* Trataré de resumir al máximo ahorrando
anécdotas aunque las haya para un libro e intentando mostrarme lúcido y
claro pese a los días que hace que no pego ojo en condiciones. Esta
declaración la firmo única y exclusivamente yo, sin presencia de abogado
ni presión alguna por parte de alguien.
El Martes 4 de octubre fuí detenido en la calle por la Policía Nacional alrededor de las 10 de la mañana. Me comentan que es por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo, acto seguido me meten en un coche y ya esposado me llevan a mi domicilio a practicar un registro “buscando material informático”. Por cosas que me dicen se que me han estado siguiendo tiempo y que no es la primera vez que pisan mi calle. En total hay unos diez policías dentro del piso y si se suman los de abajo ya ni se. Esposado en mi habitación contemplo como buscan por todos los rincones ese “material informático” del que poco van a encontrar más allá de un ordenador portátil, algún pendrive con música y poemas o una cámara de fotos. Estoy tranquilo porque se que no tengo nada escondido ni que ocultar, a la vez es tremenda la impotencia de ver como se llevan diarios personales, fotos de recuerdo con mis parejas, letras, poemas, etc. También se llevan libros como si de la época de Hitler se tratara. ¿Qué democracia es esta en la que libros son secuestrados? La misma que golpeaba a estudiantes armados con libros y a periodistas que cubrían la notícia de las protestas contra la ley Bolonia, por ejemplo. Lo que más me enerva es que se lleven los dos ordenadores con los que mi familia trabajaba pero aunque los medios de manipulación traten de intoxicarlos saben de sobras que tengo de mala persona lo que la OTAN de pacifista. Prometen que los devolverán pronto pero eso aún está por ver, otros a quienes les han practicado similares registros no cuentan lo mismo. Percibo en las caras de algunos agentes que sienten vergüenza de tener que acatar las órdenes que les llevan a realizar semejante operativo contra un chaval que no posee más arma que la voz y que no tiene ninguna intención de practicar la lucha armada aunque a veces el cabreo ante tanta injustícia le haga escribir desde la rabia sin autocensura, pero sobre mi manía de decir lo primero que pienso ya comentaré algo luego. La abogada de oficio también alucina, no le puede cuadrar que alguien así sea registrado cual talibán.
Tras más de tres horas efectuando dicho registro, me llevan a urgencias a que me efectúen una revisión. Esperamos más de dos horas para cinco minutos de atención, que oficialmente las urgencias de Lleida sean las peores de Catalunya no es broma. A mi en ese momento no me importa esperar, pues esté donde esté estaré esposado, pero imagino que los enfermos se acordarán de la madre de esta sanidad cada vez más recortada. Una vez finalizada la revisión me llevan a Madrid y ahorrándome detalles pasaré a las diez de la noche, hora aproximada de llegada y a la que me llevan al hospital a por otra revisión. Esta vez esperamos tres horas y pico. Posteriormente me llevan a comisaría y allí espero a que llegue mi abogado de oficio. En honor a la verdad he de decir que no me torturaron ni trataron mal, puntualizo que ya era bastante tortura el registro que me habían hecho y estar detenido por escribir sin tapujos. No he de dar las gracias por que no me golpearan, lo normal debe ser que un policía respete tu integridad pero vivimos en un Estado con demasiadas denuncias de Amnistía Internacional, entre otros organismos, por torturas.
Cuando llega mi abogado procedo a declarar siempre esposado y la cosa se alarga hasta las cuatro y media de la mañana cuando tras contestar a numerosas preguntas me trasladan al calabozo. Compruebo en la declaración que saben más de mi que muchos amigos: los sitios donde he estado a lo largo de un año y pico, mis cuentas de internet de hace años, blogs que ya no están activos, etc. Ya en la celda no se me facilita un colchón y “duermo” en el suelo hasta que ya cuando la noche ha terminado un policía con mejor fondo que el que me había trasladado percibe que no tengo y me ofrece uno como es costumbre con todos los reclusos. Tras media hora de sueño me despiertan y me llevan directamente sin posibilidad de aseo o desayuno a la Audiencia Nacional.
Tras esperar un rato tomo declaración ante el juez y en resumidas cuentas me cita varios versos en los que se me acusa de enaltecimiento del terrorismo. Como había comentado en la declaración anterior, que es terrorismo y que no, llevaría a un debate de horas y de reproches al sistema capitalista tan experto en cometer un genocidio diario alrededor del planeta o de practicar, por ejemplo, el terrorismo laboral entre incontables más. Hay muchos tipos de terrorismos de los que no interesa hablar al poder y que suceden a diario. Como no dispongo de tanto tiempo ni creo que el señor juez estuviera dispuesto a escucharme, le comento la realidad evidente de que esos versos más explícitos los escribí en una época en la que mi filosofía era otra y no hacía más que dar pretextos al sistema para detenerme o hacerme quedar como un terrorista desfasado. Hace ya tiempo que doy un mensaje más inteligente y elaborado pero no me detuvieron en aquella época porque tal vez no estaban cerca las elecciones o la falsa democracia no se dejaba tanto en evidencia, pero deteniéndome ha vuelto a desnudar a su dictadura del capital. A los que aspiramos a un mundo más justo nos impiden con violencia que podamos ejercer multitud de derechos democráticos ¿cómo no vamos a estallar a veces?
Le pongo el ejemplo de que si su señoría discute con alguien y tiene ganas de partirle la cara seguramente su racionalidad le llevará a no hacerlo. Le digo que si escribiera seguro que comentaría al folio las ganas que tenía de partirle la cara al susodicho y en caso de que grabara para desahogarse haría una canción, eso hago yo cuando estoy harto y no quiero coger las armas. ¿Acaso si tan “terrorista” fuera no hubiera iniciado ya la lucha armada? Pero le vuelvo a comentar que ese no es mi camino y que sí, hay cosas que podían decirse de otra manera pero mis ideas no las pueden cambiar. ¿Deben detener a miles de escritores o guionistas por apología a la violencia en sus libros o películas? Yo no hago apología a la violencia porque no la practico ni tengo antecedente alguno derivado de esta. Muchas de mis canciones narran hechos que han pasado y que cada uno saque sus propias conclusiones. No les voy a dar más pretextos fáciles para que puedan volver a por mi, eso es lo que quisieran muchos de los que ensalzan al franquismo no sólo sin ser detenidos, sino con libros en las secciones principales de las librerías o aquellos que disfrutan viendo aumentar los ceros de sus cuentas ante una nueva guerra por petróleo o diamantes. Ya se sabe que en este Estado hay libertad de expresión para decir lo que quieren escuchar o para ser de derechas, de lo contrario te silencian, te criminalizan o te persiguen. Le dejo claro al juez eso de lo que ya me había dado cuenta hace tiempo: no haré más letras desfasadas pero sí seguiré siendo un comunista consecuente dando el mensaje inteligente y trabajado que los poderosos más temen porque se quedan sin argumentos. La fiscal pide mi libertad con cargos y ando a la espera de conocer la sentencia final mientras tengo que ir a firmar cada dos semanas al juzgado sin poder abandonar el país, vigilado hasta las trancas por quienes me detuvieron por órdenes evidentes.
Al salir a la calle me sorprende la cantidad de prensa que hay. Lo llego a saber y me preparo un discurso pero ni me lo esperaba y habiendo dormido sólo media hora con la cabeza a punto de estallar sólo se me ocurre responder a dos preguntas: a la de si seguiré cantando respondo que claro y a la de si hago enaltecimiento del terrorismo le respondo que son el PP y el P$OE quienes lo hacen apoyando guerras en el tercer mundo y vendiendo misiles a los genocidas de Israel. Podría haber dicho muchísimo más pero sólo tengo ganas de respirar y hablar con mis amigos. Son sólo los medios minoritarios los que luego reproducirán mis palabras, las grandes cadenas las censuran porque sólo les conviene sacar frases fuera de contexto y criminalizarme inventándose graves falacias como la de que apoyo a Al Qaeda y esto es serio.
