miércoles, 23 de diciembre de 2009

El embrujamiento de la inteligencia por medio del lenguaje.

El embrujamiento de la inteligencia por medio del lenguaje.

Por Carlos A. Valle.
Buenos Aires.

Desde sus comienzos la predicación cristiana no dejó de pasar zozobras. Ahí tenemos a Pablo y su grupo. Antes de llegar a Atenas han atravesado por varias peripecias. Rechazados y expulsados en Antioquía. Apedreados en Iconio y Listra Encarcelados en Filipos. Atenas aparece como más amigable. Epicúreos y estoicos se animan a escuchar a Pablo pero, cuando menciona la resurrección de los muertos, el interés se evapora (Hechos 17)
El Libro de los Hechos hace mención de muchas predicaciones que atrajeron a las gentes y también como tuvo que enfrentar el rechazó apasionado. Cuando entró en la controversia intelectual, recibió cierto desplante “Ya te oiremos acerca de esto otra vez.” El texto ofrece la posibilidad de distintas lecturas. El escritor de Hechos quiere concluir su relato con un amable final: “mas algunos creyeron”.
A partir de esa reiterada experiencia surgen algunos temas que reclaman la atención de la reflexión teológica. Aquí comparto algunos parciales, desordenados y, puede, no muy originales comentarios. Y también cuestionables. Todo esto sin olvidar lo que decía Wittgenstein: “La filosofía (la teología) es una batalla contra el embrujamiento de nuestra inteligencia por medio del lenguaje.”
1. Recordar el papel frágil, limitado y provisorio de la reflexión teológica.
“Yi Yi”, es una obra cinematográfica del director taiwanés Edward Yang. Allí, un niño pregunta a su padre si, dado que no nos está permitido ver la propia espalda, sólo conocemos la mitad de la verdad. Por eso quiere salir a fotografiar la espalda de la gente para resolver ese problema.

Sabemos que hay muchas cosas que sólo las sabemos “a medias”. Por muchas razones. Porque nuestra capacidad es limitada. Porque nuestro interés en conocer es relativo o, simplemente, la información que poseemos es parcial. Pero, quizás la mayor razón es que solo podemos conocer en parte.
Las iglesias cristianas han asumido, en mayor o menor medida, la tradición bíblica y su propia historia como las bases y sostén de su existencia y doctrina. Esto ha regido el círculo de sus reflexiones y consideraciones sobre la totalidad de la vida, la presente y la del más allá.
Convengamos que las iglesias no han estado dispuestas a abrir ese círculo. Generalmente han considerado cualquier otro tipo de manifestación religiosa como religión primitiva o, directamente, herejía. Hay iglesias que llegan a asumirse como si fueran ellas el mismo Evangelio. De esta manera se constituyen en sus únicos intérpretes.
Surge la pregunta: ¿Hay alguna posibilidad que las iglesias cristianas consideren que a ellas tampoco les es permitido ver su propia espalda? La historia nos muestra que allí donde una iglesia cristiana es o ha sido mayoritaria se observa el oscurecimiento de la esfera religiosa por la supremacía de la institución o de sus líderes.
El poder y sostén de la institución eclesiástica ha jugado un papel clave para siquiera considerar la crítica a sus fundamentos. Y, mucho menos, atreverse a reconocer aquello que es fantasía, poesía, cultura, y considerarlas a la luz de los aportes de otras disciplinas. Por eso, no se puede menos que preguntar: ¿De qué manera esto afecta la credibilidad sobre los presupuestos doctrinales y la tradición teológica como autoridad definitiva?
¿Hasta dónde puede tensarse, por ejemplo, la cuerda de los mitos –lo que Borges llama ese eterno hábito de las almas- para reclamar autoridad final y verdad indiscutida?
En este contexto, de los conocimientos limitados, habría que preguntarse si la teología -como lo plantea el filósofo italiano, Franco Volpi, para la filosofía- no debería llegar a la convicción de que, porque se conoce solo en parte, todos los verdaderos problemas teológicos “no tienen solución sino historia.”
2. Es necesario que la reflexión teológica responda a los desafíos de una nueva era.
La globalización no es un tema nuevo. Las religiones, al considerarse a si mismas universales, ya hace mucho concibieron su concepto de globalización: La imposición de una comprensión única de la vida y de la sociedad. Lo paradójico es que las religiones, a pesar de esa autocomprensión universal, están muy imbricadas en culturas particulares.

