(APe).- Los brujos inventores de pestes y remedios recorren el mundo
en busca de vidas en oferta. Pagan muy poco, casi nada, apenas unos
vidrios de colores y el milagro mentiroso de curarnos de lo que no
sufrimos. En los años 2007 y 2008 con el nombre británico de
GlaxoSmithKline, aparecieron en las provincias de Mendoza, San Juan y
Santiago del Estero para experimentar una nueva vacuna contra el
neumococo. Buscaban niños en situación de riesgo y los encontraron entre
los lactantes asistidos en hospitales públicos. Les aplicaron la vacuna
y poco después de la inoculación catorce bebés murieron.
El laboratorio negó cualquier relación entre las muertes y la
aplicación de la vacuna. Lo mismo hizo el Ministerio de Salud de la
Nación. Sin embargo este último no pudo pasar por alto ciertas
irregularidades en el procedimiento de selección de los participantes en
el estudio y aplicó sanciones: Cuatrocientos mil pesos al laboratorio y
trescientos mil a dos de los médicos intervinientes.
Las multas fueron apeladas y la justicia en lo penal económico
recientemente confirmó las magras sanciones. Las autoridades nacionales,
como asustadas de sus propios actos, emitieron una resolución a través
de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médeica), con fecha 3 de enero de 2012, donde dejan en claro
que la sanción no relaciona muertes con vacunas.
Los abogados de las familias de las víctimas aseguran que el
laboratorio eligió a los chicos entre los más vulnerables, los excluidos
del sistema de salud y los hijos de los analfabetos. Se llevaban a los
padres en vehículos sin explicarles que se trataba de una vacuna
experimental y diciéndoles que su aplicación estaba dentro del
calendario oficial.
El laboratorio lo niega y los responsables de nuestro sistema
sanitario sostienen que se cumplieron todas las normas internacionales
establecidas para el caso y que la vigilancia sanitaria fue óptima. Es
decir que no hubo errores. Los bebés fueron incluidos en las listas de
postulantes de acuerdo con criterios universalmente aceptados. Podría
decirse que fueron elegidos antes de que tuvieran caras y nombres. Mucho
antes, inclusive, de que los propios padres soñaran con concebirlos.
A nuestros brujos todo les viene bien. Lágrimas baratas, miedos de
dos centavos, agonías devaluadas. Días, horas, instantes de luz caídos
en los charcos. Todo les sirve. Pesan el dolor en sus balanzas tramposas
y se guardan en los bolsillos la poca salud que anda suelta. Al fin se
van, pero dejan en el aire la promesa del milagro mentiroso: Volveremos a
curarles los males que les hemos regalado.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar
http://www.pelotadetrapo.org.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario