Así lo revela un artículo publicado en La Tercera el
pasado domingo. En el escrito, el diario del Grupo Copesa hizo
referencia a las nuevas técnicas que Carabineros está utilizando para
identificar y capturar a encapuchados involucrados en desórdenes.
Desglosando el perfil de una “nueva generación de encapuchados”, el medio parafraseó a José Luis Ortega,
jefe de la Zona Metropolitana de Carabineros, quien afirmó que “los
encapuchados han perfeccionado su modo de operar (…) adquiriendo
indumentaria para combatir a Carabineros”.
Ortega
es creador del recientemente anunciado grupo de “Cazadores”, cuyo
objetivo será detener e identificar a los encapuchados con el apoyo de
efectivos de inteligencia infiltrados en las marchas. Según informó Cooperativa,
el grupo “está compuesto por efectivos de Fuerzas Especiales, agentes
del OS-9, de la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar) y
peritos del Labocar”.
En el análisis
realizado por el diario La Tercera, a partir de la información
proporcionada por Carabineros sobre los encapuchados, se señala una
serie de características y comportamientos que servirían para
identificar a estas minorías violentistas. Una de las prácticas
mencionadas es la de registrar el accionar de Carabineros, por parte de
los manifestantes, para luego “estudiar” el material.
“Carabineros
también ha detectado que los grupos de encapuchados realizan
constantes chequeos del actuar policial durante las manifestaciones.
Algunos de los activistas graban el despliegue de los efectivos para
luego estudiarlo. También antes de las manifestaciones estudian las
vías de escape y dónde pueden protegerse ante la acción policial”,
reporta La Tercera.
¿Son todos los
reporteros gráficos eventuales cómplices de prácticas de
“contrainteligencia” realizadas por encapuchados? Es probablemente esta
observación la que ha llevado a la persecución de periodistas y
fotógrafos independientes. Cualquiera que haya asistido a las marchas
estudiantiles a lo largo del tiempo, podrá constatar un aumento en las
intimidaciones policiales hacia quienes registran las protestas.
Preguntas cómo “¿tienes credencial de periodista?”, “¿para qué canal es
esto?”, “¿tienes permiso para andar grabando?”, se han hecho
recurrentes.
Según el artículo, son
también sospechosos de actos violentistas quienes “se acercan” a
Carabineros en medio de una manifestación. “Están también los que se
acercan a los grupos de Carabineros con la finalidad de escuchar las
transmisiones radiales y conocer los puntos donde se están haciendo
controles de identidad o revisiones de manifestantes”, señala.
Estas observaciones de inteligencia nos remiten a campañas anti-terroristas similares, emprendidas en los Estados Unidos por el Departamento de Seguridad Interior (Homeland Security, DHS).
Con estos programas de acondicionamiento, salidos directamente de la
novela “1984” de George Orwell, el gobierno estadounidense ha asociado
diversos comportamientos con el actuar de “grupos terroristas
domésticos”.
Un video de Homeland Security (ver aquí),
parte del programa “If You See Something, Say Something” (Si ves algo,
dilo), enumera un conjunto de actos sospechosos. “En el transcurso del
clip de 10 minutos, una serie de conductas son caracterizadas como
terrorismo, incluyendo el oponerse a la vigilancia, usar una cámara de
video, hablar con oficiales de policía” y “usar chaquetas con capucha”, reporta Infowars.
Es muy probable que la dirección que el gobierno chileno está dando a Carabineros se deba a la instalación de William J. Bratton,
ex jefe de la policía de Nueva York y Los Angeles, como asesor
personal en seguridad. Bratton, un preocupante alarmista en la guerra
contra el terrorismo y partidario acérrimo de la restricción de
libertades civiles, fue escogido por el Ministerio del Interior para
encabezar, tal y como informó El Mercurio el 2 de octubre, una “revolución” en Carabineros de Chile.
La web oficial de la Policía de Los Angeles (LAPD) recuerda a Bratton diciendo,
“Bratton entiende la amenaza mayor y sabe que la policía local puede
ser aprovechada en la Guerra contra el Terror para proteger a la nación.
Los policías son los ojos y oídos de la comunidad, los primeros
preventores en crear un entorno hostil para terroristas”.
En el pasado, el ex jefe de policía afirmó
que Al Qaeda estaba dispuesta a interrumpir la elección de Obama con
ataques múltiples al país. Similares fueron sus advertencias, en mayo de
2010, cuando se frustró la detonación de un presunto artefacto
explosivo en Times Square, sólo once días antes de que Rodrigo Hinzpeter
aplicara la Ley Antiterrorista a Saif Khan, acusándolo de pertenecer a una célula islámica que planeaba ejecutar ataques en “una instalación extranjera” al sur de Chile.
La
guerra contra el terrorismo se ha transformado en la excusa perfecta
para acelerar la implementación de políticas represivas y coartar la
libertad de los ciudadanos.
La infame ley anti tomas, redactada descaradamente por la Cámara Nacional de Comercio
y presentada un mes antes de su anuncio al gobierno, es un escalón más
hacia la total destrucción de nuestras libertades ciudadanas.
Cooperativa informó
que el proyecto de ley no sólo se refiere a la toma de espacios
públicos, sino que también incorpora una nueva letra, la f), al artículo
83 del Código Procesal Penal, orientada netamente a coartar la labor
periodística de quienes asisten a las marchas. La nueva ley de Hinzpeter
“incorpora una nueva facultad para que las Fuerzas de Orden y
Seguridad puedan solicitar la entrega voluntaria de grabaciones,
filmaciones, u otros medios electrónicos que puedan servir para
acreditar la existencia de delitos o la participación en los mismos,
sin orden previa del fiscal”.
Reporteros Sin Fronteras, ONG que defiende el derecho a la libertad de información, respondió
tajantemente al anuncio: “un periodista no es un auxiliar ni un
confidente de la policía, y esta disposición constituye un incentivo a
la delación”.
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/10/26/43202/carabineros-a-lo-dhs-reporteros-que-graban-protestas-seran-sospechosos/
http://www.elciudadano.cl/2011/10/26/43202/carabineros-a-lo-dhs-reporteros-que-graban-protestas-seran-sospechosos/
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