Si algo he hecho siempre ha sido condenar a Al Qaeda. El 11 M fue una barbaridad a cuyas víctimas inocentes dediqué una canción, pero claro, ni la pondrán en sus telediarios ni comentarán nada los periódicos como de mi solidaridad con los olvidados y oprimidos que ni siquiera tienen algo que llevarse a la boca mientras los occidentales que les saquean habitan en mansiones. Pablo hasel se centra sobretodo en eso pero ahora sólo conviene dejarlo como un diablo sanguinario pro Al Qaeda. Si yo soy un villano no se que serán los que hacen videojuegos disparando a inmigrantes y seguramente ocupen el gobierno en breve. Me repatea que manipulen hasta tales extremos, ejerciendo una clase de terrorismo mediático (¿cuándo serán detenidos?) cuyo único fin es desprestigiarme y hacerme daño. Hoy he llamado a La Sexta, uno de esos canales que han vertido semejante acusación exigiéndoles que pidieran disculpas y me han dicho que me llamaban los responsables en breve pero ha pasado casi un día y aún espero la llamada. Pienso denunciarles aunque imagino que saldrán airosos, como si me hubieran acusado de comer chipirones con mayonesa. No tienen vergüenza y lo peor es que luego se hacen llamar periodistas. También me acusan de haber llegado aquí por fama, claro, pagué a los más de 10 policías que había en mi casa para que se llevaran mis únicas posesiones, mis canciones que andaban por salir, mi libro de poemas que iba a ser editado en breve, mis recuerdos, mis diarios personales… También me puse yo las esposas para que no pareciera un montaje, ah, y estuve tirado en el suelo del calabozo sin colchón para hacerme el duro. Pero en fin, no perderé más el tiempo con sus especulaciones propias de los programas basura que tanto critican para luego hacer cosas incluso peores. La manipulación es el motor de este sistema insostenible a todos los niveles. Por cierto, también se ha dicho que he dedicado una canción al camarada Arenas “líder de los GRAPO” y no, en todo caso la dediqué al secretario del PCE (r) puesto que jamás ha realizado una acción armada y los GRAPO eran una guerrilla armada. Si quieren guerra verbal al menos que jueguen limpio. El delirio de ciertos medios llega a puntos tan enfermizos en que cogen versos míos dichos en cachondeo y los toman al pie de la letra. Como tengan que hacer lo mismo con todo el arte ya pueden detener a medio planeta, como tengan que encerrarme por odiar a los gobernantes ya pueden meter a más de media España.
Independientemente de diferencias ideológicas, lo que es evidente es que con mi detención se ha cometido una violación de la libertad de expresión intolerable y de que como dijo alguien de cuyo nombre no me acuerdo: “quien le cierra el camino a la revolución pacífica se lo abre a la violenta” Sí, he dicho cosas duras y sólo se han quedado con ellas dándoles el sentido que quieren obviando la mayoría de mi contenido lírico pero aún así, a mi nadie puede obligarme a quien admirar o por quien sentir pena si muere. Por esa regla de tres que detengan a mis enemigos cuando yo fallezca y sonrían. Si tanto les molesto que dejen de darme la razón oprimiéndome, pero vamos, la razón nos la dan a diario a quienes no nos conformamos con un sistema que comete su genocidio diario impunemente. Sólo faltaría que encima no pudiéramos cabrearnos cuando nos recortan los derechos y pretenden que únicamente seamos sus robots, sus máquinas sin espíritu crítico ni solidaridad, que no es lo mismo que la caridad. Los mass media me han hecho el protagonista de algo en lo que no me dejan ni participar, tremenda paradoja. Pueden verter todo tipo de especulaciones pero no me otorgan la opción de defenderme, otra vez la dictadura decorada retratándose. No, si en el fondo van a ser ellos quienes vuelvan revolucionaria a gente ajena a conocer que de la política depende casi absolutamente todo, sus vidas por si fuera poco.
Pueden pintarme como un diablo que la gente no es tonta y quienes me conocen saben como soy: no soy yo quien apoya bombardeos a hospitales y colegios, no soy yo quien impide referéndums democráticos, no soy yo quien tiene cochazos de lujo y mansiones a costa de la explotación y de la miseria ajena, no soy yo quien mira hacia otro lado ante la injustícia, no soy yo quien quiere acabar con los servicios públicos, no soy yo quien abre brechas a gente sentada pacíficamente, no soy yo quien usa las armas para perpetuar las abismales desigualdades sociales, no soy yo quien no respeta las libertades de la mujer, no soy yo quien recibe dinero del Estado para esconder a pedófilos y expander la homofobia, no soy yo quien quiere financiar misiles para que niños no puedan tener una infancia, no soy yo quien quiere un sistema esclavista, no soy yo quien tiene canales de TV y periódicos para bendecir al fascismo, no soy yo quien permanece impasible ante una historia que en demasiadas cosas parece anquilosada en la edad media, no soy yo quien inventa armas de destrucción masiva para masacrar pueblos, no soy yo quien impide una sociedad donde el ser humano sea muchísimo más que una cifra al servicio de una minoría elitista, no soy yo quien cierra los ojos y no lucha por el futuro de la humanidad y del planeta al fin y al cabo cuyos “amos” arrasan sin contemplaciones por unos trillones más, no soy yo quien se nutre del racismo para ganar votos…¿sigo? Como he dicho antes el tema del terrorismo daría para tantísimo… Seguramente me acusarán de hacer demagogia pero es lo único que saben decir cuando andan faltos de argumentos ante la insultante evidencia. No soy yo quien detiene a alguien que aprieta fuerte el bolígrafo cansado de que importe más si la duquesa de Alba se casa que arreglar de una maldita vez un mundo que citando al gran Galeano “está harto de estar patas arriba”
El mundo al revés me detuvo el martes y no a quienes sí practican una amplia gama de terrorismos. Que citen rimas mías como estas:
Pueden poner al Che en una camisa mientras le llaman asesino
y hacerme quedar cual psicópata cuando sólo rimo
los versos que no dejaron acabar a Jara y a tantos,
pero la historia dispara más claro de lo que canto,
gritando que la avarícia crónica es el terrorismo
que nos lleva a los humanos a autodestruirnos.
Pueden encerrar a la libertad y llenarla de mierda
Que las heces son efímeras pero la libertad eterna.
larepublica.es
Vìa:
http://www.lahaine.org/index.php?p=56602
El Martes 4 de octubre fuí detenido en la calle por la Policía Nacional alrededor de las 10 de la mañana. Me comentan que es por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo, acto seguido me meten en un coche y ya esposado me llevan a mi domicilio a practicar un registro “buscando material informático”. Por cosas que me dicen se que me han estado siguiendo tiempo y que no es la primera vez que pisan mi calle. En total hay unos diez policías dentro del piso y si se suman los de abajo ya ni se. Esposado en mi habitación contemplo como buscan por todos los rincones ese “material informático” del que poco van a encontrar más allá de un ordenador portátil, algún pendrive con música y poemas o una cámara de fotos. Estoy tranquilo porque se que no tengo nada escondido ni que ocultar, a la vez es tremenda la impotencia de ver como se llevan diarios personales, fotos de recuerdo con mis parejas, letras, poemas, etc. También se llevan libros como si de la época de Hitler se tratara. ¿Qué democracia es esta en la que libros son secuestrados? La misma que golpeaba a estudiantes armados con libros y a periodistas que cubrían la notícia de las protestas contra la ley Bolonia, por ejemplo. Lo que más me enerva es que se lleven los dos ordenadores con los que mi familia trabajaba pero aunque los medios de manipulación traten de intoxicarlos saben de sobras que tengo de mala persona lo que la OTAN de pacifista. Prometen que los devolverán pronto pero eso aún está por ver, otros a quienes les han practicado similares registros no cuentan lo mismo. Percibo en las caras de algunos agentes que sienten vergüenza de tener que acatar las órdenes que les llevan a realizar semejante operativo contra un chaval que no posee más arma que la voz y que no tiene ninguna intención de practicar la lucha armada aunque a veces el cabreo ante tanta injustícia le haga escribir desde la rabia sin autocensura, pero sobre mi manía de decir lo primero que pienso ya comentaré algo luego. La abogada de oficio también alucina, no le puede cuadrar que alguien así sea registrado cual talibán.
Tras más de tres horas efectuando dicho registro, me llevan a urgencias a que me efectúen una revisión. Esperamos más de dos horas para cinco minutos de atención, que oficialmente las urgencias de Lleida sean las peores de Catalunya no es broma. A mi en ese momento no me importa esperar, pues esté donde esté estaré esposado, pero imagino que los enfermos se acordarán de la madre de esta sanidad cada vez más recortada. Una vez finalizada la revisión me llevan a Madrid y ahorrándome detalles pasaré a las diez de la noche, hora aproximada de llegada y a la que me llevan al hospital a por otra revisión. Esta vez esperamos tres horas y pico. Posteriormente me llevan a comisaría y allí espero a que llegue mi abogado de oficio. En honor a la verdad he de decir que no me torturaron ni trataron mal, puntualizo que ya era bastante tortura el registro que me habían hecho y estar detenido por escribir sin tapujos. No he de dar las gracias por que no me golpearan, lo normal debe ser que un policía respete tu integridad pero vivimos en un Estado con demasiadas denuncias de Amnistía Internacional, entre otros organismos, por torturas.
Cuando llega mi abogado procedo a declarar siempre esposado y la cosa se alarga hasta las cuatro y media de la mañana cuando tras contestar a numerosas preguntas me trasladan al calabozo. Compruebo en la declaración que saben más de mi que muchos amigos: los sitios donde he estado a lo largo de un año y pico, mis cuentas de internet de hace años, blogs que ya no están activos, etc. Ya en la celda no se me facilita un colchón y “duermo” en el suelo hasta que ya cuando la noche ha terminado un policía con mejor fondo que el que me había trasladado percibe que no tengo y me ofrece uno como es costumbre con todos los reclusos. Tras media hora de sueño me despiertan y me llevan directamente sin posibilidad de aseo o desayuno a la Audiencia Nacional.
Tras esperar un rato tomo declaración ante el juez y en resumidas cuentas me cita varios versos en los que se me acusa de enaltecimiento del terrorismo. Como había comentado en la declaración anterior, que es terrorismo y que no, llevaría a un debate de horas y de reproches al sistema capitalista tan experto en cometer un genocidio diario alrededor del planeta o de practicar, por ejemplo, el terrorismo laboral entre incontables más. Hay muchos tipos de terrorismos de los que no interesa hablar al poder y que suceden a diario. Como no dispongo de tanto tiempo ni creo que el señor juez estuviera dispuesto a escucharme, le comento la realidad evidente de que esos versos más explícitos los escribí en una época en la que mi filosofía era otra y no hacía más que dar pretextos al sistema para detenerme o hacerme quedar como un terrorista desfasado. Hace ya tiempo que doy un mensaje más inteligente y elaborado pero no me detuvieron en aquella época porque tal vez no estaban cerca las elecciones o la falsa democracia no se dejaba tanto en evidencia, pero deteniéndome ha vuelto a desnudar a su dictadura del capital. A los que aspiramos a un mundo más justo nos impiden con violencia que podamos ejercer multitud de derechos democráticos ¿cómo no vamos a estallar a veces?
Le pongo el ejemplo de que si su señoría discute con alguien y tiene ganas de partirle la cara seguramente su racionalidad le llevará a no hacerlo. Le digo que si escribiera seguro que comentaría al folio las ganas que tenía de partirle la cara al susodicho y en caso de que grabara para desahogarse haría una canción, eso hago yo cuando estoy harto y no quiero coger las armas. ¿Acaso si tan “terrorista” fuera no hubiera iniciado ya la lucha armada? Pero le vuelvo a comentar que ese no es mi camino y que sí, hay cosas que podían decirse de otra manera pero mis ideas no las pueden cambiar. ¿Deben detener a miles de escritores o guionistas por apología a la violencia en sus libros o películas? Yo no hago apología a la violencia porque no la practico ni tengo antecedente alguno derivado de esta. Muchas de mis canciones narran hechos que han pasado y que cada uno saque sus propias conclusiones. No les voy a dar más pretextos fáciles para que puedan volver a por mi, eso es lo que quisieran muchos de los que ensalzan al franquismo no sólo sin ser detenidos, sino con libros en las secciones principales de las librerías o aquellos que disfrutan viendo aumentar los ceros de sus cuentas ante una nueva guerra por petróleo o diamantes. Ya se sabe que en este Estado hay libertad de expresión para decir lo que quieren escuchar o para ser de derechas, de lo contrario te silencian, te criminalizan o te persiguen. Le dejo claro al juez eso de lo que ya me había dado cuenta hace tiempo: no haré más letras desfasadas pero sí seguiré siendo un comunista consecuente dando el mensaje inteligente y trabajado que los poderosos más temen porque se quedan sin argumentos. La fiscal pide mi libertad con cargos y ando a la espera de conocer la sentencia final mientras tengo que ir a firmar cada dos semanas al juzgado sin poder abandonar el país, vigilado hasta las trancas por quienes me detuvieron por órdenes evidentes.
