Cinco meses.
A los trabajadores y trabajadoras de Lear nadie les tiene que explicar nada. Hace cinco meses que, a la vera del km 31 de la Panamericana, a la altura de la localidad bonaerense de General Pacheco, soportaron todo. Suspensiones, despidos, puteadas, golpizas, balas de goma, palos, represiones, ficciones de la prensa, ficciones de los funcionarios, ficciones de la empresa, acusaciones de vagos, de zurdos, de tirapiedras, manipulaciones del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), asambleas truchas, intentos de revocación de la Comisión Interna elegida con el 70 por ciento de los votos hace casi un año.
Todo eso han soportado desde el 27 mayo.
Cinco meses.
Pero la película no se detiene: esta semana sufrieron dos nuevos hechos violentos, si es que no considera violencia que alrededor de 40 familias estén acampando en la puerta la fábrica hace 150 días.
Hecho 1: “Te vamos a violar”
Rubén Matu habla tranquilo. Uno de los cinco delegados cuyo mandato el Smata y los directivos de la empresa buscaron revocar, cuenta la amenaza que sufrieron sus compañeros y compañeras el miércoles a la madrugada. Eran cerca de las 2 de la mañana. “Entraron 5 personas. Estaban armados. Dos con fierros: armas de fuego. Y tres con cuchillos”, especificó. “Rompieron la carpa, robaron las banderas y maltrataron a los compañeros diciéndoles que los iban a matar a todos si seguíamos con esto”.El hostigamiento es sistemático. A lo largo de estos cinco meses, las trabajadoras y los trabajadores han soportado represiones de la Bonaerense, la Federal y la Gendarmería. El currículum es extenso: embarazadas golpeadas, detenidos, causas armadas, un gendarme volador (el famoso y viralizado “carancho” que se arrojó arriba de un auto simulando un atropello), infiltrados, y al propio secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, sobrevolando el acampe en varias ocasiones. Carlos Gasparini, uno de los despedidos, fue detenido por averiguación de antecedentes por la Bonaerense cuando estaba comprando un sándwich y una gaseosa junto a su esposa en un shopping de Malvinas Argentinas. “¿A vos te gusta hacer lío, no?”, le dijo el oficial.
Las amenazas del miércoles no se detuvieron ahí. “A la esposa de uno de los delegados le dijeron que la iban a violar y la iban a matar”, dice Matu. Y acusa a la policía de haber liberado la zona.
Hecho 2: Palos por aquí, palos por allá
En su conferencia habitual de cada día, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, afirmó que la feroz represión sobre la protesta que el jueves realizaron trabajadoras y trabajadores de Lear junto a otras organizaciones sociales y partidos políticos que apoyan los reclamos, “no” se enmarcaron en “un reclamo de los trabajadores”, sino que es un “reclamo político, organizado por agrupaciones políticas”.Ese fue el principal argumento con que las despedidas y los despedidos combaten hace 150 días. Pero hay un dato: la mayoría no milita. Muy por el contrario, se politizaron a lo largo del conflicto: quieren recuperar su puesto de trabajo. Ese escenario fue el marco de una nueva represión por parte de la Gendarmería Nacional. Las imágenes lo dicen todo. Cerca de 50 detenidos, más de 10 hospitalizados (algunos debían ser operados debido a las heridas recibidas), algunos detenidos.
“Fue un escándalo lo de ayer. Esperemos que no resurja más”, dice Matu.
El delegado subraya la brutalidad de la represión. Los gendarmes disparaban a escasos metros de los manifestantes. Incluso siguieron con la Panamericana ya liberada tras el corte. La prensa calificó la acción como simples “incidentes”, mientras que Capitanich culpó a “la política artera” de “agrupaciones radicalizadas”.
Repudios
“Desde SUTEBA manifestamos nuestro total repudio a la brutal represión realizada en el día de hoy por la Gendarmería Nacional a trabajadores que se encontraban manifestando una protesta en la Panamericana, consecuencia del conflicto producido por los responsables de la empresa LEAR S.A”, sostuvo en un comunidad el sindicato docente bonaerense.En la misma sintonía se expresó el legislador porteño Pablo Ferreyra (Seamos Libres). “Mi total repudio por la represión a trabajadores, compañeros y diputados llevada adelante por la Gendarmería Nacional esta tarde en la Panamericana, producto del conflicto que la empresa Lear sostiene contra sus trabajadores. Un abrazo afectuoso y mi solidaridad”, expresó.
Por su parte, el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) subrayó que la represión del jueves, “en lugar de agotar las instancias administrativas y judiciales pendientes y fortalecer las gestiones políticas del conflicto laboral, insistió con respuestas violentas y con un uso abusivo de la fuerza que resultó incluso más lesivo para la integridad de los participantes de la protesta que los operativos anteriores”.
vía:
http://www.lavaca.org/notas/lear-amenazas-de-muerte-y-una-nueva-represion/
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