Durante el ciclo económico
expansivo (1994-2007) el Producto
Interior Bruto —macro indicador
de la evolución económica
general— se incrementó un
69,6%, pero el valor de las acciones
y el patrimonio empresarial
lo hizo a un ritmo mucho mayor
(468,6%); algo similar ocurrió
con el valor del patrimonio inmobiliario
(283,7%) y el de los activos
financieros (210%). Eso
desde el lado de las rentas del
capital. ¿Qué pasó con los ingresos
del grueso de la población?
En este ciclo el importe de la
pensión media se incrementó un
16%, mientras que el del salario
medio apenas creció (1,9%) y el
de la prestación media por desempleo
disminuyó (-16,7%);
todas estas magnitudes evolucionaron
claramente por debajo del
ritmo de incremento del PIB
(mientras que las rentas del capital
se incrementaron muy por
encima del mismo).
¿Qué ha sucedido durante los
dos primeros años de la crisis
(2008-2009)? El valor del PIB se
redujo un 3,3%, mientras que el
del capital accionarial disminuyó
un 22,7%, el patrimonio inmobiliario
un 11,7% y los activos
financieros un 2,7%. En cambio,
el salario medio creció moderadamente
(1,7%), mientras que
se registró una clara mejoría en
el importe de la pensión (5,7%) y
la prestación por desempleo
(26,2%) medias. Una primera
lectura indicaría que estamos
ante una “salida social” de la crisis;
pero no es oro todo lo que
reluce: el incremento del salario
medio se debe a que la destrucción
de dos millones de empleos
se ha cebado en los de más baja
retribución, y el incremento de
los subsidios de desempleo obedece
a la llegada al paro de personas
con más largo historial de
contribuciones. El indicador conjunto
de ingresos salariales y de
prestaciones de desempleo por persona activa cayó un 2,5% en
2009, experimentando el mayor
retroceso de los últimos 16 años.
El mercado de trabajo español se
caracteriza por una gran desigualdad
en términos de estabilidad y
tramos salariales; destaca una
amplia franja de población trabajadora,
más de una tercera parte,
que oscila entre el empleo precario,
el paro y la marginalidad
social: 5,6 millones de personas
asalariadas cobraron a lo largo de
2009, en cómputo anual, unas
percepciones por debajo del Salario
Mínimo Interprofesional; situación
que sólo se ve compensada
en parte por el apoyo familiar y
por las diversas prestaciones
públicas, dinerarias o no.
Las diferencias en el acceso a los
beneficios del crecimiento y a los
efectos de la crisis se expresa en
la evolución de la distribución de
la renta (lo que los distintos grupos
sociales ingresan cada año).
Medida por el índice de Gini, que
oscila entre 0 —máxima igualdad—
y 1 —máxima desigualdad—, mostró
sus peores registros en 1996
(0,350) y mejoró hasta 2003
(0,307); en 2009 el índice ha
empeorado (0,323) igual que la
tasa de pobreza que aumentó
bruscamente (de 19,5% a
20,8%) en 2009, superando
todos los registros existentes
desde 1994.
Pero la distribución de la renta
sólo indica cómo se reparten los
ingresos generados en un año, lo
que puede originar imágenes distorsionadas
de la realidad, puesto
que sectores inmensamente ricos
(en función de su patrimonio)
pueden aparecer como empobrecidos
según su renta anual (pérdidas
coyunturales de ingresos).
Por eso es fundamental conocer
la distribución de la riqueza.
Según la Encuesta Financiera de
las Familias la ratio de desigualdad
entre el 25% de hogares más
ricos y más pobres pasó de 33,3
en 2002 a 39,3 en 2005, para
escalar a un espectacular 50,4 en
el primer trimestre de 2009. Entre
2005 y 2009 el cuartil más pobre
de hogares vio disminuir su patrimonio
un 6,4% mientras que el
del cuartil más rico se incrementó
un 19,9%. En definitiva, si el
modelo de desarrollo del periodo
del boom se caracterizó por un
incremento de la desigualdad, las
políticas adoptadas para afrontar
la crisis están generando un crecimiento
exponencial de la misma.
El Colectivo IOÉ publica el barómetro social de España
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=126172
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=126172
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