Piñera, Carlos
Larraín, Evelyn Matthei, Bachelet, los nuevos rostros de la Nueva
Mayoría, son algunos de los personajes que transitan en las páginas de
“Pan y circo: las desventuras de la fauna política chilena” (Reservoir
Books), el nuevo libro del humorista gráfico y colaborador de este
pasquín Guillermo Galindo, del que aquí presentamos una fina selección.
Durante mucho tiempo, no querías que se supiera tu identidad real. Y preferías que te conocieran como “Malaimagen”. ¿Qué te hizo salir del clóset?
-Al principio, cuando empecé con Malaimagen existía entrecomillas ese anonimato que le daba cierto misterio al asunto. Era divertido. Además, yo quería que se conociera la marca Malaimagen y que fuera mi seudónimo oficial. No me interesaba que se supiera mi nombre, además que soy un poco tímido. Pero, en realidad, no tenía mucho sentido. Cuando salió el primer libro, tuve que empezar a ir a presentaciones. Entonces, el anonimato quedó como anécdota nomás.
¿Y te ha gustado salir del anonimato?
-Sí, fue como una liberación. Ya no tenía la presión de tener que estar separando al personaje del autor. Ahí fue como asumir que soy una misma persona y que tengo un seudónimo que lo tengo por una casualidad, nomás.
La derecha fue caldo de cultivo para los humoristas gráficos. No así con la Nueva Mayoría. ¿Por qué son tan fomes los de izquierda?
-La Nueva Mayoría es más empaquetada. Es más fome. Son más medidos, más serios. Y, claro, Piñera fue el presidente más chascarriento del último tiempo. Era materia fértil para hacer chistes.
¿Eres un huérfano de Piñera?
-Ja, ja, ja. No. Todo el mundo me dice lo mismo. Pero yo había hecho humor político antes de Piñera.
Carlos Larraín es otra de tus obsesiones.
-De hecho, Carlos Larraín es mi facho favorito.
¿Y Bachelet qué vendría siendo para ti?
-Bachelet me costó dibujarla al principio. Porque no hablaba nada. Pero, de a poco, se fue soltando y me fui soltando yo. Claramente, es acomodarse a nuevos personajes. Elizalde no es lo mismo que Chadwick o los otros voceros. Ahora estoy tratando de agarrar a los nuevos, como Peñailillo, pero son fomes.
¿Que te pareció la vuelta de Matthei? Volvió más loca que nunca…
-Es como la loca de los gatos, ja, ja, ja. Dijo que los profesores ganaban muy poco, pero claro lo dice ahora que es profesora, poh. Qué bueno que se dio cuenta, pero es un poco atrasado. La Matthei es como esos personajes pinochetistas, que tienen una forma distorsionada de la realidad, de las que no se puede esperar mucha cosa. Eso que estemos casi en la Unidad Popular 2.0 es como que estuvieran rayando la papa.
Y tú políticamente, ¿te defines de algún partido?
-No, no. La política es una cosa bien cochina. Pero siempre ha sido así. Cuando la gente dice que estos tipos están haciendo negociados, o transan, o acuerdos, puta, yo entiendo que la política es un poco eso. Entonces, la política es lo que a la gente le molesta que sea. Y en eso, no hay tanto que hacer al respecto.
¿Votas?
-En la última voté, pero para cachar cómo era. Fue como para participar de “la fiesta de la democracia” como le dicen algunos, pero la hueá es un circo. Estás eligiendo a los mismos de siempre, que se van a juntar con los mismos de siempre. Al final, son todos amigos, toman café juntos. No sé si los cambios reales vengan de la gente por la que uno vota. Ahora, como estoy metido en el humor gráfico político, dije “voy a ir para ver cómo es”. Por último, fui a votar para que después cuando te tiran ese argumento hueón de que si no votaste, no podís opinar, salir con que “sabís qué más, voté”
¿Qué te parece que Gabriel Boric o la Camila Vallejo terminaran metiéndose en lo que llamas política cochina?
