Las tragedias
que en estos últimos años han vivido los migrantes centroamericanos en
su tránsito por México amerita un breve análisis desde la perspectiva
histórica para comprender cuál ha sido el papel que han jugado tanto
Estados Unidos como México en el fenómeno migratorio de los
centroamericanos.
Los principales países expulsores en Centroamérica son Guatemala, El
Salvador, Nicaragua y Honduras y prácticamente todos ellos, aunque
Honduras presentaría rasgos distintos, fueron desde 1960, con algunas
diferencias temporales, escenario de diversos movimientos insurgentes
que buscaron derrocar a las dictaduras militares y a los gobiernos
autocráticos. Gobiernos a los que por cierto Estados Unidos apoyaba pues
la región era, para variar, estratégicamente importante para sus
intereses. Ante la posibilidad de que los grupos insurgentes lograran su
cometido, también apoyó de muy diversas maneras las bestiales
represiones que los gobiernos pusieron en marcha, tales como campañas de
tierra arrasada en Guatemala, los
contrasen Nicaragua, la
guerra suciaen El Salvador, pero Honduras jugó otro papel y sirvió de base a los contras. La gran justificación de Estados Unidos para intervenir no se llamaba terrorismo sino comunismo.
A partir de la última década del siglo pasado, las guerrillas
firmaron diversos acuerdos de paz, pero prácticamente no resolvieron
ninguno de los problemas por los que habían luchado.
Con la caída del Muro de Berlín, Estados Unidos podía cambiar de
estrategia pues la justificación del comunismo dejó de tener vigencia y
ahora podían entrar al quite los organismos internacionales, Fondo
Monetario Internacional, Banco Mundial, etcétera. Organismos que
obligaron a los países a adoptar la política neoliberal y con ella poner
en práctica los terribles
ajustes estructurales, o de lo contrario se exponían a no recibir apoyos monetarios. Los efectos han sido devastadores, situación que se extendería, por cierto, a prácticamente todos los países de la región. Todo ello daría lugar a un importante éxodo básicamente hacia Estados Unidos, Canadá y México.
Lo interesante a destacar es que México empezaría a recibir fondos
del Congreso de Estados Unidos como rembolso por las deportaciones de
centroamericanos que se llevaban a cabo a partir de 1990, alcanzando
cerca de 130 mil personas al año (Casillas). Es decir que desde
entonces, se fue dibujando el papel que México jugaría en la frontera.
Podía ser un buen negocio para el gobierno, pero el costo era hacer el
trabajo sucio para el vecino del norte.
Esta forma de colaboración siguió, si bien bajo otros nombres y
con diversos disfraces. Uno de estos proyectos fue el llamado Plan Sur
lanzado por la administración de Vicente Fox en 2001, cuyo eje era
utilizar todos los recursos represivos en la frontera empezando con los
recursos militares, y el encargado de ponerlos en marcha fue justamente
el Instituto Nacional de Migración. (R. Casillas).
Otro proyecto fue el llamado Plan Puebla Panamá, también apoyado por Fox, y si bien no se reconocería implícitamente, se trataba de una nueva estrategia para intentar
Parecería que el programa se encontraba detenido, seguramente por las dificultades de realizar las inversiones millonarias que requería y que ante una crisis que se veía como inminente se convertía en casi imposible. Algunos autores señalan que en realidad el PPP se convirtió, a partir del 2008 en el Proyecto Mesoamérica durante la Décima Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, y cuyo objetivo es
Todos estos proyectos están lejos de ser los adecuados para superar la pobreza que se ha enseñoreado de nuestros países, con una generación de empleos de mala calidad y bajos salarios, todo lo cual es un obstáculo para superar los niveles de sobrevivencia de la mayoría de los trabajadores y una de las razones por la que el fenómeno migratorio se sigue manteniendo.
México debe reorientar su política con Centroamérica que ha hecho del país el estratega de Estados Unidos tratando de detener la migración de los centroamericanos que pretenden ir hacia el norte. La única actitud decente que le queda es que los diputados ante la Ley Migratoria que se encuentra en sus manos enmienden los artículos que criminalizan a los migrantes y se establezca con toda claridad que migrar es un derecho humano.
Otro proyecto fue el llamado Plan Puebla Panamá, también apoyado por Fox, y si bien no se reconocería implícitamente, se trataba de una nueva estrategia para intentar
sellar la frontera. Muchos problemas presentaba ese proyecto y el principal era que México y los países centroamericanos se subordinaban a Estados Unidos, con nula posibilidad para alcanzar el desarrollo en la medida que uno de sus ejes era extender la industria maquiladora, aprovechando la mano de obra barata de la región.
Parecería que el programa se encontraba detenido, seguramente por las dificultades de realizar las inversiones millonarias que requería y que ante una crisis que se veía como inminente se convertía en casi imposible. Algunos autores señalan que en realidad el PPP se convirtió, a partir del 2008 en el Proyecto Mesoamérica durante la Décima Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, y cuyo objetivo es
mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La realidad es que se trata de un proyecto que se sostiene en casi los mismos supuestos aunque a partir de 2009 pero ahora se añade el tema de la seguridad que incluye la Iniciativa Mérida.
Todos estos proyectos están lejos de ser los adecuados para superar la pobreza que se ha enseñoreado de nuestros países, con una generación de empleos de mala calidad y bajos salarios, todo lo cual es un obstáculo para superar los niveles de sobrevivencia de la mayoría de los trabajadores y una de las razones por la que el fenómeno migratorio se sigue manteniendo.
México debe reorientar su política con Centroamérica que ha hecho del país el estratega de Estados Unidos tratando de detener la migración de los centroamericanos que pretenden ir hacia el norte. La única actitud decente que le queda es que los diputados ante la Ley Migratoria que se encuentra en sus manos enmienden los artículos que criminalizan a los migrantes y se establezca con toda claridad que migrar es un derecho humano.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/04/10/index.php?section=opinion&article=031a1eco
http://www.jornada.unam.mx/2011/04/10/index.php?section=opinion&article=031a1eco
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