Al salir a la calle me sorprende la cantidad de prensa que hay. Lo llego a saber y me preparo un discurso pero ni me lo esperaba y habiendo dormido sólo media hora con la cabeza a punto de estallar sólo se me ocurre responder a dos preguntas: a la de si seguiré cantando respondo que claro y a la de si hago enaltecimiento del terrorismo le respondo que son el PP y el P$OE quienes lo hacen apoyando guerras en el tercer mundo y vendiendo misiles a los genocidas de Israel. Podría haber dicho muchísimo más pero sólo tengo ganas de respirar y hablar con mis amigos. Son sólo los medios minoritarios los que luego reproducirán mis palabras, las grandes cadenas las censuran porque sólo les conviene sacar frases fuera de contexto y criminalizarme inventándose graves falacias como la de que apoyo a Al Qaeda y esto es serio.
Si algo he hecho siempre ha sido condenar a Al Qaeda. El 11 M fue una barbaridad a cuyas víctimas inocentes dediqué una canción, pero claro, ni la pondrán en sus telediarios ni comentarán nada los periódicos como de mi solidaridad con los olvidados y oprimidos que ni siquiera tienen algo que llevarse a la boca mientras los occidentales que les saquean habitan en mansiones. Pablo hasel se centra sobretodo en eso pero ahora sólo conviene dejarlo como un diablo sanguinario pro Al Qaeda. Si yo soy un villano no se que serán los que hacen videojuegos disparando a inmigrantes y seguramente ocupen el gobierno en breve. Me repatea que manipulen hasta tales extremos, ejerciendo una clase de terrorismo mediático (¿cuándo serán detenidos?) cuyo único fin es desprestigiarme y hacerme daño. Hoy he llamado a La Sexta, uno de esos canales que han vertido semejante acusación exigiéndoles que pidieran disculpas y me han dicho que me llamaban los responsables en breve pero ha pasado casi un día y aún espero la llamada. Pienso denunciarles aunque imagino que saldrán airosos, como si me hubieran acusado de comer chipirones con mayonesa. No tienen vergüenza y lo peor es que luego se hacen llamar periodistas. También me acusan de haber llegado aquí por fama, claro, pagué a los más de 10 policías que había en mi casa para que se llevaran mis únicas posesiones, mis canciones que andaban por salir, mi libro de poemas que iba a ser editado en breve, mis recuerdos, mis diarios personales… También me puse yo las esposas para que no pareciera un montaje, ah, y estuve tirado en el suelo del calabozo sin colchón para hacerme el duro. Pero en fin, no perderé más el tiempo con sus especulaciones propias de los programas basura que tanto critican para luego hacer cosas incluso peores. La manipulación es el motor de este sistema insostenible a todos los niveles. Por cierto, también se ha dicho que he dedicado una canción al camarada Arenas “líder de los GRAPO” y no, en todo caso la dediqué al secretario del PCE (r) puesto que jamás ha realizado una acción armada y los GRAPO eran una guerrilla armada. Si quieren guerra verbal al menos que jueguen limpio. El delirio de ciertos medios llega a puntos tan enfermizos en que cogen versos míos dichos en cachondeo y los toman al pie de la letra. Como tengan que hacer lo mismo con todo el arte ya pueden detener a medio planeta, como tengan que encerrarme por odiar a los gobernantes ya pueden meter a más de media España.
