Es una pena grande para
un gran segmento de la humanidad que el vasto experimento que conforma
la Unión Europea no pueda frenar, no digamos retroceder, su camino hacia
la orilla del abismo. Por supuesto nadie sabe cuánto espacio queda por
delante antes del cataclismo, y sólo nos enteraremos el día que ocurra y
acaso diremos que era inminente.
Desde luego que no todo lo que llegaba de la UE hacia el resto del
mundo –pienso especialmente en lo que se llamó tercer mundo–, era noble y
civilizado. No todos los países de la UE han tenido siempre las mismas
posiciones frente a los problemas del mundo, pero, por ejemplo, fue
nefasto casi todo lo que derivó de las decisiones de la Organización del
Atlántico Norte (OTAN). Pero su insistencia internacional en los
derechos humanos, en la democracia, en la educación, había venido siendo
persistente.Las aportaciones de la UE a un mundo civilizado fueron deliberadas y activas, mientras no llegó la crisis. Ahí están, por ejemplo, los proyectos ALFA gestionados desde Bruselas, como valiosos apoyos al desarrollo de la educación superior de América Latina. Un pequeño país como Dinamarca es la nación que aporta la mayor proporción de su PIB, en el mundo, como ayuda al desarrollo.
Pero la crisis ha puesto a descubierto debilidades profundas en la construcción de la UE. Según Der Spiegel el euro se ha convertido en el principal enemigo de Europa por obra y gracia de las decisiones coordinadas del gobierno de la UE, del Banco Central Europeo y del FMI. Aunque han dado un pequeño paso atrás, llegó el momento en que Grecia, por cada 10 millones de euros que pidiera prestados, debía pagar 2.5 millones de intereses al año, ¡y así quieren que Grecia se recupere!
La historia podría registrar esta crisis como la época en que gobernaron los locos para proteger a los megamillonarios. La crisis no ha crecido por sí sola, sino por las recetas de política económica que los poderes locos del mundo han decidido. Los locos han suministrado una pócima envenenada al planeta para salir de la crisis y a poco constatan que la dosis fue insuficiente.
Cuando el empleo cae, los ingresos caen. Cuando los ingresos caen, las ventas caen; cuando las ventas caen, la producción cae y cuando la producción cae el empleo cae. [...] Es un círculo vicioso difícil de romper, dijo Laksman Achuthan, director del Economic Cycle Research Institute de Estados Unidos, en referencia a la que ven como una inminente
nuevarecesión.
El proyecto euro en la UE era que la productividad convergería
a niveles similares en toda Europa. Si hubiera ocurrido habría dado lo
mismo gastar un euro en Madrid que en Copenhague, pues costaría lo mismo
producirlo en cualquier parte de la UE. Eso ya no ocurrió. Y esta gran
falla lo que construyó fue el prototípico modelo centro-periferia al
interior de la unión. Como no hay unión fiscal, el centro rico no puede
transferir recursos a la periferia pobre. Peor aún si nadie se atreve a
transformar de raíz el actual sistema monetario mundial.
Un informe reciente del FMI dice que Alemania no es la locomotora
económica de Europa: su demanda interna es reducida y no estimula el
crecimiento europeo. El FMI advierte que si no aplica reformas
importantes condenará a toda Europa a la mediocridad económica. Pero que
debe atender los problemas generados por la disminución de su
población, por algunos atrasos en la educación, el desarrollo de
infraestructuras y otras recomendaciones de este calado. ¡Debe además
reducir su dependencia de las exportaciones y aumentar su demanda
interna, mejorando de los salarios!: lo mismo que han estado diciendo a
China.
El modelo centro-periferia ha sido confirmado más recientemente por
la OCDE. Hay al interior de la UE un norte rico y un sur pobre. Durante
demasiados años el ahorro de los países de este norte europeo, compuesto
por Alemania, Holanda, Austria, Bélgica y Finlandia, ha financiado el
gasto de los países del sur: Francia, Italia, España, Grecia, Irlanda y
Portugal, facilitado por el euro (por cuanto eliminó los riesgos con el
tipo de cambio) y por la libre movilidad de capitales. En concreto, esos
ahorros del norte no fueron utilizados para financiar inversiones
productivas. De ese modo la brecha de productividad entre el norte y el
sur, se mantuvo. Si la productividad y la competitividad hubieran
crecido en el sur, estos países habrían podido aumentar sus
exportaciones, para nivelar su saldo en cuenta corriente de la balanza
de pagos que, en los hechos, fue financiada por el capital líquido del
norte. Los países del norte sí que trabajaron, se metieron a fondo en la
sociedad del conocimiento y la innovación.
Lo mismo ocurre con Estados Unidos y China. Este país innova y
produce a bajísimos costos y financia el déficit externo de Estados
Unidos. Si a ese país no le ocurre lo que al sur europeo, es porque
imprime la moneda hegemónica.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/09/06/opinion/019a2pol
http://www.jornada.unam.mx/2011/09/06/opinion/019a2pol
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