Pocas semanas
después de que Barack Obama llegara a la Casa Blanca, en enero de 2009,
el mítico rapero KRS-One desafiaba al recién elegido presidente con una
interrogante cargada de desconfianza y de recelo:
¿De qué lado estás tú?Al día de hoy no cabe duda de la respuesta. Los recortes en el gasto social, las nefastas reformas educativas, la inyección de dinero público a los bancos y a los magnates de las grande compañías o el incumplimiento de su compromiso de cierre de Guantánamo, así como la escalada bélica en Afganistán o Libia, han retratado a Obama y le han puesto en su sitio. Como suele decir el bueno de KRS-One para expresar su permanente recelo hacia el actual presidente de su país:
tío, un político es siempre un político.
De todas las piezas que componen el puzzle de la decepción y
la incredulidad de los votantes estadunidenses más progresistas, el
soldado Bradley Manning es quizá el más complicado de digerir. La
capacidad del equipo comunicativo de Obama para gobernar la
contradicción evidente entre su retórica y su política ha encontrado en
Manning un obstáculo difícil de sortear. Hasta el New York Times atacó hace unas semanas al presidente al respecto en una encendida editorial que equiparaba a Obama con Bush.
Bradley Manning fue detenido en mayo de 2010 acusado de ser el origen
de la filtración de la importante información clasificada que inició el
denominado “escándalo Wikileaks”: la salida a la luz pública
de 250 mil cables diplomáticos secretos y de un par de videos que
pusieron de manifiesto la autoría del Ejército estadunidenses en la
muerte de civiles y de periodistas en Afganistán e Irak. Tras ser
acusado formalmente en julio de ese mismo año, el pasado mes de marzo la
fiscalía militar añadió otros 22 cargos adicionales contra Manning que
incluyen el de
ayuda al enemigo. Confinado en una base militar del estado de Virginia, el soldado Manning soporta un durísimo régimen de reclusión en aislamiento que ha sido denunciado por diferentes organismos locales e internacionales, así como por diversas organizaciones de derechos humanos. Hace tan sólo unos días, 295 juristas estadunidenses hicieron pública una carta en la que manifestaban que las condiciones en las que se encuentra Bradley Manning podrían constituir una violación de la propia Constitución de Estados Unidos.
Recluido 23 horas al día en una celda sin ventana de tan sólo 6x12
pies, Manning soporta un régimen de privación del descanso diurno de 5
de la mañana a 8 de la tarde y ha sido despojado de cualquier tipo de
objeto personal. Además, es obligado a dormir desnudo y a pasar
periódicas inspecciones sin ropa alguna ante las constantes
humillaciones y vejaciones tanto de los militares que le custodian, como
de los demás reclusos que se encuentran en su mismo pabellón. Pese a
que el régimen especial de aislamiento se justifica según las
autoridades estadunidenses en la prevención del suicidio, todos los
siquiatras militares que han visitado a Manning han negado que exista
riesgo alguno en ese sentido, motivo por el que sus abogados han
denunciado una y otra vez lo injustificado y lo arbitrario de su
situación.
No obstante, el pasado mes de febrero Geoff Morrel, portavoz del
Pentágono, manifestó tras visitar al soldado Manning que había quedado
“impresionado por la profesionalidad del staff que lo custodia y
por lo apropiado del tratamiento y de la forma del confinamiento al que
está sujeto”. Sus palabras contrastan notablemente con el punto de
vista de Amnistía Internacional, que ha definido el trato que está
soportando Manning como inhumano, así como con la preocupación de Juan
E. Méndez, relator especial de las Naciones Unidas para casos de
tortura, a quien el Departamento de Estado estadunidense ha prohibido
tajantemente cualquier visita al detenido, en una decisión que según
Méndez equipara a la administración Obama con los regímenes
dictatoriales. Lo cierto es que la posición oficial del gobierno
estadunidense sobre el asunto no convence ni a sus propios miembros: en
marzo pasado el portavoz del Departamento de Estado se vio obligado a
dimitir tras reconocer que la situación de Manning es
ridícula, contraproducente y estúpida, declarando además que no entendía por qué se estaba sometiendo al soldado a semejante trato.
En esta misma línea, la indignación ciudadana por la situación
del soldado ha ido creciendo en los últimos meses. A la Red de Apoyo a
Bradley Manning, una iniciativa conformada en junio del pasado año por
amigos, familiares y ciudadanos estadunidenses anónimos, se ha unido
ahora la acción deslocalizada e internacional de grupos en diferentes
partes del planeta. Fruto del esfuerzo global han sido las 500 mil
cartas de protesta recibidas hasta la fecha por Obama a iniciativa de la
organización de movilización telemática AZAAZ.ORG, así como la
celebración de actos de solidaridad con Manning en diferentes países. La
red estadunidense de apoyo al detenido, por su parte, desarrolla una
continua campaña de sensibilización y visibilización que el pasado 20 de
marzo llevó a un nutrido grupo de manifestantes hasta las puertas de la
base militar en la que permanece confinado el soldado, con el resultado
de decenas de detenidos por acciones de desobediencia civil. Además del
apoyo público a Manning por parte de diferentes mandos militares
estadunidenses retirados, periodistas, juristas o personalidades como el
cineasta Michael Moore o Daniel Ellsberg, famoso por haber filtrado
documentos secretos del Pentágono durante la guerra de Vietnam, la red
de apoyo a Manning ha conseguido recaudar más de 100 mil dólares para su
causa en una campaña desarrollada en coordinación con Courage to
Resist, una organización de ayuda a soldados desertores de las guerras
de Irak y de Afganistán.
Uno de los pilares fundamentales de la campaña electoral de Obama en
2008 fue la transparencia. El entonces candidato a la Casa Blanca llegó a
decir literalmente que aquellos que filtran información desde el
gobierno a la ciudadanía
Vìa :son parte de una democracia saludable y deben ser protegidos de las represalias. Ann Wright, una coronel retirada tras 29 años de servicio en el ejército estadunidense, declaraba hace unos días que
el presidente Obama podía poner fin a la situación de Manning con tan sólo una llamada. Sin embargo, resulta difícil imaginar que esa llamada se produzca. Obama ha manifestado públicamente que considera el confinamiento de Manning y el trato vejatorio que está recibiendo como
condiciones apropiadas y acordes con nuestros estándares básicos. La situación de Bradley Manning no constituye sólo un ataque frontal a la democracia y un caso evidente de maltrato y tortura, funciona además como analizador de la enorme distancia entre la esperanza que despertó Obama entre sus votantes y la realidad de las políticas de su gobierno. Como el agua y el aceite. No por casualidad un deprimido votante demócrata y fanático de la saga Stars Wars me decía hace unos días que
Anakin Skywalker Barackse había transformado en
Darth Vader Obama. Efectivamente, el caso Manning pone de manifiesto que Barack Obama ha decido pasarse definitivamente al lado oscuro.
http://www.jornada.unam.mx/2011/04/16/index.php?section=opinion&article=016a1pol
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