Acin.- Paramilitares del Bloque Vencedores de
Arauca torturaban a sus víctimas con serpientes venenosas, perros de
pelea y choques eléctricos, antes de asesinarlos.
Son innumerables las formas de torturas que crearon los paramilitares
para generar terror o simplemente para satisfacer sus ansias de
venganza. El uso de animales salvajes como caimanes, los
desmembramientos de las víctimas aún vivas, la violencia sexual y otras
formas de presión con bolsas llenas de detergentes e inyecciones, son
solo algunas de las técnicas que usaban las autodefensas sin
remordimiento.
El Bloque Vencedores de Arauca fue conocido como uno de los grupos de
autodefensas más crueles del país por las formas de tortura física y
psicológica a las que sometían a sus víctimas, la cuales incluyeron
desde el uso de culebras venenosas y de perros de pelea, hasta
quemaduras con hierros para marcar ganado y choques eléctricos.
Según Miguel Ángel Mejía Múnera, alias ‘El Mellizo’ y Orlando Villa
Zapata, alias ‘Raúl’, jefes del Bloque Vencedores de Arauca, nunca se
dio la orden ni el permiso de realizar este tipo de actos.
“Por la falta de comunicaciones y el difícil acceso a la zona de
Arauca y Tame, muchos de los comandantes empezaron a abusar de su poder
hasta convertirse en unos genios de la crueldad y del terror” aseguró
alias ‘El Mellizo’ quien se encuentra extraditado desde el 2009 en una
cárcel de Estados Unidos.
Este es el caso de Jorge Yesid Baena Toro, alias ‘Martín’ y de José
Rubén Peña Tobón alias ‘Sargento’ o ‘Lucho’, ambos ex miembros de las
fuerzas militares que se convirtieron en jefes de la compañía
‘Centauros’ de Arauca y Tame, municipios en donde se registraron la
mayoría de estos casos de tortura.
Sin embargo, según información de Justicia y Paz estos
comportamientos no fueron espontáneos, y por el contrario hicieron parte
de una estrategia de manipulación similar a la que usaba el ejército
nazi en Alemania.
“En el caso de Colombia dentro de los grupos ilegales suele haber una
persona encargada exclusivamente de llenar de odio y de rencor a sus
miembros para crear una masa manipulable de hombres sin conciencia capaz
de cualquier cosa”, aseguró el psicólogo Bergman Mancipe quien trabajó
con desmovilizados de los Llanos Orientales, Urabá antioqueño y
Putumayo.
Pero, ¿Cuáles son las razones que llevaron a estos paramilitares a
torturar y a asesinar sin conciencia y sin control? ¿Por qué llegan los
actores del conflicto a estos límites de crueldad incluso para asesinar a
niños indefensos?
La matemática de la venganza
Según se conoció en la legalización de cargos contra varios
desmovilizados del Bloque Vencedores de Arauca, estas formas de tortura,
según especialistas en la psicología del conflicto, muestra que tanto
los paramilitares como los guerrilleros usaban la misma estrategia que
utilizaron los nazis en el Holocausto para crear un ejército motivado
por el odio y la sed de venganza que disfruta torturar y asesinar.
Uno de los episodios que muestra este tipo de comportamiento, fue el
ocurrido el 23 de febrero de 2003 y que fue protagonizado por Yesid
Baena Toro, más conocido como ‘Martín’, quien fue jefe del grupo
conocido como ‘Centauros’ del Vencedores de Arauca. Ese día, este
paramilitar les dijo a sus patrulleros: “Vamos a divertirnos un rato”.
Según documentó la Unidad de Justicia y Paz, ‘Martín’ y sus hombres
retuvieron a Manuel Espitia* en la vereda El Caracol en Tame, señalado
supuestamente de tener vínculos con la guerrilla del Eln y antes de
matarlo lo sometieron a cinco formas diferentes de tortura.
En el momento del crimen estaba presente José Elver Izquierdo, alias
‘El eléctrico’, hoy preso en la cárcel de Girón, Bucaramanga y quien
fuera tenía dos culebras cascabel que llevaba en una pecera para
torturar a sus víctimas.