Hoy, esas culturas están seriamente afectadas por los cambios experimentados en el mundo y relativizadas en ese contexto. En pocas palabras, los desafíos de esta nueva era señalan que vivimos en una sociedad cada vez más pluralista en términos sociales, culturales, religiosos y raciales.
La relación de la gente con la religión, al menos en Occidente, se ha deteriorado. La gente recibe, selecciona e interpreta desde su propia óptica social y cultural, y sospecha cada vez más de las imposiciones autoritarias y dogmáticas. La religión se vuelve una cuestión personal desvinculada de toda manifestación institucional.
Las grandes estructuras religiosas, aún cuando detentan un histórico poder, han visto erosionar su hegemonía y autoridad en la sociedad. En principio, a causa de ellas mismas, pero también porque está cuestionado su lugar en la sociedad y los fundamentos de su existencia.
El surgimiento de teologías más autóctonas intentaba responder a las nuevas realidades. Por un momento, fue como despertar a un compromiso teológico con realidades ocultadas en el mundo. La historia de estos esfuerzos teológicos ha mostrado enormes avances y también dolorosos retrocesos, especialmente en el seno de las mismas estructuras eclesiásticas.
Para Walter Altmann – presidente de la Iglesia Luterana en Brasil y Moderador del CMI- la Teología de la Liberación, a pesar de todo lo que se ha dicho contra esta forma de hacer teología, está viva y goza de buena salud. Para Altman, lo que ha hecho ahora es ampliar su campo. De la preocupación por la escandalosa pobreza ha incluido a los pueblos originarios, la vergüenza del racismo, las inequidades de género y la ecología.
¿Hasta dónde esta perspectiva teológica goza de buena salud? Se requiere que la respuesta de la reflexión teológica en esta nueva era, no solo sea abierta y comprometida sino también dispuesta a aprender de otros.
3. El rechazo a la idea de Dios desafía a la reflexión teológica.
Las manifestaciones de quienes descreen de la existencia de Dios no son una novedad. Pero no parecen concitar hoy una reacción de las iglesias. El tema de la sexualidad asoma como el que concentra mayor atención. En el pasado, a quienes se animaban a declarar abiertamente su rechazo a la religión les esperaba una cruenta respuesta. Hoy, las respuestas son más veladas y difusas.

Hace unos meses, se lanzó una campaña en los famosos buses de Gran Bretaña, con los textos más alarmantes de la Biblia sobre los terribles castigos que les esperan a los pecadores. El propósito era producir un pronto arrepentimiento. La respuesta no se hizo esperar. Los ómnibus de Londres empezaron a lucir este lema: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta tu vida”. Llegó a haber más de 800 buses en Inglaterra llevando esa leyenda. Luego, se repitió la leyenda en los transportes de Madrid y Barcelona.
Ahora, se supondría que la primera pregunta que debería hacerse es ¿Por qué para disfrutar la vida hay que creer que Dios no existe? Pero, quizás se más importante saber ¿De dónde proviene la enseñanza que Dios está en contra de que la gente disfrute de la vida?
Lo cierto es que esta campaña trajo, por supuesto, una nueva contra campaña, con otra serie de leyendas a exhibir en los ómnibus, que insistirían, por supuesto, que Dios sí existe. Por ejemplo, el Partido Cristiano (PO), dirigido por un pastor, tomó un atajo pragmático con la leyenda: “Definitivamente hay un Dios. Únete al Partido Cristiano y disfruta tu vida”.
Se podría entender que esta competencia religiosa es una experiencia trivial y no darle importancia. Pero, ¿cómo considerar estos reclamos con la seriedad que se merecen? ¿Qué teología ha forjado esta visión de Dios? Estos son reclamos que no se satisfacen con una respuesta dogmática y, mucho menos, proselitista.
Hay otros serios cuestionamientos a la religión. Novelistas, matemáticos, filósofos de las más variadas escuelas han revivido en estos últimos tiempos el tema de existencia Dios. No parecen ir en busca de la promoción de un movimiento anti-dios, sino manifestar su decisión de romper con una prisión del pensamiento.
En pocas palabras, se manifiestan con un fuerte rechazo a todos los absolutismos o posturas metafísicas, que suponen la existencia de una verdad única. Insisten, como mucha ciencia moderna, que no hay certezas inamovibles, porque las verdades son parciales y relativas. Como lo describe el investigador Tomás Buch “Una de las fortalezas de la ciencia- no una debilidad- es que todo es cuestionable, y toda teoría es paulatinamente perfeccionada.” Por eso creen que los dogmatismos no tienen cabida y son inaceptables, porque detrás de ellos se sostiene un orden autoritario. Wittgenstein decía “Es preciso que incesantemente me sumerja en las aguas de la duda.”
Sabemos que siempre está presente la tentación de separar los mundos y dejar los cuestionamientos como no vinculantes. Cuesta ver que las y iglesias se percaten de estos reclamos y manifiesten algún interés, pero el desafío esta presente.
4. No hay reflexión teológica sin compromiso con todos los seres humanos.
El filme “Pretty Village, Pretty Flame” (Hermosa Villa, Hermosa Llama), del director Srdjan Dragovecic es la historia del largo conflicto en Bosnia que culminó con el fin de Yugoslavia. Esta dedicado justamente “a la industria cinematográfica de un país que ya no existe.” Se centra en describir el deterioro de la amistad entre un serbio y un musulmán, causado por una interminable guerra civil. En un alto de la batalla los dos soldados están mirando las humeantes ruinas a las que se redujo un pequeño poblado y, como saliendo de un sueño, comentan entre si: “Hemos estado bombardeando esta villa, y no sabemos siquiera cómo se llama.”

