Las recientes revelaciones sobre el plan encubierto de la
administración Obama para introducir en 2010 de manera clandestina armas
a territorio mexicano destinadas a los cárteles y a los
paramilitares confirman una vez más que Estados Unidos ha hecho pasar de
manera deliberada en los últimos cuatro años decenas de miles de armas
al sur de la frontera como parte de su proyecto para hundir a México en
la violencia, hacer valer su tesis de que México es un Estado fallido y
poder controlar mejor el aparato estatal de nuestro país, para lograr
apoderarse por completo del petróleo y de otras riquezas estratégicas.
1.
El gobierno panista de Felipe Calderón Hinojosa no ha sido ajeno a esta
estrategia, que ha respaldado plenamente, tanto por afinidades
ideológicas (por el odio que profesa al Estado surgido de la Revolución
Mexicana) como en el objetivo de poder quedarse con el poder en 2006
tras el fraude electoral, para lo que necesitaba el apoyo de Washington,
como lo han estado confirmando los papeles de Wikileaks difundidos por La Jornada, y
así asumió como suyas estas políticas entreguistas que se le impusieron
y que evidencian no nada más su corrupción sino su indudable traición a
México.
2. La estrategia desarrollada para nuestro país luego de
2006 prosiguió y ahondó el esquema político neoliberal concebido en los
años 60, impulsado por Ronald Reagan en los 70 como Plan México y
redefinido en su versión política más delirante en el nuevo siglo por la
grave crisis financiera, económica y moral por la que ha atravesado
Estados Unidos durante las administraciones de George W. Bush y de
Barack Obama, bajo el rubro de Iniciativa Mérida. Y ya se sabe que en lo
político pretende subvertir el antiguo orden institucional mexicano,
dejando la Constitución de 1917 como letra muerta, tornando inoperantes
las principales leyes federales, y en especial las que consagran los
derechos de la nación y las garantías sociales, entregar el control de
la economía a los organismos financieros internacionales subordinados a
Washington, intervenir de manera directa en el control de fronteras y
costas, destruir al Ejército Mexicano y terminar con el pluralismo
político, haciendo de México un territorio donde las multinacionales
tengan vía libre para saquearlo.
3. La llamada guerra contra el
narcotráfico de Calderón fue en tal esquema el eje articulador de dichas
políticas, como lo fueron en su momento las guerras de invasión en
Afganistán y en Irak y ahora pretende serlo la de Libia. Esta guerra fue
impuesta al débil, abrumado e inseguro panista Felipe Calderón, como lo
calificaron desde 2006 los funcionarios estadounidenses, de nuevo
también según los documentos del Departamento de Estado revelados por Wikileaks y La Jornada, y
con ella se buscó crear un clima generalizado de terror, destruir la
solidaridad colectiva y criminalizar la inconformidad social, pero
también reordenar en provecho de Estados Unidos el negocio del narco, para lo cual se buscó apoyar a unos cárteles y combatir a otros, o dividirlos, para lo cual era menester un clima desbordado de violencia y se requerían las armas.
4.
El nuevo escándalo estalló luego de que el policía federal
estadounidense John Dodson, integrante de la Agencia Federal de Alcohol,
Tabaco y Armas de Fuego, que tenía como misión impedir desde Phoenix
(Arizona) el flujo de armamento al sur de la frontera, reveló el jueves 3
–mismo día del encuentro Obama-Calderón en la Casa Blanca–, durante el
programa de televisión de CBS News, que a principios de 2010 se le
ordenó permitir el paso de cargamentos de armas de Estados Unidos a
México en el marco del operativo Rápido y furioso, aprobado por el Departamento de Justicia, para supuestamente seguirles el camino y detectar a los cárteles, con
lo que miles de rifles AK-47 llegaron a México (en el marco de este
plan) poco antes de marzo de 2010, mes en el que hubo 958 homicidios, y
de que en diciembre se asesinara al agente Brian Ferry de la Patrulla
Fronteriza, con una de esas armas, pero no obstante la gravedad de lo
acontecido, tanto allá como acá, se ha buscado en estos días tergiversar
los hechos, pretendiéndose que tanto Washington como México ignoraban
la dimensión de lo acontecido.
5. La pregunta más sencilla no hace sin embargo más que exhibir a la “guerra contra el narco” de Calderón como lo que es: una guerra contra el pueblo de México. ¿Podrían haberse llevado a cabo estos operativos en la frontera más vigilada del planeta –porque el de Fast and furious no
es el primero- sin que Washington ignorase sus alcances y sin que en
Los Pinos nadie se enterase, como pretende el equipo de Calderón?
6.
El nuevo escándalo han buscado minimizarlo tanto allá como acá, por la
sencilla razón de que puso de manifiesto una vez más que la violencia
que ha ensangrentado a nuestro país ha sido inducida y fomentada por los
gobiernos tanto de Estados Unidos como de México, en el marco de una
estrategia perversa que busca hacer entrar en descomposición al Estado
mexicano como vía para desmantelar a la nación y someter a los
mexicanos. El escándalo ha sido acallado en el mismo Congreso
estadounidense porque los legisladores saben que el armamento que
circula en territorio mexicano no proviene de alguno otro de los
principales países exportadores de armas (Gran Bretaña, Francia, Rusia o
Alemania) sino de Estados Unidos, donde no se combate a los cárteles locales y donde el gobierno sabe con precisión qué armas han sido vendidas y a quiénes.
7.
La introducción de las armas estadounidenses a México, decidida por
Washington y tolerada por Calderón, fue también una burla a las fuerzas
armadas mexicanas, de ahí la simulación del espurio panista tras su
visita a Washington de estar agraviado por la difusión de los cables de
la embajada estadounidense a través de Wikileaks y La Jornada, que
le dolieron por lo que de él se dice, presentándolo como sumiso,
incompetente e inseguro, y no por la caracterización crítica que se hace
en los mismos del Ejército Mexicano, porque él desde 2006 pactó con
Washington esas políticas tendientes a descalificarlo como un requisito
para entregar las tareas de seguridad a otros cuerpos armados sometidos
más directamente a Washington.
8. La supuesta guerra “contra el narco”,
que ha sido el eje de las políticas del actual gobierno panista, y que
ha cobrado la vida de más de 30 mil mexicanos, está logrando sus
objetivos: Calderón se ha mantenido en la silla presidencial con el
respaldo en todos los órdenes de Estados Unidos y anda ahora desaforado
pretendiendo que un panista lo va a suceder en 2012, y a su vez
Washington ha logrado ir imponiendo la tesis de que México es un Estado
fallido y, en contra de lo que prevé la Constitución, se ha ido
apoderando de los espacios y recursos estratégicos de la nación.
Enlaces: Los cables sobre México en WikiLeaks
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/mexico-las-armas
No hay comentarios:
Publicar un comentario