Lo primero que hizo alias ‘Martín’ fue dispararle en las piernas a
Espitia, al tiempo que llamó a ‘El Eléctrico’ a quien le ordenó traer
sus serpientes y a su perro bóxer para continuar con la tortura.
En el interrogatorio además de golpearlo por horas y cortarle las
orejas, ‘Martín’ ordenó traer gasolina en un balde para prenderle fuego a
la víctima. Según las versiones de los patrulleros que estuvieron
presentes, al final, el paramilitar decidió matarlo con dos disparos en
la cabeza.
“En ese momento no entendíamos que lo que hacíamos estaba mal y
torturábamos a la gente con lo primero que nos encontrábamos porque los
comandantes los hacían siempre y nadie nos decía nada”, aseguró uno de
los patrulleros del Bloque que participó en este atroz asesinato y que,
en la versión libre, aseguró que estaba arrepentido de todo el dolor que
les había causado a sus víctimas.
Según varios paramilitares que participan en Justicia y Paz y
familiares de las víctimas que fueron testigos de la crueldad de los
hombres de Alias ‘Martín’, éste promovía el odio entre sus subalternos
para despertar el dolor y el rencor reprimidos en los combatientes, los
cuales en su gran mayoría habían sido víctimas de las acciones de la
guerrilla.
“Ese que esta en frente suyo pudo ser el que asesinó a su familia”,
era la frase recurrente con la que los jefes paramilitares activaban el
instinto de violencia que cegaba a los patrulleros al momento de
torturar.
Cuatro días de terror en El Caracol
La vereda de El Caracol ubicada en el municipio de Tame, fue el
escenario la mayoría de las incursiones violentas del Bloque Vencedores
de Arauca.
Con el apoyo de la Casa Castaño, las estructuras paramilitares de los
‘Mellizos’ se posicionaron en las áreas urbanas y rurales de Arauca
dejando a su paso más de 2.113 víctimas entre el 2001 y el 2005. Según
la información de Justicia y Paz, la mayoría de estas víctimas se
concentraron en los municipios de Tame donde se ubica la vereda de El
Caracol.
Desde el 4 de marzo de 2003 y durante cuatro días, esta vereda
presenció una jornada de terror que dejó siete campesinos muertos y dos
mujeres abusadas sexualmente, una de ellas menor de edad. Esta incursión
es conocida como la masacre de los hermanos Martínez y allí se hizo más
evidente los excesos, torturas, y la brutalidad paramilitar en Arauca.
Según las versiones de los paramilitares, los hermanos Martinez:
Edison Alfonso, Edwin Yesid, Teobaldo José y Jaider Manuel, vivían en el
corregimiento El Caracol en la finca Pringamosa, y fueron retenidos en
plena vía principal junto con Nayib Alfonso Altamar, Juan Evangelista
Pérez y Jhonnis Javier Gonzáles, otros tres campesinos de la zona. Los
siete retenidos iban en una camioneta con tres mujeres y tres menores de
edad.
La orden de capturar a los hombres la dio José Rubén Peña Tobon un
paramilitar conocido con el alias ‘Lucho’, quien los señaló de
supuestamente pertenecer a la guerrilla del Eln. Alias ‘Tom’ fue el
encargado de iniciar los interrogatorios de los campesinos quienes
aseguraron que se dirigían a la casa de su padre adoptivo Pedro Manuel
Camacho Guardia, quien fue secuestrado al día siguiente.
Aunque alias ‘Lucho’ tomó la decisión de dejarlos ir, Jorge Yesid
Baena Toro, alias ‘Martín’ impidió que se fueran y dio la orden a sus
hombres de asesinar a los siete campesinos, sin ningúin motivo aparente.
De acuerdo a la versión de alias ‘Lucho’ antes de ser asesinadas las
primeras dos víctimas los obligaron a boxear entre ellos mientras el
resto de la compañía Centauros aprovechaba para golpearlos. Estas
prácticas eran usadas continuamente por los paramilitares del Bloque
Vencedores de Arauca que obligaban a las mujeres víctimas a pelearse con
las mujeres del bloque e incluso en algunos casos, forzaban a las
víctimas a matarse entre ellas.
