El pueblo islandés sigue adelante con su revolución silenciada por
los medios de comunicación internacionales y por los gobiernos europeos.
Se trata de una forma distinta de encarar la crisis a la que imponen
los conservadores que dirigen la Unión Europea.
Los islandeses han vuelto a rechazar en referendo una ley para
indemnizar al banco Icesave, que quebró en octubre de 2008. Los medios
de comunicación europeos tergiversan la noticia anunciando que lo que ha
hecho la ciudadanía islandeses en negarse a indemnizar a los 300 mil
ahorradores británicos y holandeses, es decir a los clientes del banco,
para poner a la ciudadanía en contra de la decisión soberana del pueblo
de Islandia. El pueblo de Islandia dice que no están dispuestos a pagar
las consecuencias de lo hecho por la élite bancaria.
Lo cierto, es que no hay forma más democrática de decidir sobre los
aspectos más importantes de la crisis, las malas políticas financieras
de los banqueros, que decidir a través de consultas populares, donde no
una élite política decide, sino que quien decide es toda la ciudadanía. Y
según el escrutinio de la consulta, tras el cierre de los colegios
electorales el sábado, da como ganador al “no”, es decir, no a devolver
el dinero de la quiebra del banco.
La primera ministra, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, ha
dicho en declaraciones a la televisión pública que estaba "decepcionada"
por el rechazo a la ley Icesave para devolver a los ahorradores
extranjeros una cantidad que roza los tres mil quinientos millones de
euros.
Pero la lucha no termina aquí, ya que Holanda y el Reino Unido han
anunciado que llevarán a los tribunales europeos las indemnizaciones a
los clientes del banco.
Además, la Unión Europea no está dispuesta a premiar la forma en la
que Islandia está enfrentando la crisis, y ha dicho que deja en el aire
el proceso de ingreso de Islandia a la Unión.
Islandia vive una revolución desde 2009, cuando se hizo dimitir a un
gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se
decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y
Holanda a causa de su execrable política financiera, se encarceló a los
responsables de la crisis y se creó una asamblea popular para
re-escribir su Constitución. Y todo ello de forma pacífica: a golpe de
cacerola, gritos y unión social. Islandia vive una revolución contra el
poder político-financiero neoliberal que ha generado la crisis actual.
Recordamos en el siguiente informe la revolución silenciada de Islandia.
Audio publicado en Más Voces : www.masvoces.org
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