Izando la bandera-Hernández
1. Al declarar el presidente ilegítimo Felipe Calderón que la candidata de su partido estaba apenas a cuatro puntos en las encuestas del puntero priísta Peña Nieto, sabía que no era cierto y que estaba provocando a los otros partidos y candidatos a declarar lo contrario. ¿Lo hizo para distraer acerca del grave problema económico que estos días se ha estado denunciando? ¿La gravedad de las decenas de muertes en las cárceles o de algo más grueso que todavía se esconde? No se sabe, pero no debe olvidarse que en política con estas fintas se distrae al público para pasar a escondidas las cosas grandes. ¿O simplemente Calderón busca que crezca rápido en las encuestas su candidata Vázquez Mota para demostrar ante el mundo la aprobación de su gobierno? No se sabe, pero es evidente que Calderón actuó como provocador y sólo falta ver que está tras ello. ¿O con ello advierte que entra directamente a la campaña?
2. Dicen en México que “los borrachos y los niños siempre dicen la verdad”. El expresidente Fox, un tanto boquiflojo, dijo la gran verdad en 2007: “Yo intervine en el proceso electoral de 2006 de manera abierta para que ganara Calderón, y un presidente no tiene otra cosa más importante en política que asegurar el triunfo de su partido”. Esa parece ser una verdad en todo el mundo y se silencia por aquello de “que se gobierna por igual para todo el país”, pero siempre para beneficiar al partido. Esa fue –y ha sido- la convicción de todos los presidentes del PRI, del PAN, del PRD y todos los paridos, aunque Salinas haya apoyado a Colosio (asesinado) y Zedillo, y éste siendo ya presidente, haya apoyado a Labastida (derrotado) y al panista Fox. O, como se pregunta de manera permanente: ¿quién cuidará las espaldas, los fraudes, los negocios realizados por el presidente en el sexenio que concluye?
3. La realidad es que una vez que se asume el cargo “se debe gobernar para todos por igual” porque el presupuesto publico es de todos; pero la realidad es que siempre se hace en beneficio del partido propio. Para evitar esos abusos en algunos países se han aprobado leyes y reglamentos que buscan poner límites a los gobernantes para alejar los favoritismos, pero estos formalmente se respetan, en los hecho no. En casi todos los países el presidente o primer ministro suelen ser los jefes de partido de manera abierta, pero hay leyes que con rigor separan y castigan la intervención del gobierno, del Estado y el presupuesto en política partidaria. En México se implantó desde hace muchas décadas la costumbre de que el presidente nombraba a su sucesor “después de consultar a todas las fuerzas vivas del país”; por eso en México –como la sucesión siempre estuvo definida- la participación política estuvo casi en cero.
4. Lo que puede estar tras el grito de Calderón en el sentido que la panista Vázquez Mota está a punto de igualar al priístas Peña Nieto es el arrinconamiento y la eliminación competitiva de López Obrador. En 1988 hubo tres candidatos: Salinas, Cárdenas y Clouthier y el tercero estuvo a punto de unirse en las protestas del segundo a pesar de que el PAN negociaba. A partir de entonces la llamada competencia sólo ha estado entre dos partidos: PRI y PAN en 1994 y 2000, arrinconando a Cárdenas y en 2006 PRD y PAN, arrinconando a Madrazo. ¿Se buscará acaso que López Obrador tenga insignificancia en las encuestas para que él mismo y su gente se sientan eliminados como sucedió con Cárdenas en 1994 y 2000 que no volvió a las calles a protestar? El grito de Calderón parece tener ese objetivo: centrar la competencia entre el PAN y el PRI de una vez por todas para obligar a AMLO a retirarse o renunciar.
5. El investigador portugués Boaventura de Sousa Santos a declarado –como muchos otros- que la lucha contra el narcotráfico es muy funcional “para destruir todas las posibilidades de una alternativa de izquierda” en el continente, porque al militarizar la vida civil se crea de inmediato una atmósfera hostil hacia todo aquello que signifique una organización colectiva de resistencia. S ostiene que la “demonización” en contra de un candidato alternativo, en este caso de López Obrador, “puede parecer basada en fuerzas nacionales”, pero no hay que olvidar que la interferencia de Estados Unidos en México es “muy fuerte”. El imperialismo estadunidense, advierte, “no quiere correr ningún riesgo”. El gran problema radica en que el dinero es el que cada vez más “comanda toda la democracia. Los medios de comunicación son un elemento en un engranaje mucho más vasto del control financiero de la democracia”.
6. De Sousa ha tocado de entrada tres problemas centrales: la intervención yanqui en política mexicana, el caso del dinero que todo lo compra y el enorme papel que juegan los medios de información en el engranaje político. Los tres factores que apunta están contra López Obrador a pesar de que como candidato se ha cuidado en no polarizar las críticas y las fuerzas. “Ahora –escribe el portugués- todo se compra y todo se vende, porque el mercado económico se ha fusionado con el mercado político a través de algo que va mucho más allá de la compra de votos: se compran opiniones, artículos, periódicos, se inventan o se destruyen candidatos, alerta. El capitalismo financiero –que además es de “casino”, porque no crea riqueza– es una red que corroe a la democracia desde dentro. “La democracia está siendo destruida por una plutocracia”.
7. Por ello el grito de Calderón es una provocación pero contra los sectores progresistas que apoyan a AMLO. Es una advertencia a los sectores empresariales y banqueros que se han estado inclinando al PRD, PT, Convergencia, como alternativa electoral, que no lo hagan porque López Obrador permanecerá rezagado. ¿Qué hará la socialdemocracia y la izquierda ante tal acometida? Ampliar mucha más el movimiento entre los sectores de trabajadores –movilizándolos a partir de sus demandas concretas- para conquistar derechos. Si AMLO no es capaz de conquistar la voluntad y la participación de masas de amplios sectores de trabajadores descontentos, si permanece inmovilizado esperando que un día suba en las encuestas, le pasará lo que le sucedió a Cárdenas dos veces: eliminarlo de la competencia. Y la derrota de López Obrador será muy dolorosa para el movimiento social.
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