Luego, a uno de ellos lo asesinaron con un disparo en la cabeza
mientras a la segunda intentaron ahorcarla. Al ver que aún estaba viva,
José Manuel Hernández, alias ‘Platino’, tomó un gato hidráulico y lo
golpeo en la cabeza varias veces.
A otra de las víctimas la colgaron de un árbol de cabeza para
interrogarlo y, como no daba información, alias ‘Platino’ puso yerba
seca en el piso y le prendió fuego para quemarle la cabeza. A otros les
llenaron las bocas de crema dental y los electrocutaron con unos cables
de luz, al tiempo que los apuñalaban y los golpeaban con garrotes.
Durante toda la masacre, tanto alias ‘Martín’ y como alias ‘Lucho’
los animaban a asesinar a las víctimas de formas creativas recordándoles
que no se trataba de seres humanos sino de guerrilleros y que por lo
tanto lo que hacían estaba bien.
De acuerdo con las versiones de los miembros del Bloque que
participaron en estos crímenes, en medio de la guerra se pierde la
noción de lo que está bien y mal, y sólo ahora son concientes de lo
actos de barbarie que cometieron.
No dejar semilla de guerrilla
El 27 de enero de 2003 Ana Prieto* se enteró por la emisora Cinaruco
que su hijo Pedro había muerto junto con su padrino Carlos Hidalgo* de
66 años. Los cuerpos habían sido hallados por los vecinos, colgados del
cuello por lasos, en una casa ubicada en el caserío de El Caracol, en
Arauca.
Aunque quisieron hacer parecer que se trataba de un suicidio, la
madre del niño se enteró de que sus familiares habían sido asesinados
por los paramilitares del Bloque Vencedores de Arauca que señalaron a
Hidalgo como auxiliar a la guerrilla.
Ferney Alvarado Pulgarín alias ‘Cúcuta’, confesó en Justicia y Paz
que alias ‘Martín’ le dio la orden de asesinar al hombre sin hacer ruido
y como en la operación también estaba alias ‘El Eléctrico’ con sus
culebras, pensó que usar a estos animales podía ser la mejor opción.
¿Cómo quiere morir?,¿Con arma blanca, con la culebra o ahorcado?, le
preguntó Alias ‘Pulgarín’ a Carlos Hidalgo a lo cual el campesino
respondió que prefería ahorcado. Luego de colgarlo de una viga dentro de
la casa, ‘Martín’ les ordenó matar a un niño que dormía en la casa.
Según alias ‘Cúcuta’, alias ‘Chichi’ sacó el cinturón con el que lo
asfixió.
Los patrulleros que participaron aseguraron que seguían órdenes y que
no se oponían a ellas por miedo a que sus jefes los asesinaran.
“A raíz de estos excesos fue que mandé asesinar a alias ‘Martín’”,
aseguró Miguel Ángel Mejía Múnera, quien agregó que en la guerra no
existen limites ni siquiera con los niños y aunque no fue política del
grupo, preferían asesinar para evitar que la víctima se convirtiera en
guerrillero.
Por estos hechos la sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de
Cundinamarca condenó a José Rubén Peña Tobón, alias ‘Lucho’ o ‘El
Sargento’,y a dos de sus subalternos, José Manuel Hernández Calderas,
alias ‘Platino’, y Wilmer Morelo Castro, alias ‘Boqui’, a ocho años de
prisión por 11 tipos de crímenes distintos cometidos contra los
pobladores del departamento de Arauca.
A pesar de que tanto alias ‘Mellizo’ como alias ‘Rubén’ aceptaron que
la situación en algunas zonas de Arauca se les habían salido de las
manos, agregaron que en la guerra no existen reglas y que incluso,
conocían que algunos de sus hombres usaban magia negra contra el
enemigo.
Antes de emitir la sentencia condenatoria, los magistrados de
Justicia y Paz solicitaron que los paramilitares -además de pedir
perdón- sean tratados por especialistas que pongan fin a los ciclos de
odio y venganzas que fueron propagados por sus jefes.
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Fuente: Acin: http://www.nasaacin.org/contexto-colombiano/4053-las-formulas-de-tortura-del-bloque-vencedores-de-arauca
Vìa,fuente:
http://servindi.org/actualidad/65240