El 2012 podrían aumentar los casos de trabajadores de la prensa
agredidos y reprimidos, lo que ya fue denunciado por varias entidades
internacionales al realizar el balance 2011. Una veintena de reporteros,
camarógrafos y fotógrafos fueron golpeados, detenidos y maltratados,
aparte de material de imágenes borrado.
En los últimos meses del 2011, en el Colegio de Periodistas de Chile
se recibieron mensajes de Amnistía Internacional para requerir
información sobre agresiones a profesionales de la prensa. Terminado el
año, el Comité de Investigación de Atentados a Periodistas (CIAP)
presentó un negativo balance de la situación de reporteros, fotógrafos y
camarógrafos chilenos. En enero pasado, Reporteros Sin Fronteras (RSF)
entregó su informe mundial que fue lapidario para Chile en materia de
derechos periodísticos. La agrupación de Asociaciones de Reporteros
Gráficos de Latinoamérica expresó su preocupación por agresiones a
fotógrafos de medios de prensa en Chile. Al interior de la Federación
Internacional de Periodistas también hubo inquietud en cuanto a derecho a
la información y labor informativa en territorio chileno.
Nunca, desde que concluyó el periodo dictatorial, hubo tanta
preocupación y cuestionamiento a la situación de los periodistas
chilenos por hechos de agresiones y represión.
Así, el gobierno de la derecha chilena se anotó otro record en su
lista de desaguisados que lo tienen con las peores evaluaciones de una
administración en las últimas dos décadas.
De acuerdo a información que manejan el Colegio de Periodistas, la
Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos de Chile y medios de prensa,
durante el 2011 al menos 20 profesionales de la prensa sufrieron
agresiones, maltrato y situaciones represivas, la mayoría de las veces a
manos de elementos de Fuerzas Especiales de Carabineros que en
reiteradas ocasiones fueron alabadas por el Presidente Sebastián Piñera y
el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
Se cuentan, entre otros, los casos del fotógrafo de la agencia de
noticias española EFE, Víctor Salas, herido en un ojo por el bastón de
un carabinero a caballo; las detenciones de Héctor Retamal, reportero
gráfico de la agencia France Press y de Luis Narváez, periodista de
Chilevisión; la agresión policial contra el camarógrafo Gonzalo
Barahona; los golpes y detención del reportero de radio ADN, Esteban
Sánchez; el juicio contra el periodista Marcelo Garay.
El informe 2011 de la CIAP –entidad ligada a la Federación
Latinoamericana de Periodistas (FELAP)- señaló: “En otros territorios se
detectaron en 2011 manifiestos obstáculos a las tareas periodísticas,
como es el caso de Chile donde gobiernan hoy los herederos políticos del
fallecido dictador Augusto Pinochet. En octubre pasado, la Asociación
de Corresponsales de la Prensa Exterior en Chile expresó al gobierno su
‘profunda preocupación por los continuos ataques a la libertad de
expresión perpetrados por Carabineros (policía militar) en los dos
últimos años’ difundió EFE”.
El documento agregó que “fotógrafos y periodistas de agencias como
DPA, International Press Service (IPS), Reuters, EFE, Xinhua y otros
medios fueron agredidos y detenidos por policías cada vez con mayor
frecuencia desde 2010”.
En Chile se multiplicaron las denuncias de golpes, aplicación de
gases lacrimógenos, incautación de material periodístico y acciones
represivas para borrar imágenes captadas por fotógrafos y camarógrafos.
En esa línea, causó preocupación en organismos internacionales y
también en el Colegio de Periodistas, agrupación de corresponsales
extranjeros, sindicatos de medios y la organización de fotógrafos y
camarógrafos que el gobierno quisiera instalar a través de la llamada
“ley anti-tomas”, promovida por Hinzpeter, la posibilidad de que los
medios entreguen a la policía u organismos de Inteligencia material
gráfico, audiovisual y sonoro sobre manifestantes y ciudadanos que
participen en protestas o huelgas.
Esa experiencia la desarrolló la derecha en el periodo dictatorial,
cuando medios de comunicación dirigidos por ese sector político,
entregaba imágenes de personas que participaban en protestas y
manifestaciones, muchas veces a la temida Dirección Nacional
Comunicación Social (DINACOS), pero también a Carabineros y la CNI.
En medio de todo, en enero pasado, Reporteros Sin Fronteras dio a
conocer su informe sobre libertad de prensa, en el cual Chile cayó 47
lugares, situándose en los peores estándares, principalmente por la
represión contra periodistas, la mayoría de las veces ocurrida en las
movilizaciones de estudiantes, de gran impacto mundial.
Revisando documentos e informes diversos, una situación como esta no
se producía en Chile desde los tiempos de la dictadura, donde cientos de
periodistas fueron desaparecidos, ejecutados, desterrados, detenidos,
torturados y reprimidos severamente.
Todo indica que los procedimientos de mantención del “orden público”
que prioriza el gobierno piñerista tiene entre los sectores a vigilar,
persuadir y reprimir en último caso, a los trabajadores de medios de
comunicación. Ello incluye casos de reporteros y fotógrafos que trabajan
en medios privados proclives al gobierno y que al ser reprimidos,
reciben la instrucción de no de denunciarlo ni informarlo.
En ese marco, no dejó de llamar la atención la queja del Ministro del
Interior, Rodrigo Hinzpeter, quien se dijo víctima de “bullying” por
parte de “los típicos fácticos de la izquierda del mundo del
periodismo”. No se podría entender de otra manera que es una referencia
de la autoridad en cuanto a las informaciones y análisis de
profesionales de la prensa sobre casos en que se establecen críticas,
observaciones y fiscalización en cuanto al accionar de la cartera de
Interior y quien la dirige. Algo que parece incomodar a Hinzpeter al
punto de victimizarse. Como comentara un periodista, “que agradezca que
aquí no hay un diario de oposición, o como El País o Página12, porque el
Ministro tendría que ponerse a llorar o renunciar”.
Que Hinzpeter acuse “bullying” de parte de periodistas en medio de
los informes de organismos internacionales y agrupaciones nacionales que
constatan violencia en contra de trabajadores de la prensa, es cuando
menos contradictorio. Los hechos demuestran que el maltrato viene de
otro lado y va hacia otros objetivos.
Como sea, hay preocupación entre los periodistas sobre si estas
agresiones aumentarán el 2012, cuando diversidad de organizaciones
sociales anuncian más movilizaciones, al tiempo que el gobierno informa
de sofisticación y más medidas de contención social.
http://radio.uchile.cl/noticias/140337/
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