Los emergentes
sociales y sindicales del brutal ajuste fiscal en Grecia, exigido por el
capitalismo usurario para "refinanciar" la deuda griega, además de proyectarse a
otros países, como España, Italia y Portugal, ya se presentan como la mecha
de una crisis generalizada que amenaza con implosionar las bases económicas,
políticas y monetarias de la Unión Europea.
Informe
IAR Noticias /
Agencias
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Agencias
La crisis financiera que ya
golpea a los Estados (y que se expande por toda la eurozona) ha derivado en
"crisis social" por medio de tres actores centrales: La baja de salarios
como producto de los ajustes, la baja de la capacidad de consumo, el trabajo en
negro y el desempleo, que afecta principalmente a los sectores más pobres y
vulnerables de la sociedad europea occidental.
El riesgo de
una nueva recesión de la economía mundial se incrementa a medida que EEUU y las
potencias de la eurozona padecen una combinación de desaceleración del
crecimiento con oscilaciones y caídas en los mercados financieros
globales.
Los mercados bursátiles de Asia y
Europa se derrumbaban el lunes, ante el creciente temor por los problemas
de la deuda de Europa y la posible mora de Grecia que podría provocar un
colapso de la eurozona con efectos imprevisibles en la economía global.
Es lunes el Estado griego admitió
que sólo tiene fondos para pagar salarios y pensiones hasta octubre.
Grecia sólo cuenta con liquidez suficiente para afrontar el pago de los salarios
públicos y las pensiones hasta octubre, según lo reconoció el viceministro de
Finanzas del país heleno, Filippos Sachinidis, en una entrevista concedida al
canal de televisión Mega TV.
"Contamos con margen de maniobra hasta octubre", aseguró el representante del
Ministerio griego de Finanzas al ser cuestionado sobre la capacidad del Gobierno
de hacer frente al pago de pensiones y sueldos públicos. No obstante, Sachinidis
subrayó que el Ejecutivo "intenta asegurarse de que el Estado continuará
operando sin dificultades".
Los problemas de las finanzas griegas se agravaron en las últimas jornadas
después de que los enviados de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo
(BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendieran a principios de
mes su misión en Atenas y el desembolso del siguiente tramo de ayuda
financiera al país por importe de unos 8.000 millones de euros.
Con el objetivo de cumplir con las
exigencias de sus acreedores internacionales, el ministro de Finanzas griego,
Evangelos Venizelos, anunció ayer una nueva tasa inmobiliaria durante los
próximos dos años con los que espera conseguir unos 2.000 millones de euros.
Por su parte, el primer ministro griego, George Papandreou, no dudaba en
comparar la difícil situación económica que vive el país heleno con un
"estado de guerra", aunque garantizó que hará todo lo que haga falta para
que Grecia evite la bancarrota y permanezca en la eurozona.
"Grecia básicamente tiene la
espalda contra la pared", destacó Tom Kaan, jefe de ventas bursátiles de la
firma Louis Capital Markets en Hong Kong. "Después de todo, la preocupación ya
dejó de ser Grecia. Grecia tiene que declarar mora", agregó.
La mayor preocupación, agregó, es saber si otras naciones europeas como Italia
podrían seguirle los pasos.
En este escenario los especuladores internacionales se deshicieron de sus
acciones en medio de las preocupaciones de que los problemas de Grecia
podrían propagarse por toda Europa, y se lanzaron a comprar bonos y yenes
japoneses. El euro tuvo el lunes su peor baja en 10 años con respecto al yen.
Las acciones europeas caían en picada el lunes. El índice de FTSE 100 de Gran
Bretaña perdía 2,2% a 5.100,41. El índice DAX de Alemania bajó 3% a 5.034,71
puntos mientras que el CAC-40 de Francia declinaba 4,5% a 1,135.
Los mercados de Asia corrían la misma suerte. El índice Nikkei de 225 acciones
perdió el 2,3% a 8.535,67, su nivel más bajo desde abril del 2009.
Entretanto en Hong Kong, la bolsa Hang Seng bajó 4,2% a 19.030,54. En Australia,
la bolsa S&P/ASX 200 perdió 3,5% a 4.048,60 puntos.
La preocupación sobre Grecia y la eurozona impactó el viernes en Wall Street,
provocando un descenso del 2,7% del índice Dow Jones al cierre de 10.992,13
puntos. En busca de un terreno más seguro, los especuladores bursátiles
provocaron un descenso en el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años a su
peor en cinco décadas.
En este escenario, Grecia, España,
Italia, seguidos de Portugal, coinciden todos los analistas, ya se han
convertido en mecha de un potencial colapso económico financiero en
cadena que podría, como emergente principal, desencadenar un proceso de
estallidos sociales y de crisis política en toda la eurozona.
El reconocimiento de la
profundidad de la crisis por los propios líderes y autoridades monetarias,
acompañado de anuncios de más ajustes salvajes, se convierte en la
antesala natural de más explosiones sociales y conflictos sindicales
contagiándose por toda la eurozona.
Un primer nivel de respuesta a "los
ajustes salvajes" está conformado por las huelgas y protestas sociales
violentas que amenazan con extenderse de Grecia a España, y desde allí a todos
los países de la región puestos en la mira de los recortes de salarios y
reducción de beneficios sociales como Portugal, Reino Unido e Italia, entre los
más próximos.
Un segundo nivel de respuesta,
todavía potencial, pero proyectado como emergente, es un proceso de "crisis
de "gobernabilidad" política que va sobrevenir como emergente inexorable de
las protestas sociales contra los gobiernos y la clase política.
Con Estados quebrados por la crisis
fiscal, con una recuperación todavía débil de la recesión , mercados financieros
volátiles (vuelta a la desconfianza del sube y baja), contracción del
crédito orientado a la producción, consumo social sin recuperación, bajas de
recaudación y subas siderales del déficit, desempleo masivo y ajustes salariales
en ascenso la "bomba social" (emergente de la crisis y de los ajustes) ya
asoma como el desenlace más lógico en la eurozona.
Actualmente hay 23 millones de
europeos sin trabajo, y la desocupación seguirá creciendo según todas las
estimaciones.
Un 8% de la población europea tiene un empleo que no le permite salir de la
pobreza, y 80 millones viven justo en el umbral que marca la pobreza.
No obstante los anuncios de
"recuperación", la productividad económica es famélica y hace que el
crecimiento estructural europeo sea dos tercios menor que el estadounidense.
Los déficits públicos regionales ya
alcanzan una media de 7% del PBI contra el límite de 3% que había impuesto el
Tratado de Maastrich. Y la deuda sube hasta el 80%. Los bancos, siguen sin
prestar dinero como antes de la crisis, impidiendo el funcionamiento normal de
las empresas.
Estos números ilustran más que nada
sobre el declive y el colapso generalizado en la que parece haber
ingresado la Unión Europea.
Fuente, vìa :
http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/europa/0022_efecto_grecia_12sept2011.html
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http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/europa/0022_efecto_grecia_12sept2011.html
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