Un ejemplo de la deshumanización de las relaciones en nuestro mundo donde la sacralización de un sistema económico o político se ha ido convirtiendo en un dios implacable.
Richard Shaull –un teólogo que hizo una importante contribución en América Latina- afirmaba en su última obra, Naming the Idols (Nombrando a los ídolos), “Todo lo que le da un aura sacra a las estructuras legitimando la comunicación y la explotación de los débiles por los poderosos requiere sacrificios humanos.” Por eso, continúa, “inevitablemente una idolatría tal se convierte en inhumana y pide mayores sacrificios.”
Grandes poderes están requiriendo de la gente sacrificios si es que quieren lograr prosperidad. Ellos no están dispuestos a asumir esos sacrificios, ni preguntan a los demás si están dispuestos a hacerlo. Los imponen sin piedad sobre los más desamparados. Los dioses demandan devoción incondicional, por lo tanto, todo lo pueden demandar y, quien se les oponga, es un enemigo al que hay que eliminar.
La idea de culpa y castigo ha permeado el pensamiento cristiano en toda su historia. ¿Cuál es la imagen de Dios que ha recibido la gente? ¿Cómo ha influido y sigue influenciando en la conciencia social la carga del pecado original, la necesidad de una víctima expiatoria, que alguien tiene que cargar con la culpa?
Kamla Bhasin, una incansable luchadora social de la India, reflexiona: “Sentimos que en el mundo actual la dignidad humana está siendo atacada, se está perdiendo y queremos hacer nuestro aporte para restaurar la dignidad de los seres humanos. En los momentos en que pierdo las esperanzas, siento que gente como nosotros nos convertimos en profesionales del duelo. ¿No son muchas de nuestras conferencias, videos y filmes sesiones de duelo o post mortens? …Tenemos que tratar de mantener viva la esperanza porque si esas fuerzas que están destruyendo nuestros valores no son desafiadas por nosotros, allí hay poca esperanza.”
Estos son trazos gruesos sobre algunos temas que reclaman la atención de la reflexión teológica. Ahora, ha llegado la hora de dar lugar a los poetas. Una buena reflexión teológica no puede carecer de poesía.
Aquí, un recuerdo de Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido como León Felipe, uno de los varios poetas que pasaron por la guerra civil española y conocieron el exilio.
Había un hombre que tenía una doctrina.
Una doctrina que llevaba en el pecho (junto al pecho, no dentro del pecho),
una doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Y la doctrina creció.
Y tuvo que meterla en un arca, en un arca como la del Viejo Testamento.
Y el arca creció.
Y tuvo que llevarla a una casa muy grande. Entonces nació el templo.
Y el templo creció.

Y se comió al arca, al hombre y a la doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Luego vino otro hombre que dijo:
El que tenga una doctrina que se la coma,
antes de que se la coma el templo;
que la vierta, que la disuelva en su sangre, que la haga carne de su cuerpo…
y que su cuerpo sea bolsillo, arca y templo.
+ (PE)

(*) Disertación del pastor Carlos Valle en el Acto de Clausura del ISEDET, el viernes 11 de diciembre de 2009.

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