pobres, a los que tienen ingresos menores a cinco
salarios mínimos, y que la profesora, como ganaba 8 mil pesos al mes, a
ella no le correspondía estar en los programas contra la pobreza. Quizás
le molestaba que fuera profesora y que defendiera sus derechos. O no
sabe aritmética, porque esa profesora tiene un ingreso menor a cinco
salarios mínimos.
Esta actitud retrata la posición que tiene Felipe Calderón, y su
gobierno, respecto a la población, sobre todo con aquellos que se
atreven a defender sus derechos y a no estar esperando los programas
gubernamentales como si fueran dádivas.
Con una posición de ese tipo, despreciando a las organizaciones
campesinas y pensando sólo en ejercer su control sobre ellas, el
gobierno de Calderón ha desarrollado una estrategia de apropiación de
organizaciones rurales. Ha promovido su división y ha tratado de crear
sus propias estructuras organizativas, con el único fin de tener un
control sobre ellas, sobre todo en los procesos electorales. Es decir, a
las administraciones panistas les es de mucho interés el llamado
voto verde.
En la filosofía del PAN como gobierno, las organizaciones campesinas e
indígenas no deben existir. Para ellos son un mal necesario que hay que
erradicar. Les molesta que existan liderazgos que no controlan, y
quisieran encontrar a los campesinos e indígenas aislados y que
atendieran sus asuntos de manera individual.
Desde el inicio del gobierno de Calderón, los blanquiazules se
propusieron dividir a las organizaciones campesinas, apoyando a algunos
líderes con el fin de que fueran funcionales a sus gobiernos emanados
del PAN; su meta era llegar a las elecciones de 2009 controlando varias
organizaciones campesinas y enfrentar a un PRD sin base social en el
campo y a las estructuras campesinas del PRI. Así, se dedicaron a
provocar divisiones en algunas organizaciones rurales. Fracasaron
rotundamente: las divisiones se convirtieron en pequeñas separaciones de
algunos liderazgos y segmentos menores de base social.
Desafortunadamente para ellos, el uso de recursos públicos durante 2008 y
2009 para comprar el voto campesino no les rindió frutos en las
elecciones de 2009 y la interlocución dispensada
a sus líderes formadosno les atrajo más sufragios.
Otra estrategia de los gobiernos panistas ha sido crear estructuras
campesinas como la que formaron, desde el gobierno anterior, sobre la
base de los apoyos que dieron para integrar Unimos, o apoyando a
despachos particulares de profesionistas, cuyos trabajos son los únicos
que toman en cuenta para entregar recursos públicos, con el argumento de
que eso garantiza la fuerza del proyecto que se apoya. ¡Qué equivocados
están, ya que ignoran las necesidades y las iniciativas de la gente, de
los campesinos y de los indígenas!
El resultado de todo esto ha sido que la pobreza por hambre ha
crecido enormemente en las áreas rurales. Según Coneval, hay 28
millones de mexicanos en pobreza por hambre, de los cuales 20 millones
viven en el campo; esto incluye a la mayoría de la población indígena.
Actualmente no existen políticas públicas para promover el desarrollo
de la actividad agropecuaria y pesquera, y mucho menos para impulsar un
desarrollo rural integral y sustentable; ante las sequías, heladas, y
la disminución de producción de alimentos, a los secretarios de
Agricultura y de Economía sólo se les ocurre afirmar que estas
situaciones se resuelven comprando alimentos en el extranjero, aun
cuando saben que los precios internacionales seguirán subiendo.
No les importa el campo mexicano, mucho menos la vida de los
campesinos, por eso para ellos el que cada año seamos más dependientes
del extranjero en materia de alimentos no significa nada. Actualmente la
dependencia alimentaria del país es de 50 de sus necesidades.
Las organizaciones rurales han resistido estos embates del gobierno
de Calderón, han consolidado sus liderazgos y de manera autónoma están
tomando sus decisiones respecto de las gestiones que realizan y de sus
posiciones frente a los procesos electorales.
Las perspectivas del PAN en las áreas rurales cada vez son más
limitadas y sus dificultades para controlar las estructuras de las
organizaciones campesinas están fracasado.
Es necesario que la experiencia que han tenido las organizaciones
campesinas independientes frente a estos embates las lleve a emprender
acciones que les den más fortaleza y autonomía. Se requiere impulsar los
procesos de convergencia que se llevan a cabo año con año en la
movilización del 31 de enero junto con organizaciones sindicales, o en
la lucha conjunta que dieron en 2011 para lograr que se aprobara en el
Congreso de la Unión el derecho constitucional a la alimentación. Se
necesita, además, promover los procesos de convergencia que varias de
ellas, como UNORCA, CCC, Cocyp, CIOAC, ANEC, CNPA, El Barzón, FCCH y
otras están realizando para construir una propuesta de Plan de Ayala
siglo XXI, con el que avanzan hacia la firma de un pacto social.
Vìa,fuente :
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/18/opinion/021a2pol
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/18/opinion/021a2pol
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