No
hay honor más grande en mi corta carrera periodística que haber
compartido la mesa del programa "Encuentro" con don Miguel Ángel
Granados Chapa, así como con Ricardo Rocha y Virgilio Caballero quienes
aquí juntos rendimos homenaje al gran periodista. Con certeza a mis
nietos les diré, y a mis hermosas hijas hoy ya les digo, con enorme
orgullo, que no solamente tuve el honor de haber conocido al gran
maestro, sino que tuve la fortuna de gozar de su amistad y de sus
enseñanzas.
Lo poco que hoy sé del periodismo
sin duda lo debo de forma notable a Don Miguel Ángel y desde luego
también a mi querido amigo Ricardo Rocha, aquí presente. Ricardo y
Virgilio pueden atestiguar que no pocas veces los tres no quedamos
atónitos, sorprendidos, pasmados por la profundidad del conocimiento de
Miguel Angel sobre la cultura, la historia, el arte y desde luego el
acontecer nacional. Miguel Angel era una enciclopedia viviente, un
destacadísimo jurista, con una sofisticada capacidad de análisis e
interpretación que en general es un bien escaso en nuestros días. Esta
capacidad combinada con su gran amor por la lengua española y su enorme
inteligencia y astucia para ir inmediatamente a las raíces de la
problemática nacional era impresionante y ejemplar.
Miguel Angel Granados Chapa es de
esos grandes héroes de la fallida transición democrática que hoy vivimos
en México. La independencia de su voz crítica todos los días en
Reforma y en Radio UNAM, así como todas las semanas en la Revista
Proceso, constituía un pilar de fortaleza, un referente firme y tan
necesario, dentro de las arenas movedizas que suele caracterizar la
política nacional. Sin duda, sin la aportación de don Miguel Angel
estaríamos en una posición más dificil de la que estamos hoy. Las
instituciones públicas serían más cínicas, los poderes fácticos más
voraces y la ciudadanía menos valiente y participativa. Debemos a don
Miguel Angel mucho más de lo que nos imaginamos. Gracias Miguel Angel,
gracias por enseñarnos el camino cuando todo parecía ser oscuridad y
desesperanza.
El periodismo en México vive hoy
momentos difíciles, aunque también está lleno de potencial y de
esperanza. Recuerdo que hace varios años, como un radioescucha más,
escuchaba el programa "Encuentro" y me quedó muy grabada una
intervención de Virgilio Caballero cuando discutía con Miguel Angel,
Ricardo y Lorenzo Meyer sobre el duopolio televisivo. Virgillio
resaltaba el hecho de que si bien no existe una verdadera competencia
comercial entre las empresas más importantes, sí existía una competencia
entre las principales televisoras para ver cuál de ellas denigraba más
la condición humana. La Iniciativa México y el Acuerdo para la
Cobertura de la Violencia son simples cortinas de humo para cubrir y
legitimar esta competencia perversa que también es responsable por la
violencia y la crisis humanitaria que hoy vivimos en México, y que
sufren de manera particularmente aguda los periodistas del país.
Pero México es un país de enormes
contrastes y contradicciones y aunque tenemos muchos rezagos en los
medios de comunicación electrónicas, nuestro periodismo escrito y de
investigación es una de las mejores del orbe. Países con un nivel de
desarrollo mayor al nuestro no cuentan con un grupo de profesionales de
la comunicación tan valientes e inteligentes como los que tenemos
laborando en los principales medios independientes en México. Y esto
sin duda también lo debemos al Maestro Miguel Angel Granados Chapa. Su
ejemplo como escritor, su apoyo personal como amigo y colega y su visión
institucional cuando estuvo a cargo de responsabilidades directivas,
han sido motores imprescindibles para el avance del oficio periodístico
en el país.
Hoy todos quienes hemos seguido de
cerca y tenido el honor de trabajar con don Miguel Angel le decimos
gracias, adiós y hasta siempre. Hoy su impronta nos deja la enorme
responsabilidad de honrar su memoria poniendo nuestro granito de arena
para "dar cumplimiento", como solía decir Miguel Angel, a favor de la
honestidad y valentía periodística que predicó con su ejemplo a lo largo
de su fértil carrera.
-John M. Ackerman (México, DF, 20 de octubre, 2011)
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