-Cada individuo puede tomar el camino que quiera para lograr los cambios que quiera. No tengo ningún derecho de juzgarlos. El tiempo les dará o no la razón. Eso sí encuentro un poco injusto que se recuerde solamente esos nombres y no se rescate a todos esos estudiantes anónimos del movimiento estudiantil.
A la Camila Vallejo la has dibujado poco.
-Sí, pero me acuerdo que la dibujé cuando fue a Tolerancia Cero. Y me putearon de una manera… Yo leía los comentarios y era puteá tras puteá. Decían que me había vendido, que estaba con el gobierno de Piñera y que me habían dado mi chocman para que me tirara en contra de Camila Vallejo. Fue medio alucinado el asunto.
¿Cuál es el personaje político más fome para dibujar?
-De los de ahora no sé… pero recuerdo que el candidato que me costó más fue Ricardo Israel, era demasiado fome. Por suerte no salió presidente, ja,ja,ja.
¿A quién te falta dibujar?
-A Andrade parece que no lo he dibujado nunca. Hay algunos que dibujé mucho, como Allamand y Golborne. Me aburrieron ellos como personas. Son como agotadores. En general, trabajar con política es agotador. Uno entra a colapsar. Porque al final trabajai con temas serios. Estás trabajando con gente que está tomando decisiones para el país y eso no siempre es gracioso. Al contrario, es denso.
¿Le terminas agarrando cariño a tus personajes?
-O sea, cariño cariño, no. Pero me pasa que cuando veo a estos personajes, los veo con la cara que yo les hice. Cuando los veo, estoy pensando más en mis dibujos que en ellos como personas. Para mí, es raro separar ambas cosas. Uno le tiene cariño al dibujo que hizo. Es una relación rara que no sé en qué terminará. Espero que bien.
¿Te interesa la farándula para dibujar?
-No es un tema que me interese. Además, no veo mucha tele, porque me quita tiempo. Y como ya hice una parodia sobre Tolerancia Cero, no me interesa otra cosa con tele por ahora. Esa hueá de la farándula me emputece. La farándula es de las peores huevás que hay en el país. Me da rabia cuando dicen que la farándula es lo que la gente quiere. La gente pide farándula porque la han bombardeado con farándula de un tiempo a esta parte. Lo de generar polémicas estúpidas entre uno que se cortó el pelo y la otra se puso silicona, es una idiotez y una técnica de estupidización. No es que yo sea más inteligente o lo que yo haga tenga más valor. No. Pero cuando hablan del periodismo de farándula, y se trata de inventar polémicas donde no las hay, puta, para mí eso no es periodismo. Eso es ser cahuinero, nada más.
Pero la política también tiene de eso. Es cahuín.
-No sé. La farándula es una cosa ficticia. No tiene ninguna importancia. La política, al menos, existe y a veces puede tener show. Pero la farándula es sólo show. Y nada más.
La gente que te sigue en tuíter se habrá dado cuenta que eres fanático de Jorge González, ¿de dónde viene tu fanatismo?
-Es el músico más grande que ha tenido Chile. Obviamente, sin desmerecer a Violeta Parra y Víctor Jara, que son los otros dos grandes. La diferencia es que tenemos un referente que está vivo. Yo no pude ver a Víctor Jara. Habría sido la raja. En general, la postura del chileno es tirar pa abajo al que le va la raja. Aquí no se respeta a los ídolos. Y le tiran mierda: no, que este hueón es feo, canta mal, es pesado, que es resentido. A mí me gusta valorar las cosas más que chaquetearlas.
Algunos piensan que el ídolo más grande es Álvaro Henríquez y no Jorge González.
-No podís comparar a Los Prisioneros con Los Tres. Los Prisioneros le pegan cien mil patás a Los Tres. Las letras de Jorge González están años luz de las de Álvaro Henríquez. Y, pa qué tanta huevá, las letras de González le pegan mil patadas en la raja a casi todos los grupos chilenos, como Los Jaivas y todas esas bandas que dicen que son las mejores de Chile. No hay comparación. No hay nadie que le haga el peso.
vía:
http://www.theclinic.cl/2014/09/28/domingo-malaimagen-dibujante-la-politica-es-una-cosa-bien-cochina/
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