1.
Javier Sicilia, líder del movimiento por la paz con justicia y
dignidad, es un religioso profundo. Hoy publicó en la revista Proceso
que “una República puede ser virtuosa, pero nunca amorosa, como López
Obrador ha propagado; porque el amor es contrario al poder y en
consecuencia no puede mandar ni mandarse, no puede normar ni normarse.
Es un acto gratuito de libertad ajeno a cualquier institución. Dice
Sicilia: quien ama no impone, no obliga, no ordena, no hace componendas
utilitarias; es pura gratuidad y don; es incluso impotente para remediar
algo... La República amorosa de AMLO no es solo un despropósito, ni
siquiera camina hacia la ética de sus fundamentos. El programa de AMLO
–que llega tarde- es pura retórica, pura estrategia de poder, puro
pragmatismo… empedrado de buenas intenciones partidistas”. Eso piensa
Sicilia, pero difícilmente piensen así los demás integrantes de su
movimiento que sólo exigen justicia y
paz.
paz.
2.
Los razonamientos de Sicilia sobre el amor parecen muy justos y lo
escrito sobre AMLO lleva a pensar que hubo apresuramiento de éste al
sacar esa idea de “República amorosa” como una manera de suavizar la
campaña permanente que los medios de información han hecho contra AMLO
al presentarlo como autoritario y hasta violento por sus permanentes
críticas a las instituciones y a la mafia de 30 poderosos. Sin embargo
Sicilia hace política al intervenir en asuntos públicos haciendo crítica
al Estado y participando en reuniones con los altos funcionarios de
gobierno. Hace política religiosa diferente a los de los jerarcas de la
iglesia que negocian con el Estado en la clandestinidad y se diferencia
de los políticos porque no se agrupa en partidos ni llama a votar. Pero
no hay nada en este país –entre religiosos y civiles destacados- que
pueda abstraerse de la política. Las reflexiones sobre el “amor
desinteresado” son otra
cosa.
cosa.
3.
La realidad es que la política, como búsqueda del poder y control de
Estado, no puede ser amorosa ni virtuosa porque intervienen intereses de
clase muy antagónicos. ¿O alguien acaso puede demostrar que los
empresarios y los obreros, que los terratenientes y los campesinos, que
los gobernantes y los gobernados, pueden dejar su antagonismo real por
consejos subjetivos de la iglesia alejados de lo que viven
cotidianamente? La misma frase “amor desinteresado” puede ser un
pleonasmo o una repetición porque el amor es de por sí desinteresado;
pero esto del amor –siempre cargado de falacias- en la sociedad
capitalista que lleva más de 500 años de existencia, es solamente un
ideal que se ha disfrazado de mil un formas. Recuerdo que en una revista
anarquista que le llamamos “Caos” que publicamos en 1978 en la ciudad
de México, en algún artículo hablábamos del amor como el miedo a la
libertad o a la soledad y que eso había sido el matrimonio.
4.
Bakunin, quizá el revolucionario anarquista más destacado de la
historia, escribió hace 140 años sobre el amor como lucha: “La vida es
bella; ahora tengo pleno derecho a decir eso, porque he cesado hace
mucho de mirarla a través de las construcciones teóricas y a no
conocerla más que en fantasía, porque he experimentado efectivamente
muchas de sus amarguras y he caído a menudo en la desesperación. Amo con
pasión la vida: no sé si puedo ser amado como yo quisiera serlo, pero
no desespero; debo y quiero merecer el amor de aquella a quien amo,
amándola religiosamente, es decir, activamente; ella está sometida a la
más terrible y a la más infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a
sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia
dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los
instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole el
sentimiento de su fuerza y de sus derechos”.
5.
El amor entonces no es algo etéreo, algo del más allá o una
abstracción, es como enseña Bakunin: Amar es querer la libertad, la
completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la
emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar
verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no
sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de quien se es
amado y a quien se ama. Lo que quizá podría aconsejarse en la sociedad
brutal que vivimos es que baje el odio, que haya cierto respeto a las
reglas humanas universales, que se reduzca la producción y venta de
armas, etcétera; pero pensar en una República amorosa o virtuosa puede
ser engañoso o tramposo. El capitalismo para vivir –como el lobo de
Asís- tiene que matar. Si no eleva la explotación, la acumulación de
riquezas, la producción de armamentos, no podrá ganar la competencia y
si no compite para derrotar a sus adversarios no vive.
6.
En vez de la República amorosa o virtuosa, luchemos denodadamente por
una nación totalmente justa e igualitaria; en lugar de gobiernos
verticales, despóticos y dictatoriales de minorías ricas, establezcamos
gobiernos horizontales con bajos salarios para que la política y la
economía dejen de ser instrumentos de minorías. ¿Cuánto debe ganar un
alto funcionario de gobierno? Pues el salario medio de un trabajador
calificado: ¿20 mil pesos?, ¿200 dólares al mes? Actualmente un alto
funcionario de gobierno cobra entre 300 mil a 600 mil al mes, decir,
alrededor 50 mil dólares; es lo que se dice una verdadera mentada de
madre contra los trabajadores de salario mínimo que sólo obtienen 158
pesos, es decir, cuatro (4) dólares diarios. ¿Qué República del amor
podrá establecerse ante estos intereses extremos que sólo llevan a la
violencia, al secuestro, a los asesinatos? O, ¿de que amor estamos
hablando?
Pedro Echeverría V.
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