Al finalizar su 101ª Asamblea Plenaria en Punta de Tralca, los obispos de la Conferencia Episcopal emitieron una declaración pública en que piden perdón por los abusos sexuales cometidos por religiosos y admiten no haber reaccionado a tiempo.
“Expresamos nuestro profundo dolor por los casos pasados y recientes de abusos de menores y jóvenes, cometidos por miembros del clero y personas consagradas. Reconocemos que no siempre hemos reaccionado con prontitud y eficacia ante las denuncias”, señala uno de los primeros párrafos del documento.
“Manifestamos nuestra cercanía y solidaridad con las víctimas de estos abusos y con sus familias, y hacemos nuestros sus sufrimientos. Les ofrecemos humildemente nuestra petición de perdón, el apoyo que podamos darles, además de nuestra oración. Extendemos nuestra petición de perdón a toda la comunidad eclesial por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros”, continúa.
El texto, dado a conocer en una conferencia encabezada por el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, y leído también por los obispos Santiago Silva, Alejandro Goic, Gonzalo Duarte y Horacio Valenzuela, rechaza el autoritarismo implícito en los abusos sexuales: “Entre las situaciones más repudiables en la vida y el ministerio de un sacerdote, se encuentra el autoritarismo, el abuso de poder, y el abuso sexual contra menores y jóvenes”, dice.
Los religiosos citaron al Papa Juan Pablo II para asegurar que “quienes abusan de niños y jóvenes no tienen lugar en el sacerdocio” y exhorta a los denunciados a “hacer un examen de conciencia personal y a responder de sus actos delante de Dios, de la sociedad y de sus superiores”.
“Hemos reflexionado acerca del crítico escenario que vive nuestra Iglesia tras la sentencia impuesta por la Santa Sede al presbítero Fernando Karadima. Nos duele y preocupa que otros consagrados estén siendo involucrados en presuntos abusos a menores, un pecado abominable para la conciencia cristiana. De un modo especial nos estremece el impacto que, con toda razón, estas situaciones producen en nuestras comunidades y en la opinión pública”, añaden.
La Iglesia asegura en el texto que reformulará un protocolo para reaccionar ante nuevas denuncias y creará un organismo para prevenir abusos sexuales y ayudar a las víctimas de éstos, en el cual trabajarán las universidades católicas y profesionales.
La declaración, firmada hoy por autoridades eclesiásticas de todo el país, finaliza confiando en que “por medio de esta dolorosa experiencia de purificación y conversión, el Señor fortalezca el servicio que la Iglesia está llamada a ofrecer al Pueblo de Dios y a la sociedad chilena”.
Vìa :
http://radio.uchile.cl/noticias/109719/
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