Independientemente de diferencias ideológicas, lo que es evidente es que con mi detención se ha cometido una violación de la libertad de expresión intolerable y de que como dijo alguien de cuyo nombre no me acuerdo: “quien le cierra el camino a la revolución pacífica se lo abre a la violenta” Sí, he dicho cosas duras y sólo se han quedado con ellas dándoles el sentido que quieren obviando la mayoría de mi contenido lírico pero aún así, a mi nadie puede obligarme a quien admirar o por quien sentir pena si muere. Por esa regla de tres que detengan a mis enemigos cuando yo fallezca y sonrían. Si tanto les molesto que dejen de darme la razón oprimiéndome, pero vamos, la razón nos la dan a diario a quienes no nos conformamos con un sistema que comete su genocidio diario impunemente. Sólo faltaría que encima no pudiéramos cabrearnos cuando nos recortan los derechos y pretenden que únicamente seamos sus robots, sus máquinas sin espíritu crítico ni solidaridad, que no es lo mismo que la caridad. Los mass media me han hecho el protagonista de algo en lo que no me dejan ni participar, tremenda paradoja. Pueden verter todo tipo de especulaciones pero no me otorgan la opción de defenderme, otra vez la dictadura decorada retratándose. No, si en el fondo van a ser ellos quienes vuelvan revolucionaria a gente ajena a conocer que de la política depende casi absolutamente todo, sus vidas por si fuera poco.
Pueden pintarme como un diablo que la gente no es tonta y quienes me conocen saben como soy: no soy yo quien apoya bombardeos a hospitales y colegios, no soy yo quien impide referéndums democráticos, no soy yo quien tiene cochazos de lujo y mansiones a costa de la explotación y de la miseria ajena, no soy yo quien mira hacia otro lado ante la injustícia, no soy yo quien quiere acabar con los servicios públicos, no soy yo quien abre brechas a gente sentada pacíficamente, no soy yo quien usa las armas para perpetuar las abismales desigualdades sociales, no soy yo quien no respeta las libertades de la mujer, no soy yo quien recibe dinero del Estado para esconder a pedófilos y expander la homofobia, no soy yo quien quiere financiar misiles para que niños no puedan tener una infancia, no soy yo quien quiere un sistema esclavista, no soy yo quien tiene canales de TV y periódicos para bendecir al fascismo, no soy yo quien permanece impasible ante una historia que en demasiadas cosas parece anquilosada en la edad media, no soy yo quien inventa armas de destrucción masiva para masacrar pueblos, no soy yo quien impide una sociedad donde el ser humano sea muchísimo más que una cifra al servicio de una minoría elitista, no soy yo quien cierra los ojos y no lucha por el futuro de la humanidad y del planeta al fin y al cabo cuyos “amos” arrasan sin contemplaciones por unos trillones más, no soy yo quien se nutre del racismo para ganar votos…¿sigo? Como he dicho antes el tema del terrorismo daría para tantísimo… Seguramente me acusarán de hacer demagogia pero es lo único que saben decir cuando andan faltos de argumentos ante la insultante evidencia. No soy yo quien detiene a alguien que aprieta fuerte el bolígrafo cansado de que importe más si la duquesa de Alba se casa que arreglar de una maldita vez un mundo que citando al gran Galeano “está harto de estar patas arriba”
El mundo al revés me detuvo el martes y no a quienes sí practican una amplia gama de terrorismos. Que citen rimas mías como estas:
Pueden poner al Che en una camisa mientras le llaman asesino
y hacerme quedar cual psicópata cuando sólo rimo
los versos que no dejaron acabar a Jara y a tantos,
pero la historia dispara más claro de lo que canto,
gritando que la avarícia crónica es el terrorismo
que nos lleva a los humanos a autodestruirnos.
Pueden encerrar a la libertad y llenarla de mierda
Que las heces son efímeras pero la libertad eterna.
larepublica.es
Vìa:
http://www.lahaine.org/index.php?p=56602
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