Se ha puesto en marcha por parte del gobierno, un plan macabro de satanización de la lucha del pueblo nación mapuche.
A raíz de la enorme cantidad de
incendios ocurridos en Wallmapu y la zona fronteriza del Bio Bio durante
las últimas horas del año 2011 y primeras del 2012, sobre todo a partir
de la tragedia ocurrida en Carahue, con la muerte de siete brigadistas
forestales mientras trabajaban apagando un incendio en un predio de
Forestal Mininco, se ha puesto en marcha por parte del gobierno, un plan macabro de satanización de la lucha del pueblo nación mapuche.
En principio eran alusiones generales
relativas a la intencionalidad de los siniestros, para luego dar paso – a
medida que se les soltaba la lengua – a acusaciones directas hacia
comuneros mapuche y particularmente a una organización mapuche.
El hecho no parecería nada nuevo,
considerando la locuacidad de la mayoría de quienes conforman el poder
ejecutivo en Chile y la gran cantidad de salidas de libreto a que nos
tienen acostumbrados ya a estas alturas. Sin embargo, lo que llama la
atención es que esto se realice aún al calor de los incendios,
aprovechándose tal vez del clima de conmoción imperante, mientras eran
velados y sepultados los siete jóvenes que murieron en Carahue.
Recordemos además, que el cuarto
aniversario del crimen del peñi Matías Catrileo, junto a la ratificación
del máximo tribunal chileno de la condena ínfima que recibió el policía
asesino, habían puesto el clima de por sí muy inestable a raíz de la
gran cantidad de acciones de resistencia que se produjeron en nuestro
país mapuche.
Es en este contexto, en el que varios
representantes del gobierno chileno parafrasean con acusaciones en
contra de los mapuche, como supuestos autores de los incendios y de
paso, culpables de la muerte de los siete brigadistas.
Como telón de fondo, la realidad
cotidiana de nuestras comunidades que en distintos puntos acusan el
accionar racista de la policía chilena al interior de comunidades.
Numerosos enfrentamientos entre comuneros y la policía de ocupación se
registraban en sectores donde avanzan procesos de recuperación
territorial.
¿Represalia antimapuche?
Llamó la atención que en la misma zona
donde se sepultaban las víctimas de Carahue, se produce la quema de la
casa de un comunero mapuche. Se trata de la casa del padre de un
conocido y mediático líder mapuche de los años 80.
La verdad es que Santos Millao a cuyo
padre le quemaron la casa, es conocido principalmente por su gran
verborrea discursiva, pero en la práctica es más amigo de la
institucionalidad chilena que de sus propios hermanos.
Dirigente de una organización que se
extinguió poco a poco al ser absolutamente coaptada por las fuerzas
políticas del Chile ocupante de nuestro territorio mapuche, Santos
Millao no deja de ser conocido en la zona, mapuche con domicilio
conocido, podríamos decir, lo que lo hace blanco fácil de una eventual
represalia de colonos chilenos.
Lo que hay detrás de las acusaciones
El juego mediático de acusaciones
antimapuche en este contexto, por parte del gobierno chileno, puede
provocar en la zona reacciones desmedidas de uno y otro lado, generando
un panorama de conflicto que sólo le conviene a quienes ven en riesgo
sus intereses en la zona: el empresariado y los enemigos del pueblo
mapuche.
Y es que pareciera haber una clara
intencionalidad de un sector ideológico del poder chileno, de generar un
enfrentamiento de carácter racial en Wallmapu y convertir el conflicto
chileno-mapuche en un contencioso interétnico.
Este sector encabezado por Rodrigo
Hinzpeter – entendiendo que no puede solucionar en el corto plazo los
problemas de seguridad que le genera a Chile mantener la ocupación de
Wallmapu – pretende desvirtuar los objetivos de la lucha mapuche y
generar con ello un eventual apoyo de la población chilena – habitante
en nuestro territorio – a sus políticas represivas.
Para ellos los chilenos pobres están por debajo de sus intereses empresariales
La verdad es que un conflicto de
carácter racial sólo le puede interesar a quienes ven en riesgo sus
intereses económicos en Wallmapu y bregan por una mejor cobertura de
seguridad para sus negocios. En ningún caso es, ni puede ser beneficioso
para los mapuche, ni menos para la gran cantidad de chilenos pobres con
quienes compartimos Wallmapu.
Nosotros los mapuche, somos los dueños
legítimos de nuestro territorio, vivimos aquí desde antes que este
fraude se comenzara a llamar Chile y nuestra lucha está orientada en
última instancia, a generar condiciones para la continuidad de nuestra
vida como mapuche, para seguir existiendo, las que no están garantizadas
en las actuales condiciones de ocupación de nuestra patria, por parte
de los estados chileno y argentino.
En tanto que los chilenos pobres que
viven en Wallmapu, al igual que los despojados mapuche, son hoy por hoy
la mano de obra semiesclava que sostiene los negocios, que genera las
enormes ganancias de esos negocios, cuyos dueños no viven en Wallmapu,
incluso varios, ni siquiera en Chile.
Para ellos, que no conocen este
territorio sino a través de sus planos de propiedad privada, estos
chilenos pobres no cuentan. Son sólo cifras de distinta índole; un
material social para ocupar a los políticos; nada relevante, pues la
principal labor que ellos les entregan a los políticos, es el resguardo
de sus superiores intereses.
Esos chilenos no pueden soñar con una
sociedad más justa hoy día, ni siquiera mirando a la izquierda, cuyos
socialismos no son más que mitos, o a lo más, leyendas antiguas.
Por eso es que sólo la lucha mapuche
puede hoy hacerlos soñar con una sociedad más justa, más humana, una
sociedad donde cuenten. Y es que hoy, en esta situación de Wallmapu
ocupado y usurpado, nadie cuenta, ni mapuche ni chilenos.
La reconstrucción del país mapuche y con
ello la construcción de un nuevo tipo de sociedad, una que sea
inclusiva y no excluyente, más humana y no capitalista, una sociedad con
justicia y libertad, fuera del alcance de los depredadores
neoliberales, es el camino por el que pretende caminar el pueblo mapuche
y seguramente también será objetivo de los chilenos pobres que viven en
Wallmapu.
Tal vez, es a esto a lo que le temen los
Hinzpeter, y por eso pretenden generar un clima de beligerancia
antimapuche que les permita poner reprimir sin control, como lo hace el
Estado de Israel en territorio palestino ocupado.
Tal vez mirando la Palestina ocupada,
Hinzpeter – de origen judío – cree poder generar aquí algo parecido,
quizá con muros incluidos.
Y es que no sólo en Torres del Paine se vio a un judío “incendiario”, otro más anda por las tierras de Wallmapu.
Vìa:
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/4112-chile-los-incendios-de-hinzpeter-y-su-plan-para-generar-un-conflicto-racial-en-territorio-mapuche.html
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/4112-chile-los-incendios-de-hinzpeter-y-su-plan-para-generar-un-conflicto-racial-en-territorio-